El Agitatoallas, semana VI: La familia crece

El particular repaso a la semana de los Boston Celtics

Montaje: Álvaro Méndez.
Montaje: Álvaro Méndez.

Otra semana más, aquí sentado cual cuarto componente de la boy band formada por Gerald Green, James Young y Jordan Mickey, ha llegado el momento de darnos una vuelta por esa cara menos visible de los Boston Celtics. ‘El Agitatoallas’ bajará de nuevo el nivel de ‘El Despacho de Auerbach’ y recorrerá temas como la nueva paternidad de Al Horford o el novedoso método creado por los Miami Heat para detener a los Orgullosos Verdes. Empezamos, ¡toallas al viento!

Motivos personales

Qué palabras tan bonitas. Esta combinación maravillosa que ha hecho más llevaderas algunas resacas a los trabajadores de medio mundo no es ajena al deporte profesional. Después de que todos creyéramos que Al Horford había gastado su cupo de «estoy de baja» con un protocolo de conmoción más largo que la filmografía de Martin Scorsese, el pívot dominicano ha recurrido a tan manida expresión para sumar otro día viendo los toros desde la barrera. El ex de los Hawks no viajó a Miami para enfrentarse a los Heat alegando el nacimiento de su hija. Bah, como si eso fuera suficientemente importante (IRONÍA).

Felizmente, los Celtics no echaron en falta a su nueva estrella para salir victoriosos de Southbeach, pero de todos modos las críticas no se hicieron esperar. Muchos aficionados cuestionaron el compromiso del jugador por redes sociales, pero a veces la ira se expresa con demasiada precipitación y fallas en el objetivo. Sin comerlo ni beberlo, Anna Horford, la hermana del dominicano, tuvo que soportar cientos de mensajes que realmente iban dedicados a la esposa del bueno de Al. Su respuesta no pudo ser más perfecta.

«Para mis nuevos seguidores o la gente que llega tarde al partido. Al es mi HERMANO. No he tenido ningún hijo este fin de semana, estaba emborrachándome».

Más allá de un respaldo y admiración unánime en las filas de ‘El Despacho’ hacia la hermanísima, viendo el historial de esta temporada nos surgieron algunas dudas. Una vez más ante la baja de Horford, Tyler Zeller ocupó el puesto de pívot titular en Miami, y si son seguidores de esta sección ya saben por dónde van los tiros. El ex de los Cavs fue el autor del golpe que apartó al dominicano de las canchas y, casualmente, le dio la titularidad, y ahora pasa esto. Esperemos que la nueva miembro de la familia Horford no sea tan pálida como el compañero de su padre.

El invento de Spoelstra

Los contínuos vaivenes de los Celtics hacen que cada partido sea se pelee hasta la bocina final, aunque se sea claramente superior. No es la primera vez que el conjunto de Brad Stevens tiene que acabar apretando el acelerador (y alguna que otra cosa más) en los momentos finales para evitar remontadas sonrojantes ante rivales que a priori no deberían dar demasiados problemas, y esto, ante unos Heat plagados de bajas, no fue una excepción.

Boston fue el absoluto dominador desde el salto inicial en una cancha en la que vista la historia de los últimos años siempre es especial salir con victoria. Sin Horford y pese a tener enfrente a Hassan Whiteside, los Celtics daban la sensación de poder sentenciar el encuentro ya en la primera mitad, pero claro, la poca gente que acudió al American Airlines Arena pagó por un espectáculo y los verdes quisieron poner emoción a la contienda. De manos del propio Whiteside y de un Goran Dragic superlativo, los Heat apretaron el marcador y fue en ese momento cuando una bombilla se encendió en la cabeza de su entrenador, Erik Spoelstra. ¿Y por qué no creamos Hack-a-Smart?

En efecto, Miami no cuestionó la idea de su técnico y se lanzó a hacer faltas al #36 verde con un resultado bastante positivo. El punto fuerte de Smart no es ni de lejos la línea de tiros libres (apenas 58% de acierto esta temporada) y falló dos de los cuatro lanzamientos que intentó tras una táctica más utilizada contra pivotes, como DeAndre Jordan o Andre Drummond, pero lo peor de todo es que todo esto afectó a su temperamento.

Tras un agarrón propio de un baboso de discoteca a las cuatro de la mañana, Dragic consiguió que Smart perdiera la calma y acabará empujándolo con la correspondiente técnica para el jugador y perro de presa de los Celtics. El resultado final no sonrió a los Heat que acabaron cayendo sin mayores sorpresas, pero no se puede negar que Spoelstra es un entrenador cuanto menos innovador.

Tormenta perfecta desde Michigan

Como siempre, ‘El Agitatollas’ deja lo peor para el final. Qué le vamos a hacer, pero es lo más reciente. Entre otras notas negativas como las desconexiones en defensa (que dan para un serial por fascículos), el inicio de curso de los Celtics está distando mucho del final de la temporada anterior en una cuestión que quizás no hayamos considerado todavía. El TD Garden ya no es el fortín del que tan difícil era rascar un triunfo.

Tras episodios vergonzantes como la, esperada eso sí, derrota ante los Warriors, y el despropósito ante los Denver Nuggets, Boston ha vuelto a la senda de la derrota como local en los dos partidos en casa de esta semana. El primero, ante los San Antonio Spurs, dejó más luces que sombras pese a acabar hincando la rodilla ante los chicos de Popovich. Caer ante uno de los equipos favoritos para luchar por el anillo entra dentro de los planes y por lo menos se mostró que cuando los Celtics se ponen las pilas pueden luchar de tú a tú con cualquiera. Desafortunadamente, ante los Detroit Pistons fue otro cantar.

El conjunto de Michigan asestó una dolorosa derrota al cuadro de Boston de una manera impoluta, aunque los Celtics tengan gran parte de culpa por no hacer honor al noble arte de la defensa en los primeros instantes de partido. Los Pistons acabaron firmando casi un 60% de acierto en tiros de campo en una noche difícil de repetir para los de Van Gundy. El dominio de Drummond en los tableros, y la firme candidatura de Ish Smith para unirse al prestigioso club de «Los Cuatro de Copas» al que ya pertenecían sus compañeros Marcus Morris y Tobias Harris, doblegaron a Boston y asestaron a los aficionados verdes la dolorosa sensación que provoca el saber que no se puede hacer nada. Todo balón que salía de las manos de cualquier jugador de los Pistons tenía grabado su final en las redes de la canasta defendida por los de Brad Stevens. Los Celtics lucharon hasta el último aliento como mandan los cánones, pero acabaron empapados en el chaparrón de canastas que vino desde Detroit.