Rick «el infravalorado» Carlisle

Conduce milagrosamente a los Mavericks a los Playoffs

rick carlisle
Fuente: D. Bollinger (CC)

A sus 56 años, Rick Carlisle ya es considerado como un auténtico veterano en su profesión. Un superviviente en tiempos de constantes cambios en la mejor liga de baloncesto del mundo. Con la actual, el neoyorquino atraviesa por su octava temporada consecutiva a los mandos de los Dallas Mavericks, lo cual le iguala con Erik Spoelstra en la segunda posición de entrenadores en activo con más años dirigiendo al mismo equipo. Por delante de ellos, únicamente se encuentra Gregg Popovich, el catalogado por unanimidad como el mejor entrenador del momento.

Permanecer tantos años al frente de un mismo equipo no es nada sencillo. Carlisle se ha visto obligado a cambiar y revolucionar su estilo, a batallar con jugadores más cerca del retiro que de su apogeo, a competir con hombre repudiados y descartados por numerosas franquicias, a soportar estridencias en su franquicia tanto dentro como fuera del vestuario; y todo esto sin quejarse ni dejar de trabajar para alcanzar el éxito.

El último milagro que ha conseguido es clasificar a sus Mavericks a los Playoffs cuando nadie daba un duro por ellos en verano. Después del frustrado fichaje de DeAndre Jordan, los de Dallas tuvieron que armar su equipo a base de remiendos. Sobras de otros equipos. Esto, unido a la abultada edad media de la plantilla, hacía que los periodistas expertos dejasen fuera de la postemporada a los Mavs. La mayoría de ellos pronosticaban un récord negativo de triunfos, mientras que algunos incluso se aventuraban a asegurar que los de Carlisle terminarían en la última posición del Oeste.

Debe ser que éstos últimos no conocían bien el sentimiento competitivo innato que posee Rick, ya que aun con todos estos inconvenientes, consiguió una fuerte unión entre sus hombres para comenzar la temporada con un buen balance de victorias. La química era tan buena entre los jugadores que con más sufrimiento del deseado, los Mavericks se afianzaban en puestos de Playoffs. Carlisle ya había hecho magia sólo con eso, pero el destino se lo puso todavía más difícil el pasado marzo. Su quizás mejor arma, Chandler Parsons, tenía que operarse la rodilla y causaba baja para el resto del año. A este bajón anímico y deportivo se unió la abultada derrota que sufrieron los Mavs ante los Kings, lo cual les colocaba novenos y con un récord de 35-38.

Con nueve partidos por delante, la clasificación de Dallas para los Playoffs parecía para los más escépticos una simple quimera. Sin embargo, Carlisle dio un golpe en la mesa y contradiciéndose a sí mismo, decidió apostar por los jóvenes de su plantilla. El resultado y el final ya todos los seguidores lo sabéis. Un parcial de siete victorias y dos derrotas que no sólo mete a los Mavericks en los Playoffs, sino que además les vale para llegar al sexto lugar del Oeste. Quién se lo iba a decir a los siempre acertados expertos estadounidenses oye. 

La trayectoria de Rick Carlisle como entrenador se remonta al año 1989, cuando aterrizaba en el banquillo de los New Jersey Nets como entrenador asistente. En esa ciudad y en ese puesto permaneció durante cinco temporadas. Después continuó su aprendizaje tres años en los Trail Blazers y otros tres años en los Pacers, un equipo en el que dejó una muy buena impronta.

El salto a entrenador principal se produjo en el 2001. Los Detroit Pistons venían de atravesar unos malos momentos y decidieron arriesgar y llamar a la puerta de un novato Carlisle para reconvertir la situación. Casualidad o no, su contratación cambió el rumbo del equipo. Con un récord de 50-32 en temporada regular, consiguió entrar a los Playoffs en las dos temporadas que estuvo allí. Especialmente bueno fue su paso en su último año, cuando alcanzó la final de conferencia. Esto causó el interés de los Indiana Pacers, quienes se harían con sus servicios de inmediato. Allí permanecería durante cuatro temporadas, en las que logró la clasificación para Playoffs en tres ocasiones. Su etapa fue claramente de más a menos, ya que comenzó repitiendo final de conferencia y terminó dejando al equipo por debajo del 50% de victorias y fuera de la postemporada.

Este fracaso, el mayor de toda su carrera, le obligó a tomarse un año sabático que terminó con su llegada a los Dallas Mavericks en el 2008. Desde entonces, ambos partes han ido de la mano por el mismo camino sin separarse. Ocho años dan para mucho y Rick ha vivido prácticamente de todo en Dallas. Ha sufrido la sinsabor de quedarse a las puertas de los Playoffs y ha saboreado la gloria al enfundarse el anillo de campeón. La balanza evidentemente se inclina hacia lo positivo, ya que el bueno de Carlisle sí ha alcanzado la cima de la NBA, pero nunca ha permitido que su equipo tocase fondo fuesen cuales fuesen las circunstancias.

El pasado mes de noviembre, Rick hacía historia y se convertía en el entrenador con más victorias al frente de los Mavs al superar a Don Nelson. Su registro actualmente es de 380 triunfos con los texanos en temporada regular. La cifra irá a más sin lugar a dudas, ya que justo antes de comenzar la temporada renovó con los Mavericks alargando su vínculo hasta 2021. En sus 12 años como profesional, Carlisle suma 661 victorias y 471 derrotas (58%) en temporada regular; mientras que en Playoffs tiene un bagaje de 57-58 (49%).

A pesar de todas estas estadísticas que le deberían abalar como uno de los tres mejores entrenadores de la actualidad, lo cierto es que el neoyorquino no parece recibir ese trato. Se habla mucho y bien de la nueva hornada de compañeros de banquillo, pero muy pocos se detienen a elogiar lo duro que es mantener un nivel elevado de competitividad durante tanto tiempo y de manera tan constante. No tengo ninguna duda de que los Mavericks estarían de vacaciones en estos instantes si no tuviesen como director de orquesta a Rick. Valoremos lo que tenemos antes de perderlo porque entonces será tarde.