ANÁLISIS ACB: El triple también se instaura en España

La ACB se une a la moda del triple

Vivimos en la era del triple, la del baloncesto moderno. Anteriormente los jugadores más grandes estaban acostumbrados a cumplir un rol muy determinado sobre las pistas: bloquear, rebotear y hacer mates (cogiendo esta afirmación con pinzas, siempre hubo excepciones). Hoy en día la historia ha cambiado mucho. Cada vez es más común ver tirar a todos los jugadores que están sobre el parqué, desde los bases hasta los pívots.

A raíz de un artículo publicado por KIAENZONA que recogía los jugadores NBA que tiraban menos de un triple por partido, en SomosBasket hemos extrapolado su fórmula (jugadores que juegan más de un 33% de los minutos, 13 en el caso de la competición europea) para hacer ese mismo análisis en los últimos 25 años de Liga Endesa y el resultado en ambas competiciones es parecido: cada vez hay menos jugadores que no tiran triples.

Números

Como era de esperar, nunca hubo tantos jugadores que tiraran triples como en estos últimos años. En la temporada 2016/2017 se había batido un récord: sólo no habían tirado al menos un triple por partido 41 jugadores, cuando la media de los anteriores 25 años se situaba en más de 51 jugadores por año. El récord, que parecía imbatible, apunta a que va a caer una vez más este año. Al  término de la undécima jornada de competición, únicamente se habían contado 34 jugadores que registraban menos de un intento de triple por partido.

Nº jugadores que intentan menos de un triple/partido. Fuente: Liga Endesa. Elaboración propia.

En términos relativos, los récords tampoco dejan de ser batidos año tras años. La media por equipo, en los últimos años, se situaba cercana a los 3 jugadores por partido que no hacían ese intento por partido desde el 6.75.  En la 16/17 esa media se reducía a los 2.41, la temporada siguiente caía hasta los 2.33 y este año baja por primera vez de los 2 y se sitúa en 1.88, mínimos históricos.

Relación números-puntos

En cuanto a puntos por partido, los ataques más anotadores no están estrechamente ligados a los equipos en los que más jugadores tiran, sino a los que tienen una idea de juego clara. Las temporadas con equipos más cercanos a la media (estos 2.8/3.0 que mencionamos anteriormente) son las que tienen una media de puntos por partido más baja. Por su parte, las que se alejan de esos números y tiran o menos de 2.6 o más de 3.1 son los que más anotan y en las únicas en las que la media por partido sube a más de 80 puntos por encuentro.

Relación entre puntos y jugadores. Fuente: Liga Endesa. Elaboración propia.

Para explicar este dato no hay nada más claro que un ejemplo. En los últimos 25 años, la temporada más anotadora fue la 95/96 con 82.74 puntos por partido. Ese año hubo 3.55 jugadores que no intentaron nuestra variable. La segunda más anotadora fue la 17/18, con 81.78 puntos de media y 2.33 jugadores dentro del estudio. ¿Los extremos nunca son buenos?

Impacto sobre los porcentajes

Pero tirar más no significa tirar mejor ni peor pese a que, en los últimos años, los datos en anotación vuelvan a aumentar. En las temporadas en las que más triples se intentaron, los porcentajes desde la larga son ligeramente inferiores que en las que se intentaron menos: un 35.1% cuando se tira más de la media frente a un 36.7% cuando se tira menos. Esto es, con el paso del tiempo vemos tirar a muchos más jugadores pero, aunque no sean todos especialistas, los porcentajes (casi) se mantienen.

Porcentajes en tantos por 10 (un 36 por ciento = 3.6 en tanto por diez) para facilitar la lectura de la tabla. Elaboración propia.

Las conclusiones que se pueden sacar de este estudio son claras: la evolución del baloncesto, la falta de espacio y los nuevos sistemas defensivos obligan a los ataques a tirar más triples que nunca. Los porcentajes son peores pero se está anotando más que nunca. ¿Por qué? Por el nuevo ritmo que se está imponiendo en el baloncesto mundial.  El volumen de tiros va directamente relacionado a este baloncesto rápido en el que los jugadores más grandes sufren y se apuesta por quintetos más versátiles en los que “todos pueden hacer todo”. Renovarse o morir.