«Juan Carlos Navarro, nos estás matando»

Su nivel ha bajado demasiado

Juan Carlos Navarro.
Juan Carlos Navarro, la mayor leyenda del Barcelona. Foto: Sportsexpirience

24 de Julio del 2012. Final Olímpica en Londres. La selección española se enfrentaba ante el todopoderoso Team USA. Kobe Bryant, Lebron James, Kevin Durant… eran los nombres propios de esa temible selección de Estados Unidos. Todo el mundo estaba a favor de los de Coach K. Se preveía un partido fácil para una selección que había dominado todo el torneo. Pero había un hombre llamado Juan Carlos Navarro que no quería irse a casa sin dar guerra. Como nunca ha querido.

Y seguramente esa primera parte de esa final olímpica fue una de las mayores demostraciones de talento que jamas nos ha dado «La Bomba». Empezando con tres triples y acabando los 20 primeros minutos con ya 19 puntos en su casillero. Ante todo un Team USA. Consagrando su enorme talento. Demostrando que si no fuera por él, Pau Gasol sería el mejor español de la historia sin lugar a dudas.

Esta actuación, tan solo ha sido una de las muchísimas que ha hecho. Juan Carlos Navarro ha sido uno de los mayores reflejos de como exprimiendo todo el talento de un jugador no es necesario tener el mayor físico posible.

En su caso, fue el tiro. Un tiro que le hacía tener el mayor romance jamás visto con la canasta.

Nunca nadie ha conseguido hacer más bello y limpio el proceso de cuando la pelota sale de sus manos hasta que esta misma entra en el aro. Ya sea desde su fiel compañera, la línea de tres. O su mayor amenaza. La que le ha dado nombre, la bomba. Media entrada a canasta. Rodilla derecha arriba y la pelota al aire. No importaba la altura de su posible taponador. El balón simplemente volaba hacia arriba y el final de ese momento de trance ya lo sabíamos todos. La pelota entraba, sin rozar el aro. Chof y dos puntos para los suyos, otra vez.

Juan Carlos Navarro siempre ha sido pura magia. Pero esa magia se ha ido desgastando con el tiempo. Quien sabe si porque la pelota se ha cansado de entrar tantas veces a la canasta, si porque la mecánica de Navarro ya no es la misma, si ya no es capaz de tratar al balón con tanta dulzura, o si simplemente es culpa de la lógica, a lo que Navarro siempre desafió, y la edad le está pesando demasiado.

Y es que «la bomba» ya no es la misma. Lo sabemos todos y lo sabe él. Y ninguno lo queremos ver así. Puros románticos nosotros. E ilusos a la vez, que cada vez que vemos al  FC Barcelona Lassa abajo nos ilusionamos con que aparezca el capitán. El que siempre estaba allí y nunca fallaba. Aún está, él no se quiere ir. Él prefiere morir fallando pero luchando que haberlo dejarlo cuando seguía en la cumbre, siendo el pedestal de absolutamente todo aficionado al baloncesto.

Si bien es cierto que veremos actuaciones como la del pasado jueves en Kaunas ante el Zalgiris donde como un pequeño espejismo en medio del oasis más grande, el mayor escolta que haya brindado (y brindará) el baloncesto español nos deleitará con algo de lo que fue. Pero seguirá estando muy lejos de su realidad. Prueba de ello es el partido de este pasado domingo ante el Bilbao Basket en el Palau, tres días después de firmar un buen partido en Euroliga hizó menos siete de valoración ante su público.

Pero no es solo cosa de este domingo. Ni mucho menos. Sus números lo demuestran. Esta temporada está promediando 7,3 puntos, 1,3 asistencias con un 33% desde la línea de tres puntos en tan solo ocho partidos disputados. En la otra competición, la Euroliga, donde si que es cierto que su equipo está naufragando, el jugador promedia 6.9 puntos, 32% en tiros de tres y 2.2 asistencias. Obviamente, esto no viene de esta temporada. Ya son muchos años donde, con lesiones y parones la magia ha desaparecido.

Y este no es el Navarro que nadie quiere ver. Ni ningún aficionado al baloncesto debería soportar ver. Si bien es cierto que Juan Carlos se ha ganado el poder volver ir con la selección todos los años que quiera y seguir en el Barcelona para acabar su ya brillante carrera con un último título. Para ponerle un broche final e irse con esa sonrisa pícara que dejaba a sus rivales tras lanzar su bomba. Pero lo cierto es que por mucho que cada tres meses nos de una notable actuación (digo notable porque sus brillantes actuaciones ya solo pueden quedar en el recuerdo), la espera  para ese gran final con el que soñamos todos se está haciendo demasiado larga.

Y nos estás matando Navarro. A todos los que te hemos amado, los que te hemos odiado cuando el Barcelona jugaba contra nuestro equipo. A todos. Porque absolutamente nadie te quiere ver en este mal estado. Ni nadie quiere que acabes tu carrera dejándonos un mal recuerdo de la que ha sido el jugador más decisivo de la historia de españa.