ANÁLISIS | Make or break, la notas al inicio de los Pistons
Los Detroit Pistons han empezado la temporada tocando todos los palos
Los Detroit Pistons han empezado con gustos dispares la temporada más abierta que se recuerda de la NBA. Abrieron el calendario con una victoria inesperada ante los Pacers y el siguiente día, en back to back, Trae Young jugó con el perímetro de la Motown a lo que quiso. En este artículo repasaremos algunos de los aspectos que nos ha dejado el equipo en estos dos días y los clasificaremos según sean buenos, como una pelea de los Bad Boys, o malos, como ver a Drummond darle juego a los del 2K.
Lo bueno: Andre «Contract Year» Drummond
Ni la había visto venir. Quién habría dicho que ese chico que no se enteraba de la mitad en defensa y que practica el triple en verano sabe subir el balón, encarar, irse, dejar bandejas a mano cambiada, anotar tiros libres consistentemente, poner tapones, dirigir, liderar y sentirse imprescindible. Saliendo el día de la Opening Night en Detroit frotándose los dedos ante la mirada de Tom Gores, propietario de los Pistons, ha dejado claro que él ha venido a llevarse el dinero en su penúltima temporada de contrato (la siguiente será con player option). La oficina de los Pistons ya ha dejado claro que está trabajando para renovar al pívot de los Pistons, y el jugador ha declarado querer escuchar al equipo que lo drafteó 7 años atrás.
El partido ante los Pacers mostró una de las peleas entre pívots más bonitas que yo haya visto en los últimos tiempos. Turner y Sabonis fueron con todo ante un monstruoso Drummond que terminó el partido con 32 puntos y 23 rebotes. Ante los Hawks, el pívot se mezcló con la tónica imperante en su equipo y estuvo más gris. Y hablamos de estar gris en un tío que salió del pabellón con un 21+12 bajo el brazo.
La facilidad de hacer números de Drummond ha sido notoria durante todos estos años, pero antes lo hacía sin impactar realmente el partido. Cogía rebotes ofensivos, pero todo lo demás solo era acabar jugadas y coger rebotes, con pérdidas por medio y malas decisiones. Ahora pero, el pívot defiende, ataca de manera agresiva y marca la tónica del equipo, cosa que le aúpa a una posición mucho más imprescindible en el equipo. Si sigue así, este verano podrá nadar en oro. Eso sí, si el año que viene baja sus prestaciones, las críticas le caerán del techo.
Lo malo: Reggie Jackson y su físico
Qué habría sido de estos Pistons y de Stan Van Gundy si el base hubiera tenido rodillas dignas y un cuerpo estable. Este verano parecía que había transcurrido sin sobresaltos, y así ha sido hasta que ante los Hawks Jackson se sentó en el banquillo a los dos minutos de tercer cuarto con molestias en la parte baja de la espalda.
Jackson ha sido la diana de las críticas desde hace ya un par de años para los aficionados casuales y no tan casuales de la franquicia. Ish Smith ya hizo que mucho público prefiriera al ahora base de los Wizards como titular, y ahora con Derrick Rose, probablemente el base con más tirón de los últimos 20 años, Jackson tendrá que hacer frente a su físico y a las críticas del respetable.
El base lleva tres años en una constante montaña rusa con las lesiones y sus cambios de rol. Sus rodillas y tobillo no le han dejado en paz, y cuando lo han hecho, Casey le ha cambiado de rol para quitarle de la posición de director y ponerlo de tirador en catch and shoot. En estos dos partidos ha tenido la pelota más en sus manos, pero su impacto en el juego no ha sido palpable. Un físico estable y atrevimiento en la penetración y el pick and roll serán esenciales para que el Little Caesar’s Arena vuelva a llevarlo en volandas.
Lo bueno: Derrick Rose es analógico
Una de las razones por las que no soy fan de la NBA de esta década, además del amiguismo y los súper equipos, ha sido la deriva de los GM a poner ordenadores a hacer el trabajo de los entrenadores. Dónde deben tirar los jugadores, cómo y cuándo y cómo ser eficiente en el juego. Estadísticas fijas en un juego con tantas variables ha hecho que un tiro precipitado de tres con veinte segundos de posesión sea aplaudido, mientras que un tiro liberado de cinco metros sea prohibido. Suena a cascarrabias, pero siguiendo a los Pistons he visto cosas que no creeríais.
Derrick Rose es un soplo de aire fresco a este modelo triplista que ha monopolizado la liga. El MVP de 2011 coge el balón, esprinta, rodea la rotonda imaginaria que hay por la zona, se planta en cinco metros, se suspende en el aire y lanza un tiro que entra limpio mientras en la zona VIP del pabellón un portátil se acaba el whisky y le quita el seguro a su revólver.
Rose ha demostrado, por el momento, que no ha perdido la fluidez que le acompañó en Minnesota. Tira y penetra con una efectividad que bajará en próximos partidos, pero mientras dure todos estaremos contentos. Eso sí, sus excesivas pérdidas de balón hacen plausible su falta de entendimiento con sus compañeros, cosa que seguramente mejorará con el paso de los partidos.
Malo: Thon Maker, eres alto, tu debes jugar a baloncesto
Pues sí, porque es alto, que si no nunca diríamos que este chico juega a esto de meter la pelota en un aro. Un 5, o 4, abierto, pero que no sabe tirar, con brazos largos y estatura, pero que no intimida, y un conocimiento de defensa en pick and roll que nos hace preguntarnos si este buen hombre mira el vídeo después del partido. Yo quiero que triunfe aquí, pero es que, por el momento, no hay por dónde cogerlo. No tiene recursos ofensivos más allá de un tiro abierto de dudosa calidad y puede que algún rebote ofensivo con su consecuente tiro debajo de canasta, y deja de contar. En defensa no para penetraciones pese a sus 2,21 metros de altura, y no se hace fuerte en la pintura. A veces muestra algo de carácter y eso le salva para arrancar algún aplauso de la grada.
Su silla está caliente y deberá mejorar de manera urgente si no quiere verse pasando toallas a sus compañeros y viendo tutoriales sobre cómo agitarlas de manera debida con cada acción del partido. Ante los Hawks, Dwane Casey dijo que se arrepentía de no haber sacado a Chris Wood, un ala pívot que merece una oportunidad, porque «era imposible que lo hiciera peor que los que estaban jugando». Cómo debes estar haciéndolo para que un chico que en cinco temporadas ha pasado por cinco equipos y ha jugado 52 partidos en total, «no pueda hacerlo peor de lo que lo está haciendo».
Para concluir el artículo, también debemos mencionar en formato breve otros puntos que considero apropiados tocar. En el apartado bueno, Luke Kennard y Markieff Morris están demostrando haber vuelto de vacaciones en buena forma. Luke está lanzando bien y poniéndose a la afición en el bolsillo, y Markieff ha mostrado una muy buena actitud y su defensa y carácter suman en el equipo.
En el bando negativo, debemos mencionar a Dwane Casey y la defensa de los Pistons. Se entiendo que es solo el segundo partido de temporada y que otros equipos están recibiendo dosis semejantes de puntos en contra. Pero Casey siempre ha destacado por la solidez defensiva de sus equipos, y en estas dos noches ambos oponentes se han encaramado a la rama de los 110 puntos. Los Pistons son el 25º equipo en rating defensivo, y no consiguieron encontrar respuesta para Trae Young, que hizo de Bruce Brown un muñeco. Galloway pudo frenarlo un poco, pero la amenaza era constante. Veremos como se comportan los Pistons en futuros compromisos, que tienen a los Sixers como principal amenaza.