Austin Rivers, ¿el hijo de papá?

Su paso por la NBA no es como se esperaba

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Como el sobrino del alcalde que sin mérito alguno consigue un cargo público, o como el primo sin estudios de un alto cargo de una empresa que ahora es “Jefe de Ventas” podría ser similar a la historia de Austin Rivers, o eso es lo que los más críticos dicen del joven jugador. Enchufado, protegido, hijo predilecto, favorito, niño mimado, inmune y otras muchas “ofensas” son las que ha tenido que soportar Austin Rivers por el simple hecho de ser el hijo del entrenador y General Manager del equipo en el que actualmente juega, Los Angeles Clippers.

Austin Rivers llegó a Los Angeles Clippers en su tercera campaña en la NBA, concretamente en la temporada 2014/2015, procedente de los Boston Celtics (equipo con el que no llegó a debutar), y desde entonces no han parado de lloverle críticas sobre su figura en el equipo angelino al tratarse del hijo del Entrenador y General Manager Doc Rivers. Y que sólo por eso disfruta de sus minutos en la liga, pues sus actuaciones han sido bastante decepcionantes desde que se convirtió en profesional en 2011.

Tras su paso por el Instituto Winter Park de Florida fue galardonado con varios premios, entre ellos, el de mejor jugador del año (Naismith Prep Player Of The Year) y por supuesto fue seleccionado McDonald´s All American tras promediar 28.8 puntos, 2.2 asistencias y 6.1 rebotes en su última temporada antes de irse a la universidad. Durante su etapa universitaria, siendo el base titular de los Blue Devils de la Universidad de Duke, se declaró apto para el Draft’12. Los pronósticos le colocaban en el Top 5, llegando a comparar su capacidad de tiro con la del ex jugador de los Indiana Pacers y uno de los mejores tiradores de la historia de la NBA, Reggie Miller. Muchos analistas y periodistas sólo tenían elogios para el base y afirmaban que tendría mejor carrera en la liga que su propio padre, quién durante su etapa como jugador promedió 10.9 puntos, 5.7 asistencias y 1.8 robos por encuentros tras formar parte de las plantillas de los Atlanta Hawks (1983-91), Los Angeles Clippers (1991-92), New York Knicks (1992-94) y San Antonio Spurs (1994-96).

Se presentaba al mundo como un base que también podía jugar de escolta, con un gran acierto desde más allá de la línea de tres puntos y que gracias a su entrenador en la universidad, el gran Mike Kryzewski, fue capaz de aprender a seleccionar mejor sus tiros y de controlar el tempo del equipo. Al ser elegido en el puesto número 10 del Draft de 2012 por los entonces New Orleans Hornets (actuales Pelicans), Austin Rivers estaba llamado a ser el jugador quién llenaría el gran vacío que dejó Chris Paul la temporada anterior cuando fue traspasado precisamente a Los Angeles Clippers, y sería el base perfecto para llevar al equipo a lo más alto de la liga junto a la estrella de la Universidad de Kentucky y número 1 del Draft del mismo año, Anthony Davis.

Pero nada más debutar en la NBA, estas teorías y predicciones se vinieron abajo, Rivers parecía no poder adaptarse al estilo de juego de su equipo no al ritmo tan exigente de la liga, la idea de que sería uno de los jugadores más prometedores del país se iba desvaneciendo mientras avanzaba la temporada y acabaría su temporada de novato saliendo desde el banquillo, por detrás del venezolano Greivis Vazquez y promediando 6.2 puntos y 2.1 asistencias por encuentro con un mal porcentaje en tiros de campo (32,2%), muy por debajo de lo que se esperaba de él y sin llegar a aparecer en ninguna de las listas de los mejores debutantes de la temporada, todo un fiasco.

En su tercera temporada en New Orleans y sin mostrar ni un destello de buen nivel, acomodado en el banquillo, el equipo decidió prescindir de él y le involucraron en un traspaso a tres bandas junto con los Memphis Grizzlies y Boston Celtics, equipo dónde acabó el base, y con quienes no llegó a debutar, pues tres días después le enviaron a su actual equipo en otro traspaso a tres bandas entre Boston Celtics, Los Angeles Clippers y Phoenix Suns, ya con su padre en el cargo de General Manager, por lo que las especulaciones sobre que fue Doc Rivers quién se encargó de traerle al equipo para que no cayera en el olvido de la liga fue lo primero que sonó en la prensa que giraba en torno a Los Angeles Clippers.

En su primer año en el equipo de L.A. no pudimos ver ni un ápice de todas aquellas maravillas que se hablaban mientras lideraba el equipo de la Universidad de Duke, Rivers continuaba al mismo nivel que en New Orleans y así seguiría sin demostrar su valor en la liga. En la temporada 2015/2016 ha dado un pequeño paso adelante tras el parón del All Star Weekend. A pesar de sus escasos 8.8 puntos 2 rebotes y 1.4 asistencias por encuentro parece que el joven base ha cogido un gran ritmo en la recta final de esta temporada y que llegará en plena forma para ser parte de una de las piezas importantes del banquillo, junto a Jamal Crawford, una de las claves del equipo de cara a los PlayOffs.

Tras ver aumentado sus minutos de juego debido a que el entrenador, su padre, ha decidido dar descanso a los jugadores titulares, el tercero de los cuatro hijos de Doc Rivers ha querido aprovechar su oportunidad y nos ha dejado con muy buen sabor de boca en los últimos partidos de la temporada regular.

Por esto mismo nos asalta la duda de si realmente Austin Rivers tiene un puesto en el equipo por ser el heredero de “Doc” o porque ya ha podido adaptarse a las exigencias de la liga, y que si no le faltan oportunidades, podrá dar la mejor versión de sí mismo y tener un gran papel en cualquier equipo que luche por el campeonato. Nosotros estamos ansiosos por ver cómo lo hace en estos PlayOffs y si es capaz de ir desarrollándose en las próximas campañas, o si por el contrario no es apto para jugar con los mejores jugadores de baloncesto del mundo.