Mercado NBA:Chicago Bulls, una reconstrucción necesaria
Luces y sombras en un proyecto muy jóven

El ansiado proceso de reconstrucción ya ha llegado para Chicago Bulls. Y, la base de su proyecto la constituyen Kris Dunn, Zach LaVine, y Lauri Markkanen. A estas tres promesas debemos sumarle a Denzel Valentine, David Nwaba, Paul Zipser, Justin Holiday, Bobby Portis, Cristiano Felicio, Jerian Grant, Antonio Blakeney, Cameron Payne y, aun por renovar, Nikola Mirotic, y a los veteranos Dwyane Wade y Robin López, siempre necesarios en un vestuario tan joven.
Inmersos en la oscuridad de comenzar tal proceso, sólo unas pocas luces son las que iluminan la Ciudad Del Viento, unas luces que nadie sabe en qué se convertirán. Los binomios que las personifican no son otros que los 5 de inicio.
Dunn, LaVine, Wade, Markkanen y López, un quinteto de luces y sombras
En todo vestuario hace falta un líder, y en el caso de los Bulls, esta función caerá sobre los hombros de Dwyane Wade y Zach LaVine. En cuanto a Kris Dunn y Lauri Markkanen, ambos están llamados a ser los dos escuderos de lujo. Uno que dirija el juego, y el otro que haga agonizar a las defensas rivales haciendo uso de su indudable aptitud para la ofensiva.
El base, procedente de la Universidad de Provindence, llegó siendo elegido en la quinta posición del Draft celebrado en 2016. Sin embargo, debutó con una desilusionante temporada rookie. La falta de minutos en Minnesota pudo ser una de las causantes del desvío de su rendimiento hasta el fiasco. Este fracaso en su primer año acabó causando su traspaso a Chicago. En esta nueva etapa, Kris Dunn busca reinventarse y alcanzar el nivel que todos esperábamos de él.
En cuanto a su juego, las características que lo caracterizan, valga la redundancia, son muy definidas. Al hablar de Kris Dunn, nos estamos refiriendo a un point-guard de alto nivel defensivo. Indudablemente, esa es su faceta más desarrollada, y con la que pretende deslumbrar en una NBA repleta de astros del ataque. Este éxito se debe, básicamente, a una obsesión por el marcaje y a sus ventajas físicas. Ventajas tales como dinamismo, velocidad, fuerza, explosividad vertical, versatilidad… que le permiten ser capaz de defender a cualquier base. En su paso por la Universidad, Dunn llegó a promediar 3 robos por 40 minutos, regalándonos miríficas acciones en penetración, y siendo la pesadilla de tantos atacantes a los que perseguía hasta hacer trizas. Gracias a ese afán por la defensa y esa capacidad atlética, Kris Dunn podrá cubrir las carencias defensivas de su compañero Zach LaVine. Además, Kris Dunn ha demostrado ser un notable organizador de juego que logró, en Universidad, registrar 7.5 asistencias por partido, con un 41.8 AST%. Gran parte de su juego lo concentra en la transición, al repartir el 20% de sus asistencias en dichas situaciones. En adición, Kris Dunn es un gran anotador, que consigue llegar hasta canasta gracias a sus habilidades físicas, y a su destacado manejo de balón. A pesar de que, de explotar estas facetas de su juego, Dunn podría llegar a un nivel muy elevado entre jugadores de su posición, hay otros aspectos que el jugador debería mejorar para llegar a lo más alto, tales como el tiro, su ímpetu por hacer y forzar demasiado y su precisión en algunos pases también forzados por su impulsividad.
Como escolta, los Bulls disponen del que está llamado a ser el líder en un futuro, Zach LaVine, del que hay que subrayar su inaudita destreza ofensiva. Se trata de un jugador meramente dotado para el ataque, que llegó a anotar hasta 19 tantos por noche durante la pasada campaña, durante los 50 partidos que disputó, debido a una grave lesión de rodilla. Gracias a una constante mejora de su tiro, Zach LaVine ya no sólo un dunker. Su suprema condición atlética le permite penetrar hacia el aro con relativa facilidad, pero, más remarcable es su superlativo salto vertical, que le posibilita protagonizar las mejores highlights de la temporada, como posters inimaginables. Si sigue experimentando mejoras en su tiro y en su bote, Zach LaVine podría ascender muy rápidamente hacia el Olimpo de dioses NBA. De realizar tales acciones, LaVine no sería más que un espécimen de la virtud ofensiva. Sin embargo, a pesar de tener un físico imperial, Zach LaVine no ha sido capaz, todavía, de compaginar su ofensiva de élite con una defensa aceptable. Una superestrella de la NBA debe dominar a ambos lados de la cancha, y Zach LaVine está llamado a ser esa superestrella sobre la que Chicago Bulls ha decidido construir su proyecto. El jugador, ex de UCLA, necesita implicarse más en las tareas de defensa. En el mercado NBA hay muchos ases en ataque, pero sólo algunos son capaces de alcanzar también un nivel notable en defensa. Esa es su asignatura pendiente.
La tercera pieza del puzzle la conforma Lauri Markkanen, elección número 7 del último Draft. Posible (y desgraciada) mente, la peor elección del top 10. Todavía hay muchas dudas en torno a la figura del finlandés, pero su sobresaliente tiro, unido a su altura, 7 pies, lo hacen un perfil de jugador que encaja perfectamente en el estilo de la NBA actual, caracterizado por el excesivo uso del perímetro. Como pasa con Dunn, Markkanen tiene ventajas que, si lleva hasta el máximo nivel, pueden hacer de él un jugador especial. No obstante… Markkanen tiene mucho por mejorar. Al igual que hizo Kristapts Porzingis, Markkanen debe sufrir una adaptación física si quiere triunfar en el baloncesto estadounidense. Ganancia de peso, fuerza y músculo que le permitan batallar en la zona con cualquier otro 7 pies. A pesar de que es un ala-pívot, debe mejorar su defensa en el poste, su habilidad reboteadora y su presencia interior para ser más que un tirador de élite. En Arizona ha mostrado flashes de su talento, pero todavía tiene mucho trabajo que hacer para sacar su máximo nivel.

El quinteto que saltará a pista de inicio lo completan Dwyane Wade y Robin López. El primero, considerado el tercer mejor escolta de la historia, será el veterano de lujo que guíe a los jóvenes Bulls. Ya está descartado su buyout, y un traspaso parece improbable. Con un larguísimo recorrido a sus espaldas, Wade jugará para el equipo de su ciudad natal en una de sus últimas temporadas. Al acabar contrato, el próximo mercado NBA verá a Flash como agente libre y, por lo tanto, liberando así los Bulls 24 millones, crearán margen salarial, muy necesario. Robin López, si no es tradeado, puede suponer una ayuda muy necesaria para las debilidades interiores de Markkanen, dada su gran defensa interior, sumamente infravalorada, y sus dotes para el rebote.
Un banquillo aun por explotar
Para moldear su segunda unidad, Bulls cuentan con muchos jugadores prometedores que pueden convertirse en suplentes de calidad. Nwaba, procedente de los Lakers, junto a Felicio y Holiday constituyen un grupo de promesas cuya máxima cualidad es el atleticismo. Por otra parte, Blakeney, Valentine, Mirotić, Grant y Zipser suponen un incremento del acierto de tiro, junto a Bobby Portis y Cameron Payne.
Todos los mencionados están llamados a devolver la ilusión a una apagada franquicia. Surgen muchas dudas, pero en el pensamiento de todo aficionado siempre hay un hueco para la esperanza. Ya que, es lo último que se pierde, ¿verdad?