No soy hater de Kobe, pero he conocido a Duncan
El '#21' merece más reconocimiento
Adam Silver está de enhorabuena. La última jornada de la temporada regular ha puesto bajo los focos de la atención mediática a la NBA, detrás del récord histórico de victorias de los Warriors y de la magnífica actuación de Kobe Bryant en su último partido vistiendo el ’24’ con la camiseta de los Lakers. Me quiero centrar en este último acontecimiento aprovechando los homenajes, celebraciones y veneraciones que está provocando su retirada del baloncesto, y de toda la parafernalia que los rodea.
Quiero comenzar diciendo que Kobe no fue nunca santo de mi devoción pero con los años he aprendido a apreciar (si eres un poco objetivo quién no) su verdadera grandeza, la de sacrificar tu cuerpo y alma por una pasión, la de dejar todo lo demás a un lado para conseguir ese pequeño sueño, ese objetivo vital, la de tener esa determinación por querer ser el jugador más grande que ha pisado la faz de la tierra. Tiene esa mezcla entre vena asesina y una cierta locura que siempre he admirado y veo que es necesaria para triunfar en lo que hagas en la vida.
Por eso mismo, a medida que pasan los años, idolatro cada día mas a Tim Duncan. Tengo que hablar de él ya que no puedo evitar ver una semejanza en sus carreras al ser de la misma quinta y haber entrado en la liga en la misma época. Y qué demonios, también porque siempre se habla de quién es el mejor jugador del siglo XXI. Duncan es un tipo normal, corriente, sin excentricidades que le hagan destacar en lo extradeportivo. Este tipo vulgar, del «montón», ha conseguido el mismo éxito que Bryant pero de una forma completamente diferente, y a mi parecer, mejor. Y en una liga que prima el espectáculo (nada que recriminar), me siento con la obligación de poner a Duncan por delante de Kobe en esta señalada fecha.
Podría ceñirme a las estadísticas y al baloncesto per sé , pero no me parece apropiado centrarme en este artículo sobre ello. Cualquiera puede echarle un vistazo a la comparativa entre las dos estrellas y sacar sus propias conclusiones. La única nota que dejaré es que la figura de los hombres altos está infravalorada respecto a los jugadores exteriores.
El valor que quiero resaltar es el de las ‘intangibles’. Aspectos ajenos al baloncesto que terminan teniendo una importancia primordial y pueden afectar eventualmente el mismo juego sobre el parqué. El baloncesto es un juego de equipo. Una suma de esfuerzos individuales para llegar a un objetivo final, que no suele ser otro que el equipo tenga éxito, o que se acerque a ello en la medida que lo permitan las circunstancias. Los Lakers siempre se han acomodado alrededor de Kobe Bryant desde 2004 con el fin de rodearlo de la mejor manera posible, mientras que los Spurs se han centrado en construir el mejor equipo con Tim Duncan como referente principal. Kobe +14 jugadores o 15 jugadores en lo que puede ser importante cualquiera. Diferencia de matiz importante.
La misma personalidad de Kobe que lo ha llevado al Olimpo de las leyendas de la NBA, también ha hecho que siempre esté en el punto de mira y gire todo sobre él, esa egolatría y falta de visión de conjunto es lo que le ha faltado para estar al nivel de Duncan en cuánto a la consecución de éxito continuo y permanente. Eso le ha llevado a no conseguir cotas de éxito parejas a un talento descomunal en bastantes ocasiones.
Tim Duncan, directamente o indirectamente, ha forjado una carrera de 19 años en PlayOffs consecutivos en lo que ya es para él un ambiente familiar y saludable, lo que ha ayudado a establecer una necesaria estabilidad para que el proyecto salga adelante. Timmy ha levantado la voz cuando se tenía que hacer, ha sido líder, ha sido el primero en sacrificarse para dar ejemplo y ha sabido dar un paso atrás cuando nadie se lo había pedido pero era necesario. Tim Duncan ha sido el modelo de jugador franquicia que querrías tener si tienes tu equipo.
Es fácil de caer en las redes de la ‘Mamba’ con sus actuaciones de 60 puntos (en 50 tiros) después de que tu antiguo compañero (que te llevabas a morir cuando compartías vestuario paradógicamente) te dice que metas 50 puntos, y tu con tus h***** llegas y metes 60. Esa actitud es inigualable. Pero sin hacer ruido, Duncan está preparándose para conseguir su sexto anillo, después de que hace 5 años se les diera por muertos a él y a su equipo. Es el valor de hacer las cosas bien.
Me parece más admirable llevar 20 años -¡20 años!- haciendo lo correcto día si y día también, dando ejemplo a todo el mundo a la vez que dominas en las canchas.
Simplemente, Kobe Bryant es un 9.8 y Tim Duncan un 9.9. Duncan por delante de Kobe. Siempre.