El sendero correcto de los Washington Wizards

Del abismo a la cima

Los Washington Wizards caminaron junto a Dorothy por el sendero correcto / El Huffington Post

Soy Dorothy Gale, una niña que sueña con vivir una vida mejor. Una vida que me permita ver a mi equipo favorito en lo más alto de la cima. Esa cima que con la que llevo soñando prácticamente desde que nací -realmente desde hace un rato- y a la cual espero llegar algún día. Para ello, les he pedido a los Washington Wizards que sigan a raja tabla la frase que dijo Pepe Conde en el II Congreso Internacional de Readaptación y Prevención de Lesiones de JAM Sports: “sueña con un punto de locura y trabaja con pasión para que esos sueños se conviertan en realidad”.

De pequeña solía cantar somewhere over the rainbow con la idea de llegar a algún punto en el que pueda estar en algún lugar sobre el arcoíris. Esa tuvo que ser la sensación que vivió LeBron James al darle el primer anillo a los Cleveland Cavaliers. Sin embargo, yo soy fan de los Wizards desde que un tornado me atrapó y me llevó sin mediar razón alguna a un lugar que nunca había visitado. Fue un viaje totalmente imprevisto, duro, melancólico. No sabía qué hacer, pero pensé en la frase que me dijo un sabio: “todo pasa por alguna razón”. En ese momento no entendía el porqué, aunque rápidamente se me encendió la bombilla y dije: “el destino ha querido regalarme un viaje a un lugar maravilloso, repleto de colorido y con especies adorables”.

Al llegar a aquel lugar me topé con personas entusiastas por la vida que no dudaban en cantar y bailar cada vez que tenían ocasión. En ellos se podía apreciar un don especial por vivir intensamente cada acción diaria, teniendo una disposición plena para hacer el bien por los demás. Les pregunté cómo llegar al Verizon Center para poder ver a mis ídolos y me dijeron que continuara por el camino amarillo. Poco tardamos en cantar a coro la famosa canción de Follow the Yellow Brick Road’ mientras emprendíamos el sendero que me llevaría a cumplir mi sueño.

Al alejarme de aquel maravilloso lugar me quedé sola, pero supe cuál era la ruta a seguir. En el sendero amarillo encontré a un hombre esbelto, elegante, con unas gafas de sol que reflejaban su espléndido look, pese a su calvicie. Sin embargo, lo que más me llamó la atención no fue él, sino su cerdo. Sí, ¡estaba paseando un cerdo! Quise acercarme a hablar con él. En cuanto se quitó las gafas de sol me di cuenta de que era Marcin Gortat. Me dejó en estado de shock.

-¡No puede ser! –dije mientras me frotaba los ojos, pero me di cuenta de que era real.

-¿Qué sucede?

-Estoy alucinando, eres ¡Marcin Gortat!

-Así me llaman, y este es Pancho. –dijo señalando a su mascota.

-No me lo puedo creer. ¿Qué haces aquí? Deberías estar entrenando para el partido de mañana. –dije preocupada por el equipo de mis corazones.

-No creo que siga en el equipo. Tenemos el peor banquillo de la liga y no ganamos partidos. Se me han quitado las ganas de jugar.

-No digas tonterías, yo estaba en mi casa, cuando de pronto un tornado me ha arrastrado hasta este lugar. En él me he dado cuenta de lo bonito que sería ver a los Wizards en directo.

-Tú eres una verdadera fan. Agradezco tus palabras, pero en estos momentos prefiero vivir otra vida.

-No puedes decir eso, muchos fans están deseando verte jugar. Algunos incluso vienen desde otros continentes simplemente para ello. Yo estoy dispuesta a recorrerme la distancia que sea necesaria con tal de poder verte vestido de corto.

-Tengo un gran problema y es que no puedo dejar a mi cerdo solo. Vivo en una casa, no en una granja.

-Eso no es problema, yo vivo en una granja con mis tíos, así que podríamos cuidar de Pancho.

-¿De veras?

-Sí.

-Fíjate que me está entrando de nuevo el gusanillo por volver a jugar con los Wizards.

-Genial. No sabes cuánto me alegro.

-Este es el trato: si tú cuidas de Pancho, yo vuelvo a jugar.

-Perfecto. Solo con una condición: ¿qué puedas invitarme al Verizon Center?

-Eso está hecho. Tendrás entradas a pie de pista. –me dijo guiñándome el ojo.

-¿De verdad? –le dije entusiasmada.

-De verdad. Te lo prometo.

La cara que puso Gortat al leer este artículo / Nil Alemany (SB)

Empecé a saltar de alegría. Jamás hubiera pensado en vivir esa situación. Nos pusimos a cantar. Sí, Gortat, no solo es un tipo sorprendente por los animales con los que se fotografía, sino también porque no tiene reparo a la hora de cantar.

Continuamos por el sendero marcado, hasta que encontramos un pequeño río. En él estaba John Wall tripulando un pequeño barco, pero se le veía un tanto solitario. No me lo podía creer, estaba paseando con Gortat y de pronto me encontré a la estrella de los Wizards. Fue algo alucinante.

El buque había perdido toda su velocidad y apenas podía moverse. Le vimos muy preocupado por ello. Marcin no tardó en hablar con él. Wall se alegró mucho de verle. Veía que no me lo presentaba, así que decidí presentarme yo misma.

-Hola John, soy Dorothy. –le dije mientras le estrechaba la mano. -Estoy buscando la forma de llegar al Verizon Center porque quiero ver al equipo de mis sueños.

-¿Al equipo de tus sueños? ¿Lo dices en serio? –dijo a carcajadas.

-Sí, llevo toda mi vida deseando poder veros en directo, pero no he tenido la oportunidad. Sería todo un sueño para mí. –realmente me enteré de la existencia de este equipo mientras volaba.

-Creo que te has equivocado de época. Si has leído la prensa habrás visto que me quedé muy solo, sin poder reconducir el rumbo. Decidí abandonar. No tenía otra.

-¿Cómo qué no? Yo creo que si os juntáis de nuevo podréis hacer grandes cosas. Tenéis un quinteto muy bueno. Si confiáis en vosotros mismos le daréis guerra a los Cavs.

-¿Tú crees?

-Claro, solo debéis confiar en vosotros mismos.

-Marcin, esta chica parece que tiene la fórmula que llevamos tiempo buscando. –dijo Wall a Gortat.

-La verdad es que parece que sabe cómo remontar el vuelo. –dijo el polaco.

-¿Y cómo volvemos ahora? Porque con este barco no llegaremos a ninguna parte –preguntó Wall.

-La senda amarilla nos permite ir a pie, así que deberemos seguirla. –dijo Dorothy.

-Si claro… -contestaron los dos jugadores riéndose al unísono.

-Los caminos largos llevan un proceso más costoso pero te pueden reconducir a mejores metas. Así que propongo salirnos del río y seguir nuestro propio camino a pie por los oscuros bosques que nos podrán aportar claros de inmensa luz a su salida.

-¿No lo dirás en serio? Es imposible que lleguemos algún día –dijo el base.

-Claro que hablo en serio. No digas imposible, permitidme citar a Javier Iriondo: “destierra la palabra ‘imposible’ de tu vocabulario y de tu vida y atrévete a soñar porque son los grandes soñadores los que escriben la historia”.

-Cualquiera le dice que no a esta chica… -le dijo Marcin a John.

-Y tanto. Simplemente por lo que me ha dicho, merece la pena luchar. Eres una verdadera fan. Muchas gracias por tus palabras. –contestó entusiasmado Wall y acabó dándome un abrazo.

John Wall se encontró solo conduciendo el barco / Nil Alemany (SB)

Estaba alucinando, no me lo podía creer. Acababa de conocer a dos de las estrellas del equipo y les estaba convenciendo para que volvieran a jugar. ¿Quién lo diría?

Nos pusimos a caminar por el frondoso bosque, pero rápidamente se hizo de noche, con la oscuridad que atesora. Fuimos charlando sobre sus diversas historias hasta llegar a este lugar. Acampamos en una zona presumiblemente tranquila, donde pasamos la noche.

Al amanecer, noté una sensación extraña. Tenía un mal presentimiento. Escuché unos gritos pero no sabía su lugar de procedencia. Wall y Gortat dormían profundamente. Miré a todas partes hasta comprobar que alguien se hallaba tras un árbol, se asomó sigilosamente y vi a un karateca. Grité con todas mis fuerzas pero no logré despertar a mis compañeros de aventura.

No sabía si me iba a atacar o estaba ensayando su táctica. Me acerqué tímidamente para si era capaz de reconocerle. Cuando me fijé en su rostro vi a un joven con su cinturón negro de kárate. Al verme se asustó. Rápidamente se escondió tras un matorral, pero al ver que no quise atacarle salió dudando. Esa cara me resultaba familiar. Estaba alucinando. Le dije:

-¿Oubre, eres tú? –no tenía ninguna duda de que era Kelly Oubre Jr., pero quería que me lo dijera él.

-Sí, soy yo. ¿Quién eres tú?

-Soy Dorothy, una gran fan de los Washington Wizards. Estoy deseando llegar al Verizon Center para veros jugar.

-Pues me da a mí que te has perdido un poquito. Hace tiempo que no jugamos juntos. Hubo un mal rollo y decidimos dejarlo como grupo.

-Pues ya estáis volviendo. Mi sueño desde niña es veros en directo y no me lo vais a quitar. He conseguido convencer a Wall y Gortat, que por cierto, están ahí dormidos. –dije señalando el lugar del bosque en el que se encontraban tirados en el suelo.

-¿Wall y Gortat? Pero si no se hablaban…

-Ahora sí. Parece que se llevan muchísimo mejor y están deseando volver a jugar.

-Pues vale. Yo aquí estoy muy bien. Además quiero mejorar como karateca y por ello decidí abandonar la NBA. Fue una buena oportunidad.

-Me parece muy bien. Pero no sé si sabrás que este año el All-Star es en New Orleans, tu ciudad natal, y mucha gente quiere ir a verte. Eres un ídolo de muchos y muchas adolescentes.

-No creo que lo digas en serio, apenas me conoce la gente.

-Eso es lo que tú te crees. Deberías de ver la cantidad de carteles tuyos que hay en mi pueblo. –era consciente de que era mentira pero debía convencerle.

-Oye pues, si le importo a alguien, volveré. Simplemente por esa gente que me apoya.

-Fantástico –dije alucinando con mi capacidad de convicción.

Kelly Oubre Jr. cambió el kárate por la NBA / Nil Alemany (SB)

Había convencido a tres estandartes de mi “equipo favorito” para que volvieran a unirse. Estaba estupefacta, no daba crédito a lo vivido en los últimos días. Es cierto, que nos costó llegar más tiempo del previsto. La temporada comenzó en octubre y hasta principios de diciembre no aparecimos por el Verizon Center. Entrar en ese estadio, no ver asientos vacíos, sentarte en primera fila y notar la sensación de lo que es ganar plácidamente como locales fue algo indescriptible.

Logré recomponer un equipo que estaba completamente destrozado y a raíz de ello las victorias no tardaron en llegar. En el momento en que llegaron no se marcharon y llegaron a ser el mejor equipo de toda la Conferencia Este en el mes de enero. Si me lo hubiera dicho hace unos meses no me lo hubiera creído.

Como diría Antonio Lobato: “si esto es un sueño que nadie me despierte”