ANÁLISIS | El naufragio ofensivo de la selección española

Los de Scariolo no encuentran su mejor versión

España no logra conectar con su mejor versión ofensiva. Después de un gran partido ante Túnez en este apartado, sobre todo en la segunda parte, la fluidez con la que el conjunto de Sergio Scariolo está afrontando los sistemas en ataque preocupa de sobremanera para esta segunda fase, en la que ni Italia ni Serbia van a perdonar ningún error. Y las sensaciones son muy negativas.

El movimiento de balón, la gran dificultad

El primer y principal problema es evidente; el movimiento de balón. En el partido contra Puerto Rico podemos achacar el problema al poco acierto exterior, a pesar de encontrar tiros liberados en la mayoría de veces, pero no hay nada que pueda excusar la imagen ofrecida en el tercer partido, de una España completamente inefectiva y sin alternativas más allá del triple.

No es tanto el no mover el balón de manera eficiente como la toma de decisiones en ataque, que es el lastre con el que se está tratando de lidiar. En algunas ocasiones, se toman decisiones algo forzadas, mientras que en otras, esas decisiones son todo lo contrario, fruto de un amase de balón excesivo y de pases extra que son innecesarios. Además, fallos al bloquear (poca solidez en el pick, concretamente) y problemas en el spacing acentúan la dificultad para crear ventajas.

España sufre con Ricky desconectado

Durante los dos primeros partidos, España tuvo un colchón gracias a Ricky Rubio, que aprovechaba sus momentos de lucidez en el partido para llevar en volandas a la selección. Pero ante Irán, una mala versión del base obligó a tratar de generar desde otros jugadores, que no estuvieron a la altura.

Sin Ricky, los mejores momentos vinieron a raíz de un buen Pau Ribas, que se asoció a las mil maravillas con Willy Hernangómez y supo ser ese aliado desde el pick&roll que tanto le falta al pívot con la baja de Sergio Rodríguez. Esta fórmula fue la que mantuvo a España en el segundo cuarto del partido, la que ofreció oxígeno al equipo y, sobre todo, la que liberó espacio para los tiradores. De ese espacio se pudo nutrir Rudy Fernández, entonado desde el triple en este momento, y también se pudo nutrir Javier Beirán, aunque este más presionado no pudiera acertar ninguno de los dos triples que tiró.

Esta versión minimizada de Ricky Rubio sacó a relucir también una de las peores carencias que Sergio Llull tiene. Siempre le ha costado mucho ser efectivo en tareas de organización, pero especialmente en este Mundial estamos viendo al Sergio Llull más nervioso ejecutando ese rol, tomando muy malas decisiones y perdiendo algún que otro balón importante.

España sólo está encontrando un base de confianza, además de Ricky, en Quino Colom, que no traduce su rendimiento en números pero sí lo hace en corrección ofensiva: con él en pista, se acumula un +28 de diferencia con los rivales. Además, ha repartido en una media de 8 minutos un total de 6 asistencias, perdiendo tan sólo un balón por el camino. Los parciales más altos de la selección y las mejoras en el juego del segundo cuarto llegan todas gracias a él.

Marc Gasol, necesidad de ejecutor

A España le sobran generadores y le faltan puntos. Y Marc es uno de los mejores generadores que España tiene, pero tiene que empezar a entender que hay momentos en los que debe anteponer las necesidades anotadoras del equipo al juego coral. Porque jugar al baloncesto y ser solidario está bien,  No sólo por una cuestión de recursos, sino también por una cuestión de lógica; si tienes espacio para tirar, ¿por qué buscar el pase?

Marc Gasol, necesidad de anotación. Fuente: FIBA

Muchas veces, al poste alto, que Marc opte por buscar el pase lo único que produce es que las defensas vuelvan a estructurarse. España debe encontrar en él ese jugador que atraiga defensores y que empiece a generar ventajas espaciales, y no tanto de pizarra. Un baluarte ofensivo al que buscar cuando las defensas se cierren, que ofrezca garantías. Al menos, viendo lo caro que se está pagando el generar tiros abiertos, y el poco acierto que se está obteniendo. 

Momentos como el que tuvo en el tercer cuarto de Puerto Rico son los que debe pelear el equipo como segunda opción cuando los triples no entren, otra de las sensaciones que transmite; si no entran los triples, la selección está anulada en ataque.

Y actitud. Muchísima actitud

En defensa falta mucha actitud, algo que está impidiendo a la roja correr al contraataque como es debido. Pero en general, falta actitud. Esto suele ser un argumento fácil para añadir a los análisis negativos y quedar mejor, pero en este caso, no es exactamente un problema de actitud, sino de planteamiento. Este MundoBasket no es precisamente, teniendo en cuenta las bajas, una cita en la que puedas obviar pequeños detalles.

Da la sensación de que España ha afrontado estos tres primeros partidos con excesiva tranquilidad, y ni el nivel ni la implicación en los partidos de los rivales ha sido como para tomársela a broma. Sí, efectivamente, el talento gana partidos, y suele bastar para hacerlo contra equipos como Puerto Rico, Irán o Túnez. Pero en otras selecciones, además de nivel e implicación, sí que vamos a encontrar ese talento, que indudablemente España tiene, pero que otros equipos pueden igualar, e incluso superar.

Cosas como atacar líneas de pase, buscar faltas en penetraciones, proteger el rebote defensivo o salir con fuerza a las ayudas. Si falta talento, lo mínimo es cubrirlo en intangibles.


La situación es reversible. Muy preocupante, pero reversible. Como siempre, la selección va de menos a más en los torneos, y hasta que no se presenta un reto real, no saca su potencial al completo.

Hoy, primera prueba de fuego ante Italia. Y, puede ser, última prueba de fuego ante Italia. Ya no valen salidas en falso, ni problemas de actitud. Es momento de que esta selección entienda cuál es el reto, y actúe en consecuencia. No me cansaré nunca de decir que esto es posible, y que los de Scariolo tienen recursos de sobra para ganar a cualquiera. Pero hay que ponerse ya.