¿Jahlil Okafor a los Celtics? No, gracias

Su estilo retro no encaja

Jahlil Okafor, 76ers (Wikimedia CC)
Jahlil Okafor, 76ers (Wikimedia CC)

Ríos de tinta han corrido y correrán hasta el día en el que Danny Ainge apriete el gatillo, ya sea apuntando al Draft, a un traspaso o a la agencia libre. Pero en los últimos días el tema de principal discusión ha sido claro: Jahlil Okafor, ¿sí o no?

Desde que tras la trade deadline se conociese que el jugador misterioso que casi recala en las filas verdes, era el pívot de Arkansas, el rumor de que Ainge volvería a plantear el traspaso una vez terminase la temporada, no dejó de sobrevolar las cabezas de los seguidores celtics. Pero tras conocer el resultado de la lotería, y después de las buenas impresiones causadas por la perla croata, Dragan Bender, lo que era un rumor, se ha convertido en una petición que suscribe gran parte de la afición.

Argumentos no les faltan. Jahlil Okafor es un jugador con un calidad innata para anotar en la pintura, con una buena talla para la posición de center, y que con solo 20 años, ha tenido muy buenas actuaciones durante su temporada rookie. A esto hay que sumar la falta de confianza, y con razón, que produce la próxima camada de novatos, en especial la de un europeo de 18 años que la mayoría coloca como tercera elección; hay que sumar también la casi obsesión, de nuevo con toda la razón, que tenemos los aficionados por encontrar de una vez ese center que buscamos desde la salida de Perkins; por último, hay que sumar la necesidad de dar un empujón al proyecto, lo que conllevaría traspasar el pick para conseguir un jugador más consolidado y de mayor calidad presente, jugador qué, supuestamente, no encontraríamos en el Draft.

Y tras esto me pregunto, ¿es Okafor la solución?, ¿es Okafor mejor elección que Bender?, ¿merece la pena realizar un traspaso por el wildcat? ¿encaja Okafor en los Celtics? y es más, ¿encaja en la liga?

FOTO: SHVMOZ (CC)
Foto: Shmoz (cc)

Okafor, a simple vista, es un jugador que encandila. Sus movimientos al poste nos recuerdan a esos pívots de antaño, dominadores de la pintura, con gran juego de pies y un toque de muñeca preciso y delicado. Okafor, a simple vista, es el pívot que nos hace volver al pasado, «esa época en la que todo era mejor», todos los equipos eran mejores, el baloncesto era más bonito y una época, en la que las estrellas actuales no dominarían de la misma forma. Pero el pasado es simplemente eso, pasado, y las características de Okafor, pese a quién le pese, no casan en el juego actual. La selección número 3 de 2015 es, a todas luces, un dinosaurio en la NBA.

 

Con Okafor, los Celtics ganarían un anotador interior de 20 años, un anotador muy bueno, pero solamente eso. Entiendo que Ainge esté algo encaprichado con el jugador, como dije, ver un center que base su juego en estar de espaldas a la canasta, nos hace sentir nostalgia, un sentimiento  que nos provoca tristeza por el recuerdo de algo bueno, algo que estaba bien. Y esa es la clave en todo esto, «estaba bien». La NBA, como la vida misma, evoluciona, cambia, para mejor o para peor, eso es algo subjetivo, pero el hecho es que se transforma. Y como parte de ese sistema, los pívots no se escapan a ese cambio.

Tras el buen resultado de los Warriors, las voces apocalípticas no tardaron en vaticinar el fin de la era de los pívots, la llegada del small ball como solución lógica a la falta de hombres grandes con talento. Pues bien, relacionando este tema con el próximo evento importante de la NBA, el Draft, hay razones para pensar que estas “profecías nostradamicas” no se van a cumplir, porque no es que la era del pívot vaya a desaparecer, no es que los hombres altos vayan a tener un uso residual como en estas finales, no. Lo que va a pasar y está pasando, es que la figura del pívot va a cambiar, se va a transformar, está evolucionando, y atención, spoiler alert, esto lleva pasando desde que el baloncesto es baloncesto.

El párrafo anterior es un fragmento de un artículo que escribí el 23 de junio de 2015, titulado «La era del pívot no ha muerto«. En él, intentaba apartarme de la histeria provocado por unos Warriors campeones que jugaban con un center de 2 metros. Fundamentaba mi punto de vista en la evolución de los 7 pies, y probaba esto, analizando varios perfiles de centers que llegarían a la NBA en una muy próxima noche del Draft. Todos ellos: Stein, Turner y Porzingis (no incluí a Towns porque lo consideraba 4 y no llegaba a ser un 7 pies), representaban la evolución del center, la adaptación a la era moderna. Unos desarrollando habilidades exteriores como el tiro o el bote, pero a la vez protegiendo el aro, y otros, como Stein, llevando la versatilidad defensiva a cotas nunca vistas.

Jahlil Okafor, con su estilo retro, enamora al público, engorda sus estadísticas, pero no es, ni mucho menos, un jugador eficiente y rentable. Este jugador, lleva camino de unirse a ese grupo de «infla casilleros», los Brook López o Greg Monroe (aka «Mata ciervos»), esos hombres que terminan con unas buenas estadísticas pero que, globalmente, restan más que suman.

Los primeros números que llaman la atención son sus estadísticas básicas: 17,5 puntos, 7 rebotes, 1,2 tapones. Muy buenas cifras para un pívot novato. Destacando esos casi 18 puntos por partido, jugando muchas situaciones de 1vs1 al poste, demostrando que puede crearse sus propios tiros al más alto nivel. Pero un nivel de acierto del 51% en tiros de campo no es un gran porcentaje, y centrándonos en sus % en tiros a menos de 1,5 metros de la canasta, su nivel es muy similar al de Zeller u Olynyk, ambos con 61,7%, cuando Okafor encesta el 61,8% de sus tiros. Tampoco es positivo su impacto al ataque colectivo, cuando los 76ers juegan con Okafor, promedian 94.6 puntos por cada 100 posesiones, mientras que cuando el descansa, esa cifra llega hasta los 102.1 puntos.

Vistas las estadísticas de su punto fuerte, esto es, la anotación interior, toca analizar el resto de apartados en los que podría o debería aportar ese center que buscamos los seguidores verdes.

El maldito rebote

Obviamente, nuestro amigo rechazado de la forma más cruel por los aros de las canastas, no podía faltar en este análisis. Okafor promedia 7 por partido (2.3 ofensivos y 4.7 defensivos), no siendo esta una mala cifra observada desde lejos, pero vamos a acercarnos un poco más.

Okafor no es buen reboteador, únicamente es capaz de capturar el 13% de los rebotes disponibles durante el tiempo que está en la pista, esto lo coloca a la altura de Tyler Zeller o Spencer Hawes. Viendo las cifras de jugadores como Sullinger (18,7%), Towns (18,8%) o Drummond (24,4%), podemos comprobar que el rebote, no es algo que vaya a mejorar en los Celtics si Okafor viste de verde.

Es más, ni siquiera es un reboteador promedio, ya que de 108 pívots, Okafor es el número 80 en la clasificación. Tampoco podemos achacar esto a su condición de novato, ya que de 15 centers de primer año, el de los 76ers se sitúa el 13º, solamente por delante de Pleiss y Kaminsky.

La defensa de Okafor

Empezando con la defensa colectiva, podemos observar como su equipo sufre cuando el #8 está en pista. De jugadores con más de 40 partidos con los 76ers, es el que peor Defensive Rating atesora (permite 108.7 puntos por cada 100 posesiones), con un diferencial de –16.6 cuando le toca jugar (2º peor del equipo), mientras que su compañero en la pintura, Noel, tiene un diferencial de -11.7.

Asimismo, sus rivales agradecen verlo en la zona. Cuando el center está en pista, sus rivales consiguen anotar 111.4 puntos por cada 100 posesiones, mientras que cuando está en el banquillo, esa cifra baja a los 108.9.

En cuanto a su defensa individual, estrictamente midiendo 1vs1, podemos concluir que no es tan pésima como su impacto en la colectiva. En situaciones de defensas cerca de la canasta (entre 2-3 metros), Okafor consigue cifras similares a los promedios de la liga, muy parecidas a las de Zeller, y se van diluyendo cuanto más se aleja de la zona, de forma semejante a lo que sucede con Sullinger.

El potencial

Poco ha cambiado este aspecto respecto a los análisis previos a su Draft. El potencial de Okafor reside en su cuerpo. Es un jugador muy grande y pesado, con una buena envergadura, esto, en conjunto, le permite tener el potencial de poder ser un buen defensor en el poste bajo. Su características físicas además, hacen pensar que debería tener futuro como reboteador. Pero simplemente tenemos eso, el físico. Nada aparte de ello nos hace pensar que Okafor tenga cualidades para destacar, o ser promedio, en defensa o en rebote.

Podemos concluir, que Okafor es un jugador con mucho talento ofensivo, con el potencial de ser una amenaza constante en el zona rival, pero su tiro en suspensión debe mejorar si quiere adaptarse y sobrevivir en la NBA actual. En cuanto a la defensa, Okafor tiene potencial de convertirse en un buen defensor al poste, algo que ha perdido la importancia que podría tener hace 2-4 años. La misma falta de talento ofensivo de los hombres altos actuales, que hace a Okafor tan atractivo y único, provoca que una buena característica como es la defensa al poste, pierda valor. El juego moderno necesita que tus defensores altos puedan proteger el aro (algo diferente a la defensa en el poste) en especial de jugadores exteriores que penetran, y que sobretodo puedan defender lejos de la zona. Estamos viendo como una estrategia habitual castigar al hombre alto y lento sacándolo de su zona de confort (Whiteside vs Olynyk), haciendo cambios de marcas constantes y creando emparejamientos que beneficien al jugador pequeño.

La única solución ante este problema, es contar con jugadores versátiles, que puedan cambiar de asignación sin excesivas complicaciones, que puedan aguantar al pequeño, contener sus penetraciones y contestar sus tiros. Okafor no es la solución, es la causa. Y ese físico que le permite soñar con ser un buen defensor al poste, le limita en su versatilidad y defensa exterior (pick and roll sobretodo).

La cuestión de los rebotes es algo para analizar a parte. Sus cualidades son perfectas para esta labor, pero una mezcla de poco instinto, malos fundamentos, falta de esfuerzo y falta de ganas, hace que, simplemente, no se le de bien. No sería el primer hombre alto que no sabe coger rebotes.

FOTO: WIKIMEDIA (CC)
FOTO: WIKIMEDIA (CC)

Para terminar, es necesario hacer referencia a Dragan Bender. No quería hacer un artículo comparativo, mi objetivo con estas líneas no era el de comparar a Dragan Bender y Jahlil Okafor, tampoco era el de posicionarme en un bando en el caso de tener que elegir a uno de los dos. Pero me veo en la necesidad, visto que el mayor detonante de este movimiento «pro Okafor» es la probable elección de Bender con el pick 3, de dar un contexto y mi punto de vista respecto a esta situación.

Dragan Bender es la antítesis de Jahlil Okafor. Si describíamos al ex de Duke como un dinosaurio, podríamos decir que el croata es la imagen de la evolución. Un interior de 2,16, que bota como un exterior, que tiene rango de tiro, una excelente visión de juego (tanto en el poste como fuera), buen toque cerca del aro, que es muy rápido, con muy buena velocidad lateral y mucha versatilidad defensiva.

Nadie puede negar que Bender tiene un potencial enorme. Sus características encajan perfectamente en lo que el juego moderno pide a sus hombres altos. En ataque, partiendo de la triple amenaza (bote, tiro y pase), puede causar estragos, mientras que en defensa, como una velocidad de pies tremenda, un actitud agresiva y una buena envergadura, tiene la versatilidad y el potencial necesario para llegar a cubrir las 5 posiciones con relativa solvencia. ¿Sus peros?, un físico poco desarrollado y falta de experiencia, ambos, lógicamente, justificables por su corta edad.

Con estas alabanzas al juego de Bender, no quiero decir que sea mi primera opción, ni mucho menos. Obviamente, prefiero intentar conseguir un jugador consolidado (véase Butler, Cousins o Griffin) vía traspaso, pero si llega el momento en el que debemos elegir entre escoger a Bender con el pick 3, o traspasarlo por Okafor a los 76ers, lo tengo muy claro, me quedo con el croata.

La razón es muy sencilla, el potencial. Con Okafor no solucionamos nada a corto plazo, no vamos a conseguir ser un equipo contender ni más atractivos para los agentes libres, la excusa de traspasar el pick para adelantar plazos no vale aquí. Eligiendo a Bender o adquiriendo a Okafor, estaríamos apostando a futuro, a esperar que el elegido se desarrolle de la mejor forma posible, estaríamos apostando por su potencial. Y sin negar la calidad del 76er, en esta apuesta tengo que irme al lado de Bender.

Tengo que elegir al jugador que me demuestra estar más adaptado a lo que pide el juego, a lo que necesitas que te aporte un jugador interior. Tengo que elegir al proyecto que me demuestra que tiene más cualidades que en un futuro se pueden convertir en auténticas virtudes, tengo que elegir a Bender por delante de Okafor, porque Okafor no me genera ninguna confianza, sencillamente porque su estilo de juego no es efectivo colectivamente en el baloncesto moderno. Bender es el futuro, Okafor el pasado, un bonito pasado, que debemos olvidar.