Carta de un aficionado a los Pelicans
La dura vida de un aficionado a los Pelicans

Día 9 de Noviembre, resaca post-elecciones en USA tras la victoria de Donald Trump. Este día pasará a la historia de los Estados Unidos y del mundo, no cabe duda. En New Orleans también, no solo porque en el estado de Luisiana se haya votado más a Trump que a Hillary, sino porque a día de hoy los Pelicans ya deben empezar a pensar en el draft.
Día 9 de Noviembre. Qué pronto, ¿no creéis? No es ni Navidad y en la franquicia ya se debería empezar a pensar en el tankeo descarado, algo que siempre se ha evitado por parecer algo tabú pero que desde ya se debería empezar a hacer. No estoy loco, de verdad, lo juro. Poneos en la piel de un aficionado a los Pelicans, ¿ya estáis? Ahora imaginad que tenéis al mejor ala-pívot de la liga, a una estrella polivalente capaz de dominar el juego a su antojo, capaz de batir records que ni Wilt Chamberlain pudo conseguir. Vale, estamos ya en situación. El cuento así parece muy bonito, pero siempre tiene un malo. Ahora imaginad que se lesionan de tu equipo tu segundo mejor jugador y el tercero está de baja por problemas personales. Como veis, el cuento empieza a ser una pesadilla. Sumemos que tu alero titular lleva sin jugar mucho tiempo, ya ni lo cuento porque empiezo a ver borrosa la imagen de Pondexter con la camiseta de los Pelicans. Vale, añadamos a toda esta pesadilla que un jugador que lo está haciendo muy bien, que cobra poco y que se ha centrado por fin, se rompe y se tiene que operar, y además tiene que ser cortado porque se necesitan jugadores sanos en el equipo. Pues eso es ser aficionado a los Pelicans, bueno, eso es si te lo cuento en modo bonito.
Día 9 de Noviembre. Este día debería ser el del despido del posiblemente peor entrenador de la liga. Todos sabemos que cambiar a un entrenador no es fácil. O no debería serlo. Bueno, pues el señor Gentry no va a dejar su cargo, a ver si va a dejar de cobrar una millonada si puede seguir chupando del bote, ja. Vamos a añadir a la ecuación anterior de 3 titulares fuera más un jugador en racha fuer,a la incógnita de un entrenador más que mediocre, malo, o malísimo para un servidor. En matemáticas menos por menos es más. En los Pelicans eso no es así. Menos por menos, es menos. Si a un equipo roto como el de los Pelicans le sumas a un entrenador que tiene un esquema que no encaja con los jugadores, pese a que este señor ha tenido fichajes fieles a su estilo, y un rookie 100% «Run and Gun», y la ecuación sigue sin dar el resultado, igual es que hay algo que falla. Vamos a hacer un símil. Si yo tengo una fresa, una pera, un melocotón y un atún es imposible que salga una macedonia. Pues esto son los Pelicans a día de hoy, una cosa rara que no sabe a qué juega, que no sabe cómo se defiende, que no sabe qué hacer en los momentos clave.
Día 9 de Noviembre. Sí, me repito con el día pero qué le voy a hacer. Esta fecha debería significar el despido de Gentry y la posterior dimisión del GM, Dell Demps. El equipo no juega a nada, llevamos 8 partidos y si no fuera por Anthony Davis estaríamos hablando de que el equipo pierde por 30-40 puntos todos los partidos. Claro, con Davis los resultados son engañosos. Pierdes por 8, pierdes por 2, pierdes de 6… Claro, si tienes a un monstruo que te mete más de 30 puntos en un partido es normal que no pierdas de paliza.
Día 9 de Noviembre y el equipo sigue sin creer en el entrenador. Obviemos los resultados, vamos a pensar en otra cosa. Pensemos en que el equipo es un piña y todo es maravilloso, todos creen en Gentry y en que saldrán las cosas adelante. ¿Lo tenéis? Pues ahora imaginad todo lo contrario. Nadie confía en Gentry, nadie, ni siquiera el propio Gentry se cree sus palabras, pero es demasiado cobarde como para dimitir y dejar que otros intenten evitar que se hunda el barco. Davis, la estrella, el «líder» del vestuario y del equipo no cree en Gentry, no sabe por qué toma las decisiones. Nadie sabe nada en el vestuario de por qué hay tantos cambios de quintetos, por qué juegan más minutos gente sin talento que la gente dotada para ser un buen jugador. Nadie cree en Gentry, está solo.
Día 9 de Noviembre y jugadores como Cunningham o Galloway se siguen tirando sus mandarinas sin sentido. Gentry, tu trabajo es hacer que los balones lleguen a los buenos, a los que saben meterla aunque tengan un tío delante, no que se tire una mandarina un tío que está solo y la falle. Es incomprensible cómo hay partidos en los que gente como los susodichos tiran más que Davis. Vale que falte Jrue para dirigir la orquesta, pero el entrenador tiene que saber hacer jugar al equipo. De qué vale circular el balón si nunca se consigue dejar a un jugador liberado. Damos pases, pases y más pases sin sentido, sin buscar una referencia clara. Davis no lo puede hacer todo, cuando le llega el balón lo pelea y tiene que luchar contra viento y marea para anotar una canasta mientras el equipo no sabe qué hacer, si colocarse en el perímetro, si ayudar en zona o si buscar un rebote. El equipo es como un barco sin capitán.
Día 9 de Noviembre. Sí, ya acabo, que me imagino que ya sabéis qué día es hoy. Hoy es el día en que los Pelicans deben iniciar el tankeo. Sí, a día 9 de Noviembre estos Pelicans de Alvin Gentry no tienen ni fuerza ni alma para luchar por algo, como mucho por rascar unas pocas victorias para evitar el ridículo y poco más. Es como si Gentry hubiera robado la Navidad o el alma de los aficionados. Yo como aficionado sufro cada derrota, sufro viendo un proyecto con el mejor talento de la NBA desaprovechado, sufro por un equipo que va a la deriva y que no se hace nada para evitarlo, Alvin Gentry se ha cargado todas mis ilusiones.