ANÁLISIS | Terry Rozier, actor principal en la nueva obra de Hornets

El base llega a Charlotte para coger los mandos

A rey muerto, rey puesto. Terry Rozier es el elegido por Charlotte Hornets para cubrir el terrible hueco que dejan tanto la retirada de Tony Parker como, sobre todo, la dolorosa salida de Kemba Walker. Su llegada ha despertado gran cantidad de voces, tanto a favor como en contra.

Principalmente se le critica el precio a pagar por un jugador que, todavía, no ha demostrado valer tal cantidad de millones. Pero, más allá de las impresiones iniciales, lo que tienen claro en Hornets es que no están pagando por el jugador que ha sido hasta ahora, si no por el que puede llegar a ser. Es una apuesta propia de la franquicia, algo que se le lleva tiempo pidiendo que haga. Y es que, si miramos la parte más importante, la deportiva, su fichaje resulta muy interesante. 

La larga sombra de Kemba Walker

Charlotte tiene reservado para Rozier un rol muy concreto e importante, el de ejecutor. Con las salidas de Kemba y Lamb, sólo Zeller y Marvin alcanzaron los 10 puntos por partido y de forma muy raspada (10,1 para ambos). A Hornets le falta mucha dinamita arriba, además de imaginación y creatividad, características que definen a su nuevo base. Su función en el sistema será prácticamente exacta a la Kemba realizaba, aglutinar balón, asumir la responsabilidad anotadora, dividir la zona y crear desequilibrios que provoquen ventajas para sus compañeros. Su manejo y habilidad con la bola están fuera de toda duda.

En lo táctico, si bien el sistema que ha mamado en Boston con Brad Stevens no es ni mucho menos el mismo que utiliza Borrego sí que se va a encontrar con una similitud muy concreta. Los Celtics se jactan de utilizar un sistema bastante coral donde se deje libertad al base para poder romper a la defensa rival. En condiciones normales, ese puesto estaba reservado para Irving, pero fue con su baja durante los Playoffs de la temporada 2017/2018 cuando esta responsabilidad recayó sobre Rozier y se vio su mejor versión sobre una cancha de baloncesto.

A Rozier le gusta la responsabilidad, siente ese picorcito. Y es esa responsabilidad la parte clave de la ecuación. Su temporada a la sombra de Irving ha dejado mucho, muchísimo que desear teniendo en cuenta las expectativas que levantó en los citados PlayOffs. Sin esta cuota de protagonismo, deja de sumar de la misma manera y se hace muy pequeño. Rozier necesita cámaras, luces y focos apuntando. Es un divo que reclamaba atención. Y el páramo en que se ha convertido Charlotte le ofrece el escenario perfecto para representar la función. 

No todo encaja a la perfección

Lo primero a destacar es precisamente la cabeza. Como acabamos de decir, Rozier necesita sentirse importante, pero si las cosas no salen bien desde el principio y tocar remar río arriba, no parece que su actitud sea la más adecuada. Si los galones empiezan a repartirse por una falta de química inicial que sería entendible, ¿podrá el propio Rozier reponerse y reclamar su sitio?

Por otra parte, y a raíz del mismo tema mental, Kemba era el líder natural de esta plantilla. Liderazgo que no parece compartir su sustituto, más pendiente normalmente de sumar para él antes que para los demás (recordemos que no ha alcanzado las 3 asistencias en ninguna de las tres temporadas que lleva en la NBA). Y ese liderazgo será muy importante con una plantilla tan joven y de la que se esperan tantas derrotas durante este curso. No ya sólo por ganar más o menos partidos, sino por crecer como equipo de futuro.

El último punto de dudas se encuentra en su capacidad de generación. Es indudable que posee talento, especialmente para el dribbling, y de ahí pueden nacer muchas ventajas tanto al contraataque como en estático. Pero depender siempre de que el base se vaya de su par no es precisamente la mejor de las ideas. A la hora de desarrollar un juego equilibrado en media cancha va a ser necesario que Rozier aporte un punto de creación extra a lo que ha venido haciendo. 

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Ya no dispondrá de Al Horford para ayudarle a crear juego y el resto de la plantilla no parece que pueda ayudarle mucho en ese aspecto. Batum podría ayudar en esa función como hizo en sus inicios en Charlotte con Kemba, pero el crecimiento del nuevo jugador de los Celtics provocó que Borrego apostara por el francés como más como jugador a ocupar las esquinas que como generador. Veremos si está dispuesto a devolverle funciones o el salto hacia adelante de Rozier va a tener que ser muy rápido.

¿Está Borrego listo para echarle una mano?

Como incógnita, queda el tiro de tres. La mejoría en ese aspecto de Kemba dio alas a su equipo, carente por momentos de un sistema para encontrar a sus aleros con ventaja para el lanzamiento. Así, Walker sumaba mucho más de lo normal gracias a triples tras bote, un gesto de enorme dificultad. Rozier tiene buena mano (ha mejorado muchísimo desde sus dos primeros años) y, aunque puede convertirse en un gran ejecutor de tres, todavía no lo es y no se le puede pedir que se muestre igual de fiable, más a su edad, de lo que era Kemba.

Además, este último año ha sufrido un importante descenso en sus porcentajes de tres, bajando de un 38.1% a un 35.3%. Si se le exige una mayor cuota de tiros, que sean tras bote y no se le ofrece ninguna ventaja táctica desde el banquillo, el equipo se va a resentir mucho. Borrego tendrá que estar hábil para que siga creciendo en este aspecto, lo van a necesitar.

Así pues, el escenario está listo, los focos calentando y el público impaciente pese a todo lo que queda para arrancar. En la mano de “Scary” Terry Rozier está interpretar una gran obra que imponga terror a largo plazo o que sean los propios aficionados de Hornets quienes huyan despavoridos.