Kevin Durant ya está en los Warriors, ¿ahora qué?
La adaptación de la superestrella suscita dudas en la bahía

El bombazo ya ha estallado en toda la prensa deportiva internacional. Kevin Durant anunció el día de la independencia de los Estados Unidos que se marchaba de Oklahoma rumbo a la bahía de San Francisco, para ponerse a los servicios de Steve Kerr y sus Golden State Warriors, en un movimiento que automáticamente entronizará a Bob Myers como el ejecutivo del año. El General Manager de los dubs ha sido capaz de rearmar un equipo campeón en un equipo de videojuego en apenas 48 horas, con permiso de Bogut, la única baja que tenía contrato vigente.
Una vez Kevin Durant firme su nuevo contrato como jugador de los dubs, tendrá que empezar una dura etapa en la que se tendrá que aclimatar al juego de su nuevo equipo, que según los analistas le vendrá mucho mejor que el planteado en Oklahoma. Pero recordemos que allí él era la estrella rutilante del equipo, y aquí tendrá que coexistir con tres eminencias dentro del vestuario californiano como son Curry, Thompson y Green. En un principio puede ser pan comido, ya que si los tres apuntaron en su agenda asistir a la reunión con Kevin Durant el primer paso para entenderse está ahí, pero todo podría caer en saco roto si las palabras sobre la mesa no concuerdan con las que se produzcan en la pista.
El primer punto es el quinteto en el cual se debe enmarcar a Durantula. El punto más obvio para desarrollar el juego de Kevin dentro de lo racional sería colocarlo de alero, su posición natural, y la que cubre con la baja de Barnes con su llegada, otorgando la polivalencia que se buscaba en la posición de alero de los dubs, ya que si bien Barnes podía hacer de todo, era más bien un poco de mucho, pero mucho de nada si encadenaba tres fallos seguidos, como bien se pudo ver en las finales. Sin embargo, Steve Kerr podría radicalizar el ‘small-ball’, y ponerlo de 4 abierto, dando a Iguodala una titularidad más que merecida, poniendo a Green de pívot. Desde mi punto de vista personal, a pesar de que la segunda propuesta puede sonar interesante, la llegada de Zaza Pachulia no debe ser en balde, y debe otorgar una presencia reboteadora buscada por activa y por pasiva en la bahía, aunque la efectividad defensiva de Bogut se resentirá.
El segundo punto a discutir en la adaptación de Kevin Durant, y el que marcará su trayectoria en su nueva etapa profesional, es el de cómo sus compañeros integrarán al nuevo jugador en el equipo, y según la experiencia en los fichajes de esta magnitud, pueden suceder dos historias completamente antónimas. En el primer caso, los Splash Brothers cumplen palabra y se adaptan al juego de KD y viceversa, y se obtiene una magnífica química de equipo como la de los Miami Heat de LeBron, Wade y Bosh, y la consecución de una dinastía que provoca ‘caída de baba’ solo de pensarlo.
En el segundo caso, observamos también una bifurcación; Kevin Durant no se integra con sus compañeros, pero entiende que esto es un negocio y su juego cumple en cierta manera las expectativas, repitiendo el caso de Kevin Love en los Cavs actuales. El otro caso, de fatales consecuencias, Durant tampoco se integra con los Splash Brothers, y en el vestuario no se cruzan ni una palabra, consiguiendo un clima parecido al de los Lakers de Nash, Kobe y Dwight Howard, aunque las peleas fueran principalmente entre estos dos últimos.
A fin de cuentas, todo esto son condicionales que para nada se ajustan a todos las factores que influyen en esta operación de tales magnitudes, en las que cuentan el carácter psicológico, los objetivos y la trayectoria de cada uno de los integrantes de estos Warriors, a los cuales no podemos buscar antecedente alguno, por mucho que un servidor quiera comparar con pasados Lakers, pasados Heat, o pasadas dinastías que se hayan dado en la NBA. esto es algo distinto a cualquier cosa que haya visto el baloncesto de la NBA. Sin embargo, sí que hay algo que ya podemos medir con escuadra y cartabón; las consecuencias de la salida de Kevin Durant de Oklahoma. (Como redactor, puedo nombrar las evidentes, pero si te encuentras en la más pura necesidad de decirlo, como lector, puedes sugerir alguna en los comentarios, así como puntos importantes de su adaptación.)
Desde el punto de vista de un alto ejecutivo de la NBA, la marcha de Kevin Durant de Oklahoma ha encendido los fogones bajo el caldero de la franquicia de los Oklahoma City Thunder. El futuro de la franquicia puede verse comprometido por la marcha de uno de sus padres fundadores, y si se da el caso de que Russell Westbrook opta por abandonar la franquicia o es finalmente traspasado de la misma, la ciudad y el Estado de Oklahoma corren serio peligro de perder su franquicia dentro de la NBA, ya que es un mercado muy pequeño para lo que la organización busca, y los fans se cuentan por miles en cuanto a la petición de la vuelta de los Seattle Supersonics. Pero como es obvio, esto sólo es humo, rumores, posibles sucesos, que se quedarán en las palabras.
Desde el punto de vista de un aficionado, la imagen de Kevin Durant ha sido gravemente dañada por su propia persona, ya que durante estos días es inevitable ver la red plagada de fotos y vídeos de fans quemando o tiroteando (Sí, tiroteando) la camiseta de Kevin Durant, aunque suene un tanto contradictorio (Si es tu jugador favorito el día de antes, no quemas su camiseta el de después). Pero es cierto que ha pasado a asumir el rol de LeBron en 2010, cuando abandonaba al equipo que le crió para unirse a un ‘contender’ puro como era Miami tras exitosas negociaciones también con el ídolo de los Raps, Chris Bosh, convirtiéndose así en la perfecta definición de traidor. Sin embargo, Kevin siempre ha sido el chico bueno de la liga, el que no era capaz ni de romper un plato, pero esta decisión va a pesar sobre su imagen, aunque cobra cierto tono humorístico el hecho de que se una a un equipo que la opinión pública tomaba hace dos años como simpático asuma el rol de villano absoluto de la liga, dejando sin efecto alguno la campaña que Nike intentó llevar con Durant hace cierto tiempo también con el lema «KD is not nice». Ahora sí que ha dejado de ser amable a ojos del público.
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Por último, también debemos tener en cuenta el cómo va a convertirse la competitividad de la liga si lo que Golden State busca con esta contratación surte efecto. Con esto, quiero decir que si los Warriors consiguen cumplir las expectativas, la regular season y prácticamente los playoffs pierden sentido para el público imparcial, enfocando toda la atención en Golden State y Cleveland. Puede sonar interesante, pero el modelo de negocio que busca la NBA de repartir al máximo la competitividad para un buen reparto de cuotas de audiencia se podría perder en cierta manera si estos Warriors arrasan con todo a su paso, y quién sabe, si consiguiendo batir su propio récord otra vez. Pero esto es la NBA, y lo que sobre el papel parece ilusionante, en la realidad siempre suele salir bien distinto, y en caso de que fracasen estos Warriors si quiera en conseguir más de 70 victorias en esta temporada, caerían en el bochorno absoluto, con el alto nivel de expectativas montado alrededor del renovado roster del equipo de la bahía. De esta forma, cualquier presión existente sobre LeBron James vuelve a ser cargada por los hombros de Stephen Curry al inicio de la temporada. Capacidad hay, pero, ¿serán los Golden State Warriors capaces de contentar las expectativas de todo el mundo?