Thon Maker, me equivoqué contigo

No tiene potencial ofensivo

Thon Maker
Thon Maker, quiérete un poco más.

Hay ocasiones en las que uno se equivoca, mete la pata, y solo le queda renunciar a sus principios, a sus creencias y a sus referencias, solo le queda aceptar la realidad. Este es mi caso, mi caso con el bueno de Thon Maker, jugador al que yo prometía como el jugador del siglo XXII, el real escudero de Giannis, un defensor innato, pero me equivoqué, el de Sudán, no llevará a los fans de los Milwaukee Bucks a la tierra prometida, y lo dice su mejor seguidor, no ya por el cariño que le tengo, sino por el tiempo que he malgastado observándolo.

Lo siento por los que me hicieron caso, pero si el chico sigue así, no, no llegará a ningún lado, como mucho a la D-League, pues ha quedado demostrado que ni teniendo la mejor actitud se puede llegar lejos en el mundillo. Ya que aún siendo un jugador acertado en defensa, en ataque no hay por donde cogerlo, no tiene el pedigrí propio de un jugador dominante, esa agresividad, ese hambre. Una pena, tras ver partidos y partidos, y coger cada pincelada de su juego ofensivo, llegue a las siguientes conclusiones, con las que retrato un poco su función, que no es mala, es más bien impropia de alguien que quiere destacar.

Estas pinceladas son referentes a la función y la mentalidad del jugador, que demuestra día a día estar lejos de lo que sus plegarias prometían. Debido a que para empezar, no puedo hablar de otra cosa que no sea su mediocre mentalidad, pues su cuerpo, su mirada, sus gestos, hablan por si solos, el center ni siquiera mira el aro, no tiene nunca la intención de acabar la jugada. Solo hay que ver la colocación de sus pies, como baja a veces los hombros y no mira más allá de un pase, partiendo de esa base, nunca será nada.

Sus ataques se fundamentan en facilitar el trabajo a los demás, lo que es más que correcto, el problema reside en que no quiero a un Maker correcto, quiero algo más allá de eso, un jugador que destaque a parte de ser correcto. Siempre lo vemos bloqueando a jugadores, con balón, sin balón, hacia el centro, hacia la esquina, hacia el poste alto, no hace otra cosa, en cuatro partidos seguidos en los que lo observe con lupa, sólo hubo tres jugadas en estático que no bloqueara a nadie.

Thon, ya basta de bloquear al jugador con balón, y aún quedándote con un jugador al que le aventajas más de dos palmos de altura, no ser capaz de pedirla y acabar tu, basta de esconderte tras él. No tiene explicación que un día digas que vas a ser el MVP en los años venideros, y al siguiente en el 50% de lo ataques no saber si apartarte a la esquina o quedarte dentro, estorbando y ocupando tierra de nadie. Da la sensación de que un jugador que podría ser muy importante en los Bucks, no se siente útil, ni productivo y solamente trabaje en mejorar el ataque del resto.

La única forma de verlo recibir dentro es cuando por rotación de balón se ve obligado, o cuando al playmaker que «ayuda» le saltan al flash y le hacen su consiguiente uno contra uno en bloqueos directos. Lo practica tan poco que da la sensación de que no le gusta, de que tiene miedo a las responsabilidades, y esto aumenta, cuando las veces en las que está en dicha situación o bien busca un pase, (a su favor hay que decir que suele ser definitivo, o con mucho sentido), o bien finaliza él.

Y no creas que por finalizar las cosas cambian, puesto que si no es suficiente hacerlo como última opción y recurso extremo, lo hace con miedo. Sin buscar el contacto, siempre con una suspensión opuesta a la proyección normal, es decir alejándose del aro, y forzando un movimiento muy poco natural. En los partidos venideros, ha tenidos unos contra unos en el poste con Kennard, y con Ish Smith, y en ambos no ha sido capaz de solventar la situación y acabar con una canasta fácil, un problema muy gordo que tiene. Pues el valor de los pívots en un equipo se debe a la gran cantidad de puntos sencillos que generan, y él precisamente rema en una dirección dispar, la mayoría de sus puntos tienen muchos condicionantes. Mucho tienen que cambiar las cosas, ni sus compañeros lo buscan en el poste, ni él quiere finalizar en el poste, como mucho doblarla a un corte, hay ocasiones en que no le defiende ni el hombre más alto del otro equipo.

Por si fuera poco a esto hay que añadirle los automatismo que tiene inculcados desde la temporada pasada en los que el mismo se abstiene del propio juego. En primer lugar hay que comentar que casi el 85% de las veces que llega a pista ofensiva antes que el base decide esconderse en la esquina, y no esperarlo en el poste bajo ni con un bloqueo en transición. Otra de estas malas costumbres es no continuar el bloqueo, o no pedir el balón cuando continua, pues a menudo da la impresión de que solo quiere ayudar y no quiere intervenir en esta guerra. Otra característica que repite aunque seguramente de esta si es consciente, es la de apartarse del ataque cuando en pista están dos integrantes del big 3, dando prioridad e importancia a aquellos que sí saben coger el toro por los cuernos. La última característica de su juego involuntario es de nuevo algo relacionado con los bloqueos, y además está antes mencionada, ya que no puede resistir un ataque sin hacer un bloqueo, y el problema es que muchas ocasiones estorba, sobre todo en algún indirecto que no pasa hombro con hombro con su compañero.

Antes de ir a la conclusión/solución alternativa, no puedo dejarme por el camino otros matices más independientes al resto. Como, lo ausente y diluido que llega a las segundas partes, o lo lento que es continuando en el pick and roll, esperando a que se coloque la defensa. Tampoco olvidar, que no tiene mal timing, más bien todo lo contrario, es decir que peca de ser un jugador que sabe el qué y el cuándo pero no el cómo. Finalizar ya este carrusel de aspectos negativos, comentando el ridículo (táctico y técnico) que puede llegar a hacer con pívots de calidad defensiva experimentados, que como los perros, huelen el miedo del joven sudanés.

En conclusión, el problema de Maker es la confianza, no se atreve, tiene miedo a fallar, y el miedo en si ya es fallar. Su mentalidad no le deja de poner barreras y barreras que no existen, y con las que él se topa y cae noche si y noche también. Por eso creo que darle un tiempo en la G-League no estaría mal, para que gane confianza en su potencial ofensivo y especialmente para que se vea capaz y descubra poco a poco sus movimientos. Debido a que debe explotar esas jugadas que a él y al equipo siempre le ofrecen un gran resultado, como la de empezar con el arriba para abrir el campo y así jugar sin tantos obstáculos, buscar más el rebote ofensivo e incluso hacer gala de ese tiro tan trabajado buscándose en la media distancia, el que le facilitaría otra alternativa como la penetración al obligar al defensor a salir de la cueva. Dicho el diagnóstico, la medicación no es otra que autoestima y confianza, y puntos fáciles.