Al Horford y el problema de las expectativas
Un repaso al "mal" momento del jugador
Cuando, allá por el verano de 2016, Ainge y Stevens decidieron que Al Horford sería una pieza interesante que añadir al equipo, conocían al jugador que estaban fichando. Si bien es cierto que se le tuvo que ofrecer un máximo contractual ante la subida del espacio salarial, y con las esperanzas de que su fichaje condicionase la decisión de Kevin Durant, Danny Ainge sabía lo que el jugador podía ofrecer individualmente y no solo como facilitador de la llegada de otra estrella.
Hoy por hoy, 8 meses después de su firma, el dominicano está pasando por un bajón en su juego. Esta mala racha se está viendo reflejada en su aportación anotadora, en la que podemos observar un descenso brutal en su efectividad desde la larga distancia, a lo que sumar su ya de por sí inconsistente eficiencia en tiros de dos puntos durante la temporada.
Llámenlo como quieran, pero, realmente, esta es una historia sobre expectativas. Horford no es la sierra que corta la madera al final de la máquina, es el engranaje que hace que todo lo demás funcione. Horford, en palabras de Matt Moore de la CBS, es una mejora de software que aumenta la eficiencia del programa, pero que no va a aumentar la producción de manera significativa. El problema con Horford han sido las expectativas, no va a promediar grandes números. Horford es un jugador que hace que todo lo demás mejore.
Pero empecemos por el principio, explicando y objetivando el mal momento en el tiro de Al Horford, para luego intentar encontrar cierta explicación. El dominicano, en estos últimos 5 partidos, promedia 7.6 puntos con un espeluznante 2-13 en triples. Tras perderse dos partidos seguidos a finales de enero, Horford promedia 10 puntos y 6 rebotes con un 40% en tiros de campo y un 30% en tiros de tres.
El zenit de esta mala racha fue, poéticamente, el partido contra «sus» Hawks en el Garden. Partido que Horford, con un problema de faltas, terminó con un 3 de 9 en tiros de campo, acompañados de 6 rebotes en 27 minutos de juego. Las sensaciones fueron malas, Horford no pudo asumir el peso ofensivo que el equipo necesitaba y los Celtics perdieron en un encuentro en el que los Hawks, como ya hicieron en los pasados PlayOffs, encerraron a Thomas en su trampa.
¿Era realista pedir a Al Horford que asumiese ese peso?
Podríamos decir que era lógico que la afición pidiese al jugador, el cual cobra 27 millones, que diese un paso adelante en el apartado anotador, pero no era realista si de verdad te paras a pensar qué tipo de jugador es el dominicano.
«Realmente no presto atención a los números.» – decía Stevens sobre Horford tras el partido contra los Hawks. – «Quiero decir, Al (Horford) marca mucha diferencia con solo estar en la pista, moviéndose bien en defensa, cubriendo el sitio correcto y en ataque moviendo el balón. Puede meter 2 o puede meter 0, no presto atención a eso. Va a tener noches en las que meta muchos tiros y habrá noches en las que la pelota no quiera entrar, pero siempre tiene un impacto positivo en el equipo».
El propio jugador, tras varios partidos intentando pocos tiros, admitió que necesitaba tirar más, pero que el sistema del equipo no era el propicio para ese fin. Y aquí está la clave, Al Horford es un jugador que puede anotar, pero si el sistema se lo permite.
Vamos a hablar de números para explicar esto.
En la tabla podemos observar como la cantidad de tiros respecto a la temporada pasada es muy parecida. También, y lo más importante, es que podemos ver y analizar los tipos de tiro que asume Horford con los Celtics.
Así, vemos que el #42 intenta un triple más por partido que la temporada pasada, lo que se refleja en una disminución en tiros de dos puntos. El dominicano, en sus etapas más anotadoras, se caracterizaba por conseguir sus canastas cerca del aro (nunca superó los 0.5 triples por partido hasta estas dos últimas temporadas); pero ni en los Hawks ni con los Celtics vive solo del triple.
El hecho diferencial, y lo que más llama la atención, es lo que podemos encontrar en el último apartado de la tabla, el porcentaje de tiros de dos puntos asistidos. Horford, en su año final con los de Atlanta, tiraba el 77.6% de sus tiros de dos tras asistencia (con un 50.5% de acierto), mientras que en lo que va de año con los Celtics solo consigue que el 59.2% de esos tiros lleguen tras pase de un compañero (con un 45.1% de acierto).
Es decir, el sistema de los Hawks le conseguía a Al Horford tiros mucho más cómodos, el jugador estaba más incluido en las jugadas ofensivas como finalizador. En los Celtics, como ya ha dicho el jugador y sus compañeros, Horford no se encuentra tan cómodo en el papel de anotador. El hecho de jugar con un jugador que absorbe tanto peso ofensivo como Thomas (algo lógico visto su nivel) no ayuda.
«Tenemos que conseguir darle el balón. Es un factor esencial en lo que hacemos y en nuestro éxito.» – decía Thomas sobre Horford. – «Tengo que ver el flujo del juego. Tengo que darle la pelota, no hay excusa. Soy el base de este equipo y tengo que hacer un mejor trabajo dándole la pelota en sus mejores posiciones. Ha hecho un gran trabajo encontrando posiciones liberadas y pidiendo el balón. Tengo que hacer un mejor trabajo en eso».
Sin estar errado, pienso que Thomas no enfoca la situación de la forma correcta.
Horford no necesita balones como los necesita un anotador de volumen, Horford, como hacían los Hawks, necesita jugadas que le dejen liberado, en buenas situaciones y, a ser posible, cuanto más cerca del aro mejor. En los Celtics solo está consiguiendo jugadas de pick&pop, con la consiguiente y lógica merma en sus porcentajes.
En los siguientes vídeos podemos ver la diferencia esencial entre ambos sistemas. En el primero, con los Hawks, Horford consigue tiros liberados cerca del aro; mientras que con los Celtics, los tiros liberados de Horford solo suelen llegar tras pick&pop, mientras que las canastas cerca del aro suelen llegar tras jugadas de 1vs1 después de un aclarado. En estas situaciones de duelo individual, Horford tiene herramientas para anotar, pero no es ni mucho menos su mayor fuerte, pudiendo ver cómo sufre en muchas ocasiones y falla mucho más tiros de lo habitual.
— Álvaro Méndez (@Almendiz) 3 de marzo de 2017
— Álvaro Méndez (@Almendiz) 3 de marzo de 2017
Podríamos resumir la situación con Horford en tres puntos:
- Horford no es un jugador que pueda asumir un volumen ofensivo a lo «go to guy«. No es ese tipo de jugador, no es su estilo y no tiene las herramientas para ello.
- El hecho de aumentar la cantidad de tiros de tres puntos y que los únicos tiros liberados que consigue por sistema sean tiros alejados, hace que sus porcentajes bajen.
- Su mala racha anotadora y la sensación que provoca de estar jugando mal se debe, en mayor medida, a su mal tiro de tres puntos en el último mes.
El problema que realmente me preocupa son sus malos porcentajes desde el triple. Horford no es ese jugador que va a asumir un peso ofensivo anotador en ausencia de Thomas o cuando Thomas tiene o le provocan una mala noche. Puede intentarlo, pero no es ese jugador.
Horford no tiene que meter 20 puntos, ni siquiera 15 todas las noches. El Horford del máximo, ese que tanto se está criticando últimamente, no necesita ser ese tipo de anotador de volumen, necesita ser un anotador efectivo. Lo interesante que aporta Horford al ataque, además de creatividad e IQ, no es la posible cantidad de puntos que pueda meter, es la cantidad de puntos que puedan creer sus rivales que va a meter. Por esto Horford no necesita meter muchas canastas, sino ser lo suficientemente efectivo como para que los rivales piensen que puede hacerlo si le dejan liberado. Si Horford consigue ser efectivo en el tiro de larga distancia, todas las puertas se abrirán para que pueda hacer lo que mejor sabe, crear.
Y es que Al Horford, ese software/engranaje que hace que todo funcione mejor, necesita, en estos Celtics, que el tiro de tres entre, para poder así liberar espacios para sí mismo y para todos sus compañeros. No puedo no estar de acuerdo con Brad Stevens en este tema, Horford siempre suma cuando juega y, por mucho que tenga una mala racha en el tiro, todos sus compañeros agradecen que «la pieza» siga girando.