R.J. Hunter vs James Young: La batalla por la 15ª plaza

Demasiados jugadores para un solo puesto

FOTO: Mike Ehrmann (CC)
R.J. Hunter, de 22 años, parte como favorito para hacerse con la última plaza / FOTO: Mike Ehrmann (CC)

Debe de ser difícil, para jóvenes que acaban de comenzar su carrera profesional, verse envueltos en tal despiadado duelo con tan poca experiencia encima de sus espaldas. La vida de un rookie promedio suele ser sencilla: te eligen, te hacen fotos, rompes la silla de las fotos, te pones una gorra, viajas a la ciudad correspondiente, conoces a tus compañeros, te hacen usar una mochila de Justin Bieber, viajas y entrenas mucho, comes en consecuencia, no juegas demasiado, viajas a la ciudad del equipo D-League afiliado correspondiente, terminas la temporada en el banquillo si tienes suerte y comienzas a desgastar los gimnasios pronto, que la temporada siguiente quieres dar el salto. En los Boston Celtics no es tan sencillo, los novatos empiezan a sufrir muy pronto.

No es tanto un problema de calidad como de cantidad. El inconveniente  de tener un General Manager con un claro síndrome de acumulador compulsivo, que por momentos se confunde con un diógenes (Muy buenos días Marcus Thorton, ¿qué tal por Pesaro?), es el hecho de que los dictadores que ponen las normas en la NBA solo dejan tener en plantilla la ínfima cantidad de 15 miseros jugadores, por lo que, en casos como el de los Celtics, Danny Ainge debe elegir. ¿Quiénes son los candidatos?

Según las informaciones que llegan desde Estados Unidos dos son los más claros aspirantes: R.J. Hunter y James Young.

Jordan Mickey y Demetrius Jackson parece que cuentan con una plaza asegurada. Por otro lado, Ben Bentil y su contrato no garantizado están destinados a acompañar a Nader en su periplo por Maine. Solo quedan los dos escoltas, picks 17 y 28 respectivamente, que llegaron al equipo para resolver los problemas con el triple y que, de momento, lo único que han hecho es poner a Danny Ainge entre la espada y la pared.

James Young llegó a la NBA con el cartel de tirador pese a que solo promedió un 34,9% en su único año en Kentucky. Con solamente 18 años el #1 de los Wildcats tuvo una decente campaña freshman, en la que demostró cierto talento anotador (se fue a más de 20 puntos en más de 9 ocasiones). Sin embargo su defensa distaba mucho de ser buena… distaba mucho hasta de poder llamarse defensa. Su tiro era muy inconsistente y su físico nada del otro mundo, a pesar de acciones como esta:

Su buen March Madness volvió loco a Ainge, que no dudó en escogerlo con el segundo pick de primera ronda en aquel ya lejano 2014. Puede que jugadores como Rodney Hood, Gary Harris o Nikola Jokić hubiesen sido mejor elección, pero el Manager de Oregón se quedó prendado de aquel escolta con «mini rastas» en la cabeza, malditas rastas, lo vuelven majara…

R.J. Hunter, por su parte, tomó un camino muy diferente. Cuando Young se levantaba en el Barclays Center de Brooklyn y se ponía la gorra de los Celtics, él se preparaba para su tercer año con los Georgia State de su padre, equipo modesto, y en con el que fue protagonista de una de las jugadas del año:

Tras levantar a su padre del suelo se puso manos a la obra, y consiguió que Stevens se fijase en él, con la curiosa anécdota de que ni siquiera hizo un workout con los Celtics, el entrenador ya lo conocía tras su intento de reclutamiento para los Buldogs. Hunter, al igual que Young, llegaba con la vitola de ser un gran tirador y, también como el #13, sus porcentajes no confirmaban tal título. En su último año en la NCAA ni siquiera alcanzó el 30% en tiros de tres, habiendo llegado, eso si, al 39,7% el año anterior.

Y llegamos a 2016, a punto de comenzar el training camp, y los Boston Celtics se encuentran con que sus dos proyectos de tiradores no solo no tiran, o más bien no meten, sino que ocupan demasiado, uno sobra ¿a quién te quedas?

JAMES YOUNG, ¿el puedo y no quiero?

James Young sigue siendo más joven, no ha tenido minutos y es cierto que los aficionados no perdemos oportunidad para darle algún que otro palito. Y si bien es que el que mejores condiciones naturales tiene, no ha demostrado que pueda moldearlas para mejorar como jugador. No se puede decir que sus números en la D-League sean malos, con buenos porcentajes y aprovechando su físico para ayudar en el rebote, pero nunca mostró una mejora en la defensa necesaria para poder entrar en la rotación, ni la consistencia requerida para aportar tiro desde el banquillo.

Foto: Wikimedia (CC)
Puede que haya llegado el momento de probar en otro sitio/Foto: Wikimedia (CC)

Sin ser un atleta explosivo ni demasiado atlético, si que ha sido capaz, en muy determinados momentos, de defender correctamente, aprovechando su físico, que no su velocidad. Sin embargo en ataque es demasiado lento, y no consigue irse de sus pares (en mi retina siempre quedará grabado un contraataque que hace más lento que Sully después de Acción de Gracias).

James Young ha tenido dos años para aprender lo necesario para suplir sus carencias. ¿Lo ha hecho?, parece que no, ya que no lo ha demostrado. En la Summer League su actuación fue tan mala que acabó relegado al banquillo, no pudiendo sumar en un equipo que debía liderar.

Young sigue teniendo potencial, pero puede que Boston no sea el lugar adecuado para desarrollarlo. Aun teniendo dos años menos que Hunter, entiendo que la edad ya no es un factor determinante en esta decisión. Puede que el haber pasado dos años con la franquicia sin prácticamente mejora alguna, haya hecho que la dirección piense que no es cuestión de tiempo, sino de actitud, por lo que el mayor punto fuerte de Young, ya no es excusa.

R.J. HUNTER, el quiero pero no llego

 

Hunter, en cierta manera, es la antítesis de Young. Al igual que el ex Wildcat, no ha demostrado que pueda tener un aporte positivo al equipo en su primer año con los Celtics, y si bien la paciencia era necesaria para con la elección del pick 17 del Draft 2014, cuando evalúas a un jugador de 22 años (cumple 23 en octubre), debes tener en cuenta que ha tenido mucho más tiempo para madurar.

R.J. es un jugador mucho más hecho, con una gran inteligencia y conocedor de los fundamentos de esto a lo que llamamos baloncesto. Como buen hijo de entrenador, Hunter es un estudioso del juego, y ha evolucionado en un escolta que no vive solo del tiro, sino que es capaz de organizar el ataque y ser un buen defensa. El problema de Hunter llega cuando se sube a la báscula.

Hunter tiene el baloncesto en la cabeza, sabe jugar, pero no le acompaña la carrocería. Sus fundamentos defensivos son bastante buenos. Sabe usar sus largos brazos para molestar al rival y cortar líneas de pase, pero sufre mucho en defensa individual, ¿cuánto músculo puede ganar con 23 años?. Hunter jugó la mayoría de su etapa universitaria con defensas zonales, lo cuál cubría en gran medida su falta de fuerza, y le permitía explotar su buena anticipación. Stevens, en los Celtics, suele usar zonas mixtas, pero es un sistema que, por momentos, deja expuestos a los jugadores a 1vs1 que Hunter no puede manejar.

Si por lo menos mostrase eficiencia en el tiro, podría ser un arma que utilizar en determinadas situaciones, bien cubierto, pero los malos porcentajes de su último año universitario se han trasladado a la NBA. Hunter era el perro alfa de su equipo, y tal cantidad de fallos se debía más a un problema de selección que de mecánica. En los Celtics ha tenido que adaptarse a un rol, y resulta curioso que sus lanzamientos son más efectivos cuánto más lejos se coloca, lo achacaremos a su «peculiar» mecánica.

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Hunter ha estado trabajando en su físico, aunque la mejora no se ve a simple vista. / FOTO: R.J. HUNTER INSTAGRAM

Parace que el de Ohio se ha estado machacando en el gimnasio, buscando ese salto físico necesario para poder hacer efectivo ese baloncesto potencial que tiene dentro. El problema con Hunter, al contrario que con Young, es descubrir si podrá algún día jugar en la NBA de forma efectiva, porque sabemos que saber, sabe.

Si tuviese que elegir antes del training camp, siendo este evento de suma importancia para ver la evolución de ambos jugadores, me quedaría con R.J. Hunter. El motivo es simple, no estoy ya buscando una futura estrella, sino a ese jugador que pueda aportar en un equipo con altas aspiraciones lo antes posible. El jugador que más se acerca a ese perfil, sin prácticamente duda alguna, es el pick 28.

El mayor punto fuerte de ambos, supuestamente, es el tiro, por lo que lo primero que debes buscar es a ese jugador que te pueda desatascar un partido desde el perímetro. Hunter parece un escolta más eficiente en situaciones y jugadas típicas de un «2», con más rango de tiro y con mejores % globales durante su carrera. Además, si consigue mejorar su físico, Hunter se convertiría en un defensor, por lo menos, promedio, con capacidad de lectura en el ataque (muy bueno tras pick and roll), y pudiendo incluso penetrar, algo que hacía mucho en NCAA aprovechando el miedo que provocaba su rango en los rivales.

En conclusión, si Hunter demuestra que en un verano ha sido capaz de mejorar su físico, ya habrá mostrado más capacidad de desarrollo que Young en dos años. Siendo, de partida, un jugador más completo, la capacidad de mejora resultaría ser un factor a mayores, que acabaría por decantar la balanza del lado del #28.

Dos jugadores muy jóvenes, que no han tenido un buen paso por la NBA, se juegan la última plaza en un equipo que les hará jugar muchos minutos en Maine. El que demuestre amoldarse más al rol que les pide Stevens, conseguirá hacerse con la ansiada 15ª plaza, y así poder seguir intentando cumplir las esperanzas que en su día depositaron en ellos.