Harrison Barnes cuenta su experiencia tras la derrota en Las Finales

cuenta cómo fue todo el proceso

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Harrison Barnes cuenta como se produjo su salida de Golden State – Matthew Addie (CC)

Harrison Barnes fue elegido en la posición número siete en el Draft de 2012 por Golden State Warriors, un jugador que hasta el día de hoy ha progresado mucho y se ha convertido en un alero de 94 millones de dólares siendo producto de la bahía, uno más de la gran aportación que este equipo ha hecho a la liga. Campeón de la NBA y formó parte del mejor equipo de la historia en temporada regular, ¿qué más se puede pedir?, sin duda alguna, el protagonismo que siempre le faltó en el equipo.

A pesar de ser titular indiscutible en las dos primeras temporadas de Steve Kerr, Barnes nunca fue el jugador en el que todos se fijaban, imposible serlo cuando juegas al lado de Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green. Pasó de ser una promesa con un futuro increíble tras esa primera temporada en la que mostró su nivel atlético a toda la liga, a ser el suplente de Iguodala y a ser el jugador más irrelevante de uno de los mejores quintetos de la historia; uno de esos jugadores que daba el paso cuando nadie más lo hacía, hasta dando victorias sobre la bocina como la del año pasado en Philadelphia.

Tras las finales del año pasado y el colapso histórico del equipo de Oakland, Harrison Barnes tenía que ser uno de los primeros en hacer las maletas e irse, y así se lo comunicó el equipo. La nueva estrella de los Mavericks contó la historia desde su perspectiva a Michael Lee del portal The Vertical.

«Después de la derrota en el séptimo partido, lloré como un bebé; creo que nunca había llorado tanto en toda mi vida. Cuando estaba sentado en el vestuario tras el partido me di cuenta de que esa era la última vez que ese grupo de jugadores iba a estar junto. Después del partido se hizo un silencio abrumador, sabía que nunca íbamos a volver a estar juntos en una cancha de baloncesto. Es algo muy doloroso, pero hay que pasar página y seguir adelante».

Golden State necesitaba como agua de mayo que algún jugador se echara el equipo a la espalda cuando más lo necesitaba, en el quinto, sexto y séptimo partido. Harrison Barnes no fue la solución. Durante esos tres partidos anotó un total de 5 tiros de campo de 34 intentados, y la mayoría de ellos eran tiros completamente abiertos. Podríamos decir que ‘El halcón negro’ dejó tirado a su equipo cuando más lo necesitaba, fallando tiro tras tiro y todos en situaciones muy sencillas. Tras la derrota, se le informó que el equipo iba a priorizar la llegada de una superestrella al equipo y que su principal objetivo era Kevin Durant. Eso provocó que Barnes comenzara a coquetear con otros equipos.

«Cuando me fui de la última reunión que tuvimos… sabía lo que iba a pasar. Me dijeron que iban a intentar traer a algún alero en la agencia libre y Durant era la preferencia; lo demás ya sabéis cómo terminó. Sentí que era mi oportunidad de salir fuera y demostrar de lo que soy capaz».