Los Celtics regresan a Boston con la serie empatada

Boston Celtics 104 – 95 Chicago Bulls

isaiah thomas
Isaiah Thomas/Brths (CC)

Los Boston Celtics llegaban a la Ciudad del Viento con un objetivo tan claro como apremiante si no querían hacer uno de los mayores ridículos en la historia de los Playoffs: ganar los dos partidos para traer la vuelta empatada a Boston, o al menos uno de ellos para conservar un hilo de esperanza. Y no, el reto no era sencillo, el equipo había estado desdibujado en los dos primeros encuentros de la serie y los de Brad Stevens no ganaban en Illinois desde 2014.

Entonces fue cuando se supo que Rajon Rondo, entrenador base de los Chicago Bulls, estaba lesionado de manera indefinida en el pulgar de su mano derecha y cuando Brad Stevens decidió poner en el quinteto titular a un jugador drafteado por los Boston Celtics cuando él era aún asistente en la Universidad de Butler, Gerald Green.

La importancia de Green en la primera victoria en la carretera ya fue aquí analizada por nuestro compañero Sergio Hernández, y volvía a serlo en este Game 4 en el que empezó como un auténtico tiro en ataque y muy activo en defensa, volviendo a poner a los Boston Celtics diez puntos arriba a los tres minutos de juego. Tras este prometedor arranque por los locales, el partido fue de completo dominio visitante hasta que en el segundo cuarto Marcus Smart tuvo sus más y sus menos con Jimmy Butler y los locales se acordaron de qué clase de partido estaban jugando.

La ventaja que llegó hasta los 20 puntos para los Orgullosos Verdes fue acortada hasta casi la mitad al llegar al descanso y completamente anulada a mediados del tercer cuarto cuando los Bulls conseguían la primera ventaja del partido para ellos. Lo hicieron gracias al empuje de un Jimmy Butler tan inspirado como protegido por los árbitros, que veían falta en cada contacto y tuvieron un criterio más que difuso a la hora de señalar técnicas y faltas en ataque. No los estamos acusando de locales o partidarios, solo de ser muy malos.

Fue en ese momento cuando Brad Stevens decidió poner de vuelta en el partido a un Isaiah Thomas bastante desacertado hasta el momento y que acabaría anotando o asistiendo en los 16 puntos siguientes de los Boston Celtics para poner de nuevo la ventaja en dobles dígitos. Salió Thomas acompañado de la conocida Picadora de Carne y, salvo los dos minutos iniciales y el final del último cuarto, con ella decantaría un partido que nunca deberían haber dejado oler a sus rivales.

Por parte de Chicago, volvió a ser el conjunto gris, falto de ideas y encomendado al talento de Jimmy Butler que han sido durante tres cuartas partes de la temporada y a día de hoy parece que solo una vuelta milagrosa de Rajon Rondo podría revertir su dinámica. Decepcionante partido de unos Dwayne Wade y Nikola Mirotic que tendrían que haber ayudado más, especialmente cuando el partido estaba en la cuerda.

La serie queda ahora 2-2 y vuelve a Boston.