Eric Gordon, una historia difícil en New Orleans

es la primera pieza que quieren liberar los Pelicans

Gordon
Fuente: TonyTheTiger (CC)

A pocos días del trade deadline (el 18 de febrero), como ya viene siendo habitual, no paran de sucederse rumores de traspasos, desde los más factibles hasta los más inverosímiles. Muchos equipos con aspiraciones reales al título intentan reforzar sus plantillas con jugadores que, probablemente en su último año de contrato, les den ese salto de calidad que necesitan para optar al anillo a costa de perder piezas de futuro. Otros equipos buscan todo lo contrario. Con la temporada perdida, ya planean el futuro, y empiezan a ver con buenos ojos traspasar a sus mejores jugadores, preferiblemente en último año de contrato, para conseguir futuros picks en el Draft o jugadores aún muy verdes con potencial para explotar.

Y luego están los Pelicans, que en una decepcionante temporada, están en tierra de nadie, con un muy mal balance pero con aspiraciones aún muy reales de alcanzar los Playoffs (debido a lo barata que está la octava plaza en el oeste este año, a 3’5 partidos de los Blazers ahora mismo), que era el objetivo de la temporada y para el que se diseñó esta plantilla.

De la franquicia de Nueva Orleans, hay varios nombres relacionados con posibles traspasos, como los de Ryan Anderson, Tyreke Evans (este último sorprendentemente bajo mi punto de vista) o el de Eric Gordon

Sobre Gordon, este sigue inactivo por la fractura en un dedo de la mano derecha que sufrió hace ya 11 días ante Minnesota, lo que le mantendrá fuera de las canchas de 3 a 5 semanas más. Ver como el escolta queda en el dique seco durante una temporada no es algo nuevo para la franquicia de Louisiana, puesto que van ya varias lesiones desde que Gordon llegó al equipo en el verano del 2011 como parte implicada (junto con Kaman, Aminu y una ronda del draft que fue Austin Rivers) del traspaso que llevó a Chris Paul a los Clippers.

Este último percance llega, además, en un muy mal momento tanto para él como para su club. Eric Gordon está en el último año de un suculento contrato, y su baja es un handicap bastante importante a la hora de dejarse ver y de poder aspirar a otro contrato lo más beneficioso posible para sus intereses este verano, cuando sea agente libre. Para los Pelicans, por su parte, su lesión llega en el peor momento posible. Con un balance de 13-27 en el momento de la lesión (18-28 ahora mismo, 5-1 sin él), la situación en el calendario (recién empiezan los buy-out y se abre la veda para los traspasos) hace que sea casi imposible colocar a Eric Gordon en algún equipo y sacar o bien otro jugador o rondas del draft en caso de que las aspiraciones de llegar a los Playoffs se den por imposibles.

Esta situación no es sino otro capítulo más del accidentado paso de Gordon por los New Orleans Hornets/Pelicans.

El jugador vino a los Pelicans en un traspaso múltiple que mandó al por entonces jugador franquicia de Nola, Chris Paul, a las catacumbas que eran entonces los Clippers. La pieza más importante que vino de ese intercambio fue Eric Gordon, un explosivo escolta, número 7 del draft del 2008, (el de Rose, Westbrook y Kevin Love) que maravilló en el «hermano pobre» de L.A, sobre todo en su última temporada, donde promedió 22’3 puntos y 4’4 asistencias por partido.

Y ahí, por lo visto, empezó su viacrucis. La cara de Eric Gordon en el día de su presentación era todo un poema. No era un buen presagio para lo que sería su posterior carrera en el equipo del estado de Louisiana, que, hasta la fecha, ha tenido más sombras que luces.

Empezó muy bien la 11-12’, pero eso tan solo duró 9 partidos. Se perdió los 57 restantes (de 66, temporada de lockout). En esos 9 partidos, promedió 20’6 puntos. El resto de la temporada lo pasó en el dique seco por una lesión en la rodilla derecha que afectó a los cartílagos y que lo mandó al quirófano. Al final de la misma, y después de un balance desastroso del equipo, Eric declaró que “su corazón estaba en Arizona”. Eso lo dijo para demostrar públicamente a Demps y compañía que él no quería estar en New Orleans, y que su deseo era que los Hornets no igualaran ninguna oferta que llegase por él, pensando en la de los Suns, que fue cuantiosa y que es el contrato que ya mismo le expira. Sin embargo, los Hornets si contaban con él, e igualaron la oferta, quedándose con el jugador. Poco después Eric se retractó de sus palabras, pero se notaba que no estaba a gusto. Ni siquiera la aparición de un jugador en el draft del nivel de Anthony Davis cambió su desgana.

La siguiente temporada, la primera de Davis, jugó la mitad de la competición, 42 partidos, promediando 17 puntos por partido. A disgusto en New Orleans, las lesiones seguían lastrándole: La lesión que arrastraba de la anterior temporada de la rodilla derecha, descansos en los back-to-back y una lesión de muñeca. Y cuando jugaba su protagonismo en el equipo fue ya eclipsado por la estrella emergente Anthony Davis. Al año siguiente jugó más (64), pero sus números no paraban de bajar (15’4 puntos por partido), y el equipo, aunque iba mejorando poco a poco, seguía sin ser un aspirante a nada en su conferencia.

La temporada pasada, empezó el curso horrorosamente mal, llegando a enlazar varios encuentros seguidos con menos de 5 puntos saliendo de titular, algún rosco incluido. En las redes sociales, Gordon se disculpó con los aficionados del equipo por su nefasto rendimiento diciendo que no se reconocía a él mismo (algo no muy habitual en estos tiempos). A partir de ahí, empezó a subir su nivel, y de la mano de un Anthony Davis imperial y de un muy buen funcionamiento de la plantilla (ya con Evans, Asik, Holiday y compañía), el equipo, en un muy buen Playoff push, le ganó el puesto a los Thunder de Durant y Westbrook para disputar los playoffs, los primeros en 5 años y los primeros para muchos jugadores del equipo, incluidos Gordon. Durante esta lucha por los playoffs, a Gordon se le vio otra cara. Se le vio feliz de luchar por otra cosa que no fuera una buena posición en el Draft. A pesar de esto, no se libró de su cita habitual con el doctor. 21 partidos fueron los que se perdió Gordon, ese año la lesión fue en el hombro. En los playoffs, Gordon subió su nivel, y se ganó merecidos halagos por su juego. Los Pelicans fueron barridos por los futuros campeones por 4-0, pero Eric fue el segundo mejor jugador del equipo, promediando 18’5 puntos y tratando de tú a tú a todo un All-Star como Klay Thompson.

Este año el cambio del técnico y un seguido de lesiones, mataron las aspiraciones del equipo desde el inicio, pero contó con un Gordon sano por primera vez en mucho tiempo. Con 20 puntos por partido al inicio, él y Anderson dieron la cara. Fue hasta su lesión uno de los jugadores de la liga que más anotaba y tiraba de 3 y su precio se revalorizaba. Sin embargo el infortunio se cruzó otra vez en su carrera, y un choque fortuito con un jugador de los Wolves le rompió un dedo.

Eric Gordon es, ahora mismo, la pieza que más interesa que salga de New Orleans. Su lesión le resta valor, y eso es malísimo, pero es mejor sacar algo a cambio que absolutamente nada. Además, desprenderse de él significa desprenderse de un jugador con un historial de lesiones bastante cuantioso, y con ciertas dosis de mal fario. Así pues, habrá que esperar a ver qué hace Dell Demps o qué oferta llega por este escolta, de aún 27 años, pero lesionado, y que acaba contrato. Muchas dudas, muchos rumores. Habrá que esperar al 18 de febrero para saber si ya jugó su último partido en New Orleans, o si seguirá luchando por la postemporada con Davis y compañía.