ANÁLISIS | MundoBasket 2019: Argetina, la generación 2.0
La nueva Argentina, liderada por Campazzo y Scola, viene a por todas
Hablar de Argentina siempre significa hablar de grandes nombres, sinónimo de leyenda e historia viva de este deporte. Desde las más remotas canchas callejeras de un país que supura fútbol por todos los costados, muchos son los jugadores albicelestes que desafiaron las normas establecidas para forjar una leyenda en el deporte de la canasta. Lo que hace unos años parecía impensable, es hoy en día una realidad. En cualquier bar, tertulia o grupo de amigos, la tendencia ha cambiado. En boca de los argentinos ya no está solo el fútbol, gracias a un grupo de intrépidos jugadores que se empeñó en dejar mella en las mentes y corazones de los casi 45 millones de argentinos.
Esta preciosa historia se remonta a hace más o menos 20 años, donde un grupo de jóvenes jugadores, comenzaba a despuntar y a apuntar muy alto. Muy pronto, estos “pibes” habían tumbado la utopía, volcando a todo un país, inculcando la pasión por un deporte hasta entonces desconocido para la gran mayoría. Un 8 de septiembre de 2002, este grupo de amigos perdía la final del “Campeonato del Mundo de Baloncesto” ante toda una potencia como Yugoslavia por 84-77. El combinado argentino murió en la orilla, cierto, pero consiguiendo un logro mayor que cualquier título. Habían creado un legado, un equipo de leyenda que todavía daba sus primeros pasos. Lo que sucedió a los dos años, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, lo conocemos todos. Aquello ya es historia. Argentina, por primera vez en su historia, lograba subirse a lo más alto del ‘podium’ y hacerse con la medalla de oro en una modalidad hasta ese día desconocida; el “basquetbol”.
Hoy, 15 años después, es inevitable recordar con nostalgia aquel combinado de leyenda. Imposible no derramar ninguna lágrima recordando un “roster de jugadores” que todos los argentinos podrían recitar de memoria. ¡La generación dorada! Un término que se ha convertido prácticamente en dogma de fé para todos los argentinos, conscientes y agradecidos de lo que supuso aquel logro sin precedentes. Por desgracia, aquel equipo terminó, como todo en esta vida, nada es eterno. Pablo Prigioni, Carlos Delfino, Manu Ginobilli, Fabricio Oberto, Andrés (El Chapu) Nocioni… se hicieron un hueco en la historia del deporte nacional y en la memoria de todos sus compatriotas. En el olimpo de los argentinos, todos estos héroes tienen ya un hueco junto a los Maradona, Messi, y tantos deportistas que para el corazoncito de los argentinos van más allá de lo metafísico.
Todos los jugadores mencionados, fueron anunciando sus retiradas paulatinamente, para colgar definitivamente las zapatillas, no sin antes un gran y merecido homenaje de todo el mundo del basket. Con ello, una gran duda, ¿ha muerto la generación dorada? La respuesta ante esto es rotunda; no. Ahora es cuando entra en juego un sujeto muy importante, más bien vital, y de un peso capital en toda esta historia y en todos y cada uno de los logros conseguidos. Muchos lo habréis echado de menos durante lo que va de artículo. Sí, efectivamente, hablo de Luis Scola. El pivot bonaerense, a sus 39 años, sigue siendo el líder y referente de este equipo. Desde aquel campeonato mundial de 2002, ‘Luifa’ ha estado al pie del cañón en todos y cada uno de los campeonatos en que su selección lo ha requerido, siendo un pilar fundamental en la transición generacional que está sufriendo argentina en los últimos años. El porteño, con una dilatada y exitosa carrer a sus espaldas en Europa (principalmente y en su máximo esplendor en Baskonia) y en la NBA, sigue desplegando todo su talento en la liga china, donde juega desde hace algo más de una temporada. Pese a que el nivel en la liga asiática es visiblemente menor, Scola sigue a un nivel físico y mental imperial, demostrando que aún le queda mucho baloncesto en sus manos.
Así pues, y bajo la batuta del último referente que queda de la “Generación Dorada”, este es el roster con el que Argentina viajará a China:
El roster del cambio generacional
De cara a esta cita mundialista, la selección albiceleste cuenta con todos los efectivos disponibles. Con todos los miembros en perfecto estado de revista, el seleccionador Sergio Santos ha confeccionado una plantilla muy polivalente, con varios jugadores que pueden adaptarse a varias posiciones, derrochando una grandísima ambivalencia sobre todo en las posiciones exteriores. Así pues, con un arsenal ofensivo de mucho calibre, y un juego interior cuyo epicentro no será otro que Luis Scola, así está completada la plantilla.
- Bases: Nicolás Laprovittola, Facundo Campazzo y Lucio Redivo.
- Escoltas: Patricio Garino y Luca Vildoza.
- Aleros: Gabriel Deck y Máximo Fjellerup.
- Ala-pívots: Luis Scola, Nico Brussino y Tayavek Gallizzi.
- Pívots: Marcos Delía y Agustín Caffaro.
Vista esta confección de plantilla, y a expensas de ver la puesta en escena de los argentinos, podemos sacar varias cosas en claro. La primera de todas, y principal, no es otra que la calidad de los bases. Sobre el papel, pocas, o incluso ninguna selección presenta un puesto de base más potente que los argentinos de cara a este mundial de China. Hablar de Vildoza, Campazzo y Laprovittola es hablar de palabras mayores, y visto el talento que atesoran, están destinados a compartir pista durante muchísimos minutos. Durante esta pasada temporada, ha sido tónica habitual ver a Luca Vildoza ocupar la posición de escolta en el Baskonia, compartiendo cancha con otro base como era el caso de Jayson Granger y Marcelinho Huertas. Ante este nuevo escenario, Campazzo ha demostrado estar más que preparado, de hecho, verle compartir pista con Sergio Llull es algo de lo más habitual, y desde el año que viene, posiblemente deberá hacerlo con su compatriota Nicolás Laprovittola.
Ambos tres derrochan talento, calidad, visión, experiencia a nivel Fiba y Euroliga y sobretodo, puntos y rendimiento. Nicolás Laprovittola llega a esta cita como flamante MVP de la pasada ACB, y fichaje estrella del Real Madrid de Pablo Laso de cara a la próxima temporada. El “playmaker” argentino, tras unos años de penumbra deambulando sin mostrar su verdadero talento en equipos como San Antonio Spurs, Kirolbet Baskonia o Zenit de San Petersburgo encontró en La Penya el hábitat ideal para desplegar todo su repertorio. En año y medio, llegó en la situación más complicada de la historia del club, y en 5 meses, fue el gran artífice de mantener milagrosamente al Joventut en la máxima categoría del basket nacional. Para su segundo año, se acaban los calificativos. A nivel colectivo, llevó al equipo a semifinales de la Copa del Rey y logró una plaza en los ‘playoffs’ por el título, y a nivel individual, ni más ni menos que el galardón a mejor jugador de la liga. ¿No está nada mal verdad? Pues todo esto tendrá a su disposición el técnico de cara a este mundial, consciente de que atesora en Laprovittola a un jugador determinante capaz de anotar, asistir y sobre todo, aportar mucho espectáculo.
Junto a él, la joven perla argentina Luca Vildoza. Jugador que de promesa tiene ya más bien poco y que es una realidad a toda regla. Tras haber completado su segundo año en la élite del basket europeo, la estrella del Baskonia se presenta un año más a demostrar todo su talento con su selección, donde además, se siente importante y protagonista. Hablar de Luca Vildoza no es hablar de un cualquiera. Sobre él están puestos los ojos de media europa y de otras franquicias NBA. Pero él de momento sigue a lo suyo, a jugar a baloncesto que es sin duda lo que mejor se le da. Luca lo tiene todo para ser determinante en este campeonato del mundo. Además de su velocidad (física y mental) y un talento innato para tomar decisiones en décimas de segundo, Vildoza llega con el cartel suficiente para ser uno de los primeros espadas de este equipo, y asumir responsabilidades y balones “calientes”. El base de “Quilmes” ha demostrado ser un excelso “clutchplayer”, siendo él quien ha decantado la balanza a favor de su equipo en tantos y tantos partidos, demostrando que no le tiemblan ni las piernas ni las manos.
Para completar el que es para mi el mejor puesto de base del campeonato, aparece el que está llamado a ser el líder absoluto de esta selección; Facundo Campazzo. El base del Real Madrid, ha padecido una metamorfosis absoluta. Tras varios años de ostracismo donde no recibía la confianza de Laso, se vió obligado a labrarse una reputación en el UCAM Murcia, donde tras varias cesiones logró finalmente su ansiado retorno al Real Madrid. Hoy, “el Facu” es uno de los mejores y más laureados bases de Europa. Los puntos se le caen de las manos, asiste y dirige a la perfección, y a diferencia de otros jugadores como por ejemplo Laprovittola, no necesita “embriagarse” de balón para ser efectivo. El techo de esta selección estará sin duda en el rendimiento que pueda aportar el jugón de Córdoba, que sin duda alguna, será determinante.
Por todo ello, ver a la selección sudamericana con una puesta en escena con dos directores de orquesta será de lo más común, y visto el talento en esa posición, lo más razonable y sensato.
Luis Scola, la eterna juventud
Hablar de la actual argentina es inevitablemente hablar de Luis Scola. Capitán, referente e ídolo de muchos de los que ahora son sus compañeros, que desde pequeños soñaban con ser como él algún día. Desgraciadamente, que el Luis Scola de hoy, a sus 39 años no es el Luis Scola que la rompía en la NBA unos años atrás, es una evidencia. Sin embargo, que Luis Scola puede seguir aportando muchísimo a esta selección, una realidad sin discusión. En el apartado psicológico, es un auténtico arnés de seguridad para todo el grupo. Saber en todo momento que a tu lado está don Luis Scola te hace jugar con confianza, seguridad y tranquilidad, pero además te obliga a darlo todo, a morir por cada balón y a no darte nunca por vencido. ¿Si Scola a sus 39 años está luchando como un guerrero cada segundo, como no van a hacerlo los jóvenes?
Además de su ya comentada experiencia en torneos de este calibre, tachar a Scola como un simple “jugador de equipo” sería un insulto a la inteligencia. El pivot porteño, lleva cosechando unas estadísticas estratosféricas en su actual club fin de semana tras fin de semana, demostrando que no ha perdido ni un ápice de su talento. Hoy en día, y con su juego a la vieja usanza, Scola es capaz de ganar en el poste bajo a cualquiera. Emparejarse con su defensor y por un momento pensar que está flotando sobre una pista de baile. Su juego de pies hipnotiza a cualquiera. Como si de el más virtuoso bailarín se tratase, Luis te invita a bailar un tango junto a él, para en cuanto te des cuenta, haber desaparecido de tu vista con un sublime movimiento para anotar una canasta.
Sin duda alguna, Luis tendrá un peso fundamental en este equipo, ya que su calidad no la tiene nadie más. Disfrutemos de él, tal vez le quede poco. O tal vez no…
Un equipo con ADN ACB
Además del ya mencionado tridente de bases formado por Campazzo (Real Madrid), Laprovittola (Real Madrid) y Vildoza (Baskonia), se unen a este núcleo de jugadores ACB Gabriel Deck (Real Madrid) y Patricio Garino (Baskonia), para formar un quinteto de jugadores con renombre, experiencia y de equipos punteros de la Euroleague. Esto juntado a los 7 años que jugó Scola en lo que en su dia era el Tau Cerámica Baskonia, nos sale un equipo de los más conocedor de nuestro baloncesto. Hoy en día es algo de lo más habitual ver a jugadores argentinos en nuestra liga, pero hace años era de lo más inverosímil. Buena culpa de ello la tiene sin duda Alfredo Salazar, quién se decantó en su día por una vía todavía sin profanar. Fabricio Oberto, Luis Scola, Pablo Prigioni, Andrés Nocioni… fueron los primeros pioneros que cruzaron el charco para venir a España. Desde entonces España y sobre todo Baskonia han tenido una relación muy especial con Argentina.
Ante esta situación, Argentina cuenta con 5 jugadores curtidos en una competición tan exigente como ACB y Euroliga, que sin duda será de gran valor para afrontar un campeonato ante selecciones con tanto talento.
La “esencia argentina”
Además de haber brindado para la memoria y recuerdo de todos los aficionados al baloncesto a jugadores increíbles, logros entrañables y anécdotas de leyenda, el gran distintivo de esta selección siempre ha sido la lucha. Mientras hoy en día en basket está mutando hacia un estilo más vistoso, triplista y menos tradicional, en todos los países se está intentando implantar ese estilo de juego, por el miedo a no quedarse obsoletos ante la nueva deriva de este deporte, Argentina sigue a lo suyo: producir jugadores con su sello de identidad, eso tan único e inigualable. El talento es entrenable, la garra viene de serie. Esta esencia, hace de Argentina una selección temible. Siempre aguerridos, siempre al 200%, nunca dándose por vencidos. Cierto es que Argentina no atesora el talento de otras selecciones, pero sabido es por todos que este equipo es capaz de ganar a cualquiera. Por todo ello, nadie en su sano juicio querrá cruzarse con este grupo de guerreros en una eliminatoria, conscientes de que el “carácter argentino no conoce límites ni imposibles.
¿Qué podemos esperar de esta Argentina?
Por todo ello, y tras todo lo mencionado, descartar a Argentina para estar entre las mejores sería una irresponsabilidad. Llegan lanzados tras haber ganado recientemente los ‘Juegos Panamericanos’, donde ganaron con facilidad a Estados Unidos, aunque no con los jugadores que llevará a China. Pese a no tener el talento que puedan poseer otros conjuntos, Argentina ha demostrado que nunca se da por vencido, y que cada partido es una batalla para ellos. Cualquier equipo puede sucumbir ante ellos en un duelo a cara de perro, ya que este grupo de gladiadores convierten cada noche la cancha en un campo de batalla. Además de aguerridos, insaciables y entregados a más no poder, los 12 seleccionados atesoran mucho talento. Por ello, no sería ninguna sorpresa ver a Argentina llegar hasta los cuartos de final, o incluso las semifinales si son capaces de dar una de sus habituales campanadas. Lo que está garantizado es la entrega y el espectáculo.