CJ McCollum, floreciendo como base de la segunda unidad

está cumpliendo en su rol secundario

CJ McCollum es el segundo jugador más importante de los Blazers después de su All-Star y hombre franquicia, Damian Lillard. También es su segundo base y único jugador capaz de generar sus propios tiros y para el resto de compañeros fuera de la estrella de Portland. Por eso su buen papel dirigiendo la segunda unidad es una de las claves en el sorprendente buen rendimiento de la franquicia de Oregon en este inicio de año, con 11 victorias y 15 derrotas cuando muchos los veían en un lugar no mucho mejor que a los Lakers.

El otro día el entrenador jefe de los Trail Blazers, Terry Stotts, venía a señalar que su equipo pretende que o bien Lillard o bien McCollum estén en pista en todo momento, y el gurú de las estadísticas de la NBA, John Schuhmann, tuiteaba que apenas han estado los dos juntos en el banco unos 13 minutos en toda la temporada:

Y es que Portland apenas tiene más. El otro jugador con habilidad nominal para organizar un ataque es Tim Frazier, que únicamente ha jugado 43 minutos en 13 partidos. El resto son hombres atléticos con proyección y que viven en su gran mayoría de lanzamientos que les asiste un compañero. Stotts venía a resaltar que solamente marcadores abultados, lesiones o enfermedades podrían cambiar este planteamiento:

«Es intencionado, quiero uno de ellos en pista en todo momento. Funciona ya que CJ es nuestro escolta titular y base suplente, así que tiene sentido… De la manera en que están las cosas, sólo palizas, problema de faltas o enfermedades, esa es la única cosa que va a cambiarlo».

Este arriesgado planteamiento sin apenas plan B no ha sido siempre una apuesta segura, ya que a pesar de la explosión de McCollum en primera ronda de playoffs el año pasado, su perfil era mucho más el de un tirador que el de un armador. En 2014-15 su porcentaje de asistencias se situaba en un 10,4%. Si el ex de la universidad de Lehigh no se adaptaba a su nuevo rol la plantilla de Blazers iba a tener verdaderos problemas para generar algo parecido a un ataque normal con Lillard en el banquillo. Sin embargo McCollum, que pasó tiempo con Steve Nash en pretemporada para mejorar esta faceta de su juego, se tomó la nueva responsabilidad como un desafío y está cumpliendo con creces.

El porcentaje de asistencias de McCollum está ahora en un 18,5% y a pesar de aumentar con creces el tiempo que pasa la pelota en sus manos, su ratio de pérdidas ha decrecido de 9,4 a 9. Sus porcentajes de tiro efectivo y los estándares han caído un poco, pero esto se debe al hecho de pasar parte de su tiempo en pista sin alguien que abra espacios en la defensa rival como Lillard. Aún así, en jugadores con más de un 20% en usage percentage – porcentaje de posesiones que un jugador de dicho equipo usa cuando está en pista -, su 53,3% de porcentaje de tiro verdadero – que ajusta el valor de los triples e incluye también los tiros libres – está a la par de jugadores como Bradley Beal, DeMar DeRozan, Nikola Mirotic, Reggie Jackson o Tyreke Evans.

Sus números individuales sin Lillard son, como cabría esperar, muy inferiores, ya que según Basketball-Reference.com, McCollum como base – incluí en la búsqueda los minutos sin Frazier también – apenas está acertando un 38,4% de sus tiros, aunque su porcentaje de tres no sea demasiado malo con un 34,1%, pero reitero que esto es totalmente normal ya que los Blazers no tienen absolutamente a nadie que pueda asistirle si su estrella está en el banquillo. De hecho, McCollum sólo fue asistido en un 19,7% de sus tiros jugando como base de la segunda unidad, mientras que como escolta esa cifra se incrementa a un 38,9%. Para ponernos en contexto, Lillard es asistido en algo más del 30% de sus tiros. Se puede decir sin duda que es aceptable ese descenso en efectividad de cara al aro cuando alrededor tuyo están Ed Davis, Maurice Harkless o Gerald Henderson.

Sin embargo las segundas unidades con McCollum a la cabeza están siendo sorprendentemente satisfactorias. Teniendo en cuenta que la muestra es pequeña, la cuarta combinación de cuatro jugadores – que suele ser un baremo más apropiado que los quintetos ya que el número de minutos para estudiar es ampliamente superior – con más tiempo en pista, y primera sin Lillard, con McCollum, Al-Farouq Aminu, Noah Vonleh y Mason Plumlee, es la mejor de todas en los Blazers, pues está superando a los rivales en 8,7 puntos en algo menos de 200 minutos. Otra combinación sin Lillard y con McCollum, Davis, Allen Crabbe y Harkless, está anotando 4,6 puntos más que el conjunto contrario en algo más de 160 minutos.

Como iniciador del pick n’ roll McCollum está sumando 0,89 puntos por posesión, la misma cantidad que Lillard, lo que le sitúa en un muy buen 75,4 percentil, mejor que el 74,3 de Lillard, que sufre algunas pérdidas más – 14,9% por 13,7% del escolta -. Con un mínimo de 100 posesiones, sus cifras de anotación dirigiendo la jugada básica que todo base en la NBA debería dominar, le sitúan entre la élite, ya que apenas 11 jugadores suman más puntos que él.

McCollum, en su tercer año, ha dado un salto definitivo de promesa a segunda opción en un conjunto competitivo, no sólo aumentando su participación como anotador sino también con su mejora como playmaker, ayudando a que la segunda unidad de los Blazers sea una de las sorpresas positivas de la temporada.  Tras la desbandada de los LaMarcus Aldridge, Wesley Matthews, Robin López y Nicolas Batum, Portland necesitaba de alguien que recogiera el testigo y diera soporte a Lillard en el presente y el futuro a corto plazo, y McCollum no está decepcionando. Sus números han subido y ahora el escolta de 24 años promedia 19,7 puntos, 3,4 rebotes, 3,8 asistencias y 1,3 robos en 35 minutos, y a pesar de intentar 3,7 triples más por encuentro esta temporada, su porcentaje se mantiene en un sólido 39,6%. El único punto a mejorar es su efectividad cerca del aro, pero con su pequeña estatura y falta de corpulencia era posible esperar un resultado parecido:

La otra gran deficiencia de su juego, y relacionada notablemente con el hecho anterior, es su poca predisposición a sacar tiros libres, ya que apenas está intentando 2,9 por partido. James Harden tiene una media de 10,8, Stephen Curry 6,5, Eric Bledsoe 6,1 y para encontrarte con números similares a los de McCollum tendrías que llegar hasta Emmanuel Mudiay, Jrue Holiday o Kentavious Caldwell-Pope, que por un hecho o el otro no son buenos ejemplos para compararse – Lillard promedia 5,3 intentos y Plumlee 4,8 -.

De todas maneras, el impacto este curso de McCollum, con ese rol imprescindible de segundo base y el aumento de responsabilidades, está siendo muy notorio. Portland tiene +2 de rating neto con él en pista – siempre por cada 100 posesiones -, mientras que cuando se sienta el número es bastante negativo, -5.5. Ese +7.5 de diferencia es incluso superior al de Lillard, que está en +4.8.

Como el plan para lo que queda de campaña es que sigan repartiéndose las labores de creación los dos jugadores de perímetro de los Blazers, es posible que el aumento de experiencia que acumule McCollum termine por superar estos datos, que si bien no son brillantes ni mucho menos, no están nada mal para un escolta anotador que tiene que crear ataque en un quinteto rodeado de lanzadores de ladrillos.