Dirk, qué difícil se lo pones a tus Mavericks
El dilema de pensar en el futuro en el ocaso de tú estrella

En la actual NBA solo existe un jugador que haya demostrado que él solo puede cambiar el rumbo de una franquicia independientemente de la cantidad de aciertos o errores que hayan cometido en el pasado: LeBron James. Temporada tras temporada estamos comprobando que la fórmula del verdadero éxito es vía reconstrucción y con varios aciertos en el Draft. Los Cavs —aunque necesitaron el regreso de James mediante la agencia libre— con Irving, Thompson o Dellavedova; los Raptors con DeRozan, Valanciunas o Powell; y, sobre todo, los Thunder de Durant, Westbrook, Ibaka o Adams y los Warriors de Curry, Klay Thompson, Green o Barnes están demostrando que, para ser un verdadero contender, se debe pasar algún que otro año en el barro.
Y en estas están los Dallas Mavericks; el conjunto tejano es un equipo siempre competitivo y con una presencia prácticamente continua en los PlayOffs… Pero prácticamente nunca un contender al anillo. Desde que los Mavs ganaran el anillo por sorpresa en el 2011, la plantilla ha visto como sus mejores jugadores se iban o se retiraban y, a decir verdad, el movimiento más sensato hubiera sido comenzar la construcción de un nuevo brillante futuro después de dar a Dirk Nowitzki el anillo que se merecía; pero hacía falta mucho valor para afrontar tal plan.
Año tras año los aficionados de los Mavs han visto como su equipo era un poquito peor que el de la temporada pasada y cómo casi la mitad de la plantilla cambiaba de una verano para otro; haciendo de la agencia libre una necesidad que enganchó tanto a Mark Cuban como a Don Nelson.
Es hora de una reconstrucción, hora de reenganchar a la afición, hora de sembrar para recoger opciones al anillo a medio plazo… Pero esto es algo que no podemos hacer; no con Dirk en el parqué. Y el ejemplo más claro lo tenemos esta misma temporada; Kobe Bryant, cinco veces campeón de la NBA y uno de los mejores anotadores puros de la historia, se retiró de su tan amado baloncesto en el segundo peor equipo de la liga, sin opciones a competir o tener de una verdadera despedida «a lo grande». Habiendo vivido esta última temporada del 24 de los Lakers… ¿Quién querría desmontar a los Mavericks ahora y dejar a Dirk en su última o dos últimas temporadas en un barco a la deriva con la mente puesta en el año 2020? El alemán ha dado demasiado a esta franquicia para hacerle ese regalo envenenado, para no darle un adiós en un partido de PlayOffs.
Dirk Nowitzki «obliga» a los Dallas Mavericks a seguir siendo competitivos aunque realmente no sea lo mejor para el futuro de la franquicia. El alemán «obliga» a hacer fichajes de corta duración de jugadores de perfil medio para armar una plantilla que lucha por las últimas plazas de PO año tras año gracias al gran trabajo que realiza Rick Carlisle por hacer de diferentes jugadores un equipo.
En el roster actual, en mi opinión, solo hay tres jugadores que tendrían futuro en Texas, y ninguno de ellos con un rol protagonista: Justin Anderson, Wesley Matthews y Dwight Powell —Chandler Parsons podría funcionar como segunda espada, pero va a ser agente libre y, por lo tanto, no lo podemos contar de momento como futuro de la plantilla—. Si un equipo como los Mavs con un mercado mediano como Dallas no tiene una estrella definida —como ahora— lo mejor es buscarlo en el Draft entre los jóvenes diamantes en bruto mientras el resto de jugadores secundarios que sí que tienes tengan los minutos que no tendrían en otras franquicias.
¿Qué hacer? ¿Qué es lo más correcto? ¿Ayudar a Dirk a tener una despedida a su altura o dejar a un lado el pasado y pensar ya en el futuro? La respuesta la deben tomar Mark Cuban, Don Nelson, Rick Carlisle y, sobre todo, Dirk Nowitzki. El alemán es el centro de este dilema y su opinión es la más importante para saber qué movimientos hacer en el próximo mercado. Eso sí, aunque Nowitzki pudiera estar dispuesto a quedarse en un equipo «perdedor», no se deberían olvidar de todas las cosas a las que ha renunciado el ala-pívot —como, por ejemplo, a muchos millones de dólares— con tal de hacer a sus Mavs un equipo a tener en cuenta en la NBA; y es que Dirk Nowitzki es un claro ejemplo de poner por delante los intereses de su equipo a los suyos propios… ¿Y no sería de justicia no tener que pedirle ningún sacrificio más a la leyenda alemana y que solo salga a disfrutar del baloncesto en un buen equipo?