ANÁLISIS | Capela llega a Atlanta para hacer feliz a Trae Young

El suizo puede ser un refuerzo de lujo

Trae Young puede sonreír. La necesidad de Houston Rockets por conseguir un alero de élite ha provocado que los Hawks pescaran en río revuelto y hayan conseguido los servicios de Clint Capela. El pívot suizo llega como un fichaje estelar para una franquicia que el año pasado enamoró a muchos con su juventud y descaro y en esta parece haber dado un paso (o dos) atrás.

Porque los Hawks no parecen dispuestos a entrar en una época de reconstrucción eterna y, sabiendo que ya poseen una súperestrella sobre la que edificar, quieren ser competitivos cuanto antes. Por ello, no han dudado ni un momento en tratar de mejorar la plantilla pero, ¿por qué Capela si su posición está cubierta por John Collins? ¿De qué manera encaja el pívot en el sistema de los jóvenes Hawks?

Los dilemas de los Hawks

Lo primero que hay que tener en cuenta es la situación del propio Collins, con el cual la franquicia debe decidir en verano si le ofrece un contrato que puede irse al máximo o cercano a él. Y claro, las dudas surgen cuando hay tantos millones sobre la mesa y el joven pívot viene de perderse hasta 25 partidos de sanción por la ley anti-drogas y, su pareja con Young no ha mostrado signos de ser totalmente competitiva. Por ello, pese a que no se dude de su talento, sí sobre si se combinan lo suficientemente bien como para ser un proyecto ganador.

Por otra parte, Atlanta este año se ha mostrando tremendamente débil tanto al rebote como en la defensa. Sólo Washington Wizards conceden han concedido más puntos totales en toda la NBA y sólo seis equipos capturan menos rebotes, siendo igual de débiles tanto en los ofensivos como en los defensivos. Por ello, la llegada de Capela se supone que debe ayudar en gran medida a solventar ambos déficits.

Capela es uno de los grandes dominadores de la zona en los últimos dos-tres años. En Houston ha demostrado ser un ancla defensiva de altísimo nivel, por lo que esta labor no le resultará extraña. En Atlanta, como la hacía en Texas, es de esperar que esté bastante tiempo como principal referencia atrás mientras sus compañeros, de pequeño tamaño la mayoría, aprieten más las líneas de pase y puedan llegar mejor a puntear triples rivales.

Esta vez, subiendo un nivel de dificultad porque no podrá contar con otro perro de presa como PJ. Tucker. En este aspecto se espera una mejoría general casi tan grande como en los tiros defendidos directamente por el propio Capela, ya que ahora los exteriores Hawks saben que atrás tienen un muro difícil de superar que les protege. Como decíamos, Young y su floja defensa individual respiran aliviados.

Un pívot, para poder tirar mejor

En ataque, encontramos también bastantes similitudes entre Rockets y Hawks. En Atlanta, el juego también depende de un exterior con un rango de tiro altísimo que ejerce como líder, referencia e, incluso, sistema por sí mismo. Mientras, el resto de compañeros en pista, muy probablemente, sean también una amenaza al triple. Huerter, Teague o Hunter son grandes tiradores que le dejan mucho espacio en la zona y estarán atentos a castigar cada ayuda que atraiga el pívot al poste.

Este punto es importante ya que Atlanta Hawks ha echado en falta un pívot que sirva como imán interior. El hecho de tener una amenaza bajo del aro debe suponer para los contrincantes de Atlanta un punto extra de atención y, sobre todo, para estirar el campo. El año pasado los Hawks fueron el tercer equipo que más triples intentaron, empezando a sellar un estilo definido. Sin embargo, esta temporada han sufrido un retroceso también en ese aspecto. Son el octavo equipo que más lo intenta este año (de 37 triples por partido a 35.5) y, sobre todo, han pasado de estar a mitad de tabla en porcentaje de acierto (nada mal teniendo en cuenta lo mucho que tiraban) a ser los peores de la NBA en este aspecto. Sin llegar siquiera a un 33% pero con una plantilla parecida. En este caso el motivo se encuentra en que no hallan con la misma facilidad situaciones francas de tiro. Es de esperar que con Young castigando desde muy lejos y con Capela amenazando de cerca, las defensas deban estirarse muchísimo y redunde en espacios para el resto de compañeros.

Así pues, su labor como bloqueador debe ser vital también. En concreto, el directo a Trae Young. El alto rango de tiro del base sophomore deriva en que algunos de estos bloqueos sean un poco más largos de lo que la mayoría de pívots están acostumbrados y Capela carece por completo de capacidad para tirar de larga distancia. En sus cinco temporadas y media en la NBA sólo ha intentado un total de dos triples, ambos fallados. El pick&pop queda descartado.

Sin embargo, esto no debería ser considerado un hándicap. Pese a su fuerte corpulencia, Capela se trata de uno de los centers que más facilidad muestran para realizar largos desplazamientos. Su continuación, es muy fuerte y rápida y su energía le facilita el llegar bien pese empezar la jugada lejos del aro. Aquí es donde encontramos el que debería ser el siguiente aspecto a mejorar en su juego: su creatividad.

El pick&roll directo entre un especialista tanto en la pantalla como en la continuación como es el suizo y una amenaza ofensiva tan disparatada como Young debe reportar beneficios casi inmediatos a su equipo. Podemos estar ante un recurso de una producción brutal. Pero, si los bloqueos son largos, es decir, muy lejos de la canasta, es factible que Capela se encuentre en posición de recibir estando todavía en carrera y atrayendo ayudas lejanas. En este punto, teniendo en cuenta que tendrá francotiradores escoltándole, debe tener la clarividencia de saber soltarla y, especialmente, cuando soltarla. Actualmente no es, ni mucho menos, una eminencia en este aspecto. Y de que mejore ahí dependerá que alcance una nueva dimensión como jugador y optimizará al máximo el dar espacios a sus compañeros para mejorar los porcentajes.

Tren de alta velocidad

Otro punto a tener muy en cuenta para analizar este encaje es el ritmo. Como norma general, los pívots suelen sufrir en escenarios donde su equipo juega a un ritmo muy elevado y tienen que mover sus muchos kilos de peso de un lado a otro de la pista. Además, en estos casos de ataques rápidos se disminuyen mucho los balones al poste bajo y la producción de los hombres altos se ve afectada.

En este sentido, los Hawks son un caso claro de equipo rápido, siendo el quinto de la Liga que menos tiempo gasta en sus ataques. Sin embargo, no es algo que penalice demasiado a Capela, acostumbrado a jugar a alta velocidad. Con la llegada de D’Antoni a Houston en la temporada 2016-2017, los Rockets impusieron un estilo de juego extremadamente visual y frenético, siendo los segundos más rápidos de la NBA. Este año, aún sin llegar a esos guarismos vertiginosos, la llegada de Westbrook ha provocado que se suban a la moto y de nuevo sean top-3 de la liga en este aspecto.

Así pues, Atlanta Hawks ha encontrado un refuerzo que se puede adaptar fantásticamente a lo que llevan haciendo este último año y medio. Es decir, jugar a alta velocidad con jugadores jóvenes y un estilo moderno en el que predominan los tiros lejanos y donde el pívot posee influencia total en la zona pero, ¿y si el fichaje de Capela fuera con la intención de cambiar esto? 

Capela y Collins, ¿buena conexión?

Porque, con su llegada y la vuelta de Dwayne Dedmon, los de Atlanta tienen overbooking en la posición de center. Alex Len sigue en plantilla y así como los jóvenes Damian Jones y Bruno Fernando. Este último, un rookie de sólo 21 años que puede ver como su posible progresión queda obstaculizada. Pero, sobre todo, el ya mencionado John Collins sigue en el proyecto a la espera de ver qué sucede en verano.

Collins, técnicamente, juega de ala-pívot pero aproximadamente la mitad de los minutos que ha estado en cancha lo ha hecho como center puro y única referencia interior. Y, del tiempo que ha jugado como «4», principalmente ha sido acompañado del joven Bruno Fernando, el cual le puede proteger un poco más en defensa y no le quita casi tiros en ataque. Porque Collins es un gran ejemplo de lo que la estadística avanzada habla del baloncesto: marginación de la media distancia. 

Aproximadamente, la mitad de los tiros del espigado pívot son desde inmediatamente bajo del aro y un 25% desde el triple. Esto deja la media distancia como un páramo en su carta de tiro (aproximadamente 1 de cada 10 tiros). Absolutamente desierta. Si, con la llegada de Capela, comparten ambos muchos minutos en cancha, su juego debe cambiar drásticamente. Si bien es cierto que en Collins nos encontramos con un muy buen jugador desde el triple (35% de acierto intentando casi 4 por noche), nivel fabuloso para alguien de su tamaño, sigue siendo un pívot y no un escolta. La evolución de un jugador tan prometedor no puede pasar en ningún caso por el aislarlo más allá de la línea de 6.75 para abrir hueco a otros compañeros.

El futuro inmediato

Así pues, se abren varias posibilidades en Hawks para esta segunda mitad de temporada. Por un lado, aprovechar la temporada perdida en la parte baja de la clasificación para tratar de juntar a Capela y Collins. Sin duda, esto sería lo ideal, por la calidad de ambos jugadores y porque de conseguirlo daría al equipo una nueva dimensión y pintaría de sonrisas un futuro que, en la imaginación de la mayoría, se ve optimista. Pero, para ello, el entrenador Lloyd Pierce deberá actualizar el libreto que ha venido utilizando desde su llegada a los banquillos de la NBA y preparar sistemas con dos hombres grandes la mayoría de los minutos de juego.

Por otra parte, los dos pívots deberán aprender a convivir y crear un sistema clásico de poste alto-poste bajo clásico. Aquí encontramos la mayor dificultad, porque ninguno de los dos son prodigios en el pase y la visión de juego. Con el fin de evitar pisarse las zonas de influencia, Collins deberá desarrollar esa faceta y convertirse en un generador en la zona alta de la botella. Algo que, de momento, no está cerca de ser. El hecho de que no hayan realizado más traspasos antes del cierre de mercado hace indicar que intentarán esta vía pero, ¿y si de verdad no congenian? También es evidente que el fichaje de Capela se debe al motivo de querer subir escalones competitivos y ahondar en una idea que, a día de hoy, parece de difícil encaje puede resultar contraproducente para la confianza del proyecto.

Otra posibilidad sería alternar los minutos de ambos en pista, de manera que siempre esté uno en cancha. Sin embargo, esto supondría no alcanzar el máximo potencial bruto que disponen ahora mismo y dar por hecho que uno es titular y otro suplente. O bien el recién llegado con vitola de estrella o bien el jugador joven que ha estado dando la cara y rindiendo muy bien estos años contarían con un rol secundario. Esto podría provocar descontentos y problema de vestuario en un núcleo demasiado joven y donde sólo Carter y poco más tienen experiencia para gestionar óptimamente los problemas internos. La juventud e inexperiencia conllevan estos problemas.

Por último, otra posibilidad es pensar que en Collins no se encuentra el futuro de la franquicia y que este pasa más por el binomio Young&Capela. En ese caso, sí se podría “arriesgar” el crecimiento del ala-pívot y marginarlo a un rol más unidimensional, relegado a recibir muy poco balón y a convertirse en poco más que un jugador para abrir campo cada vez que comparta minutos con el suizo. Esta solución, más salomónica podría acaparar las desventajas de las otras dos, ya que tampoco se lograría alcanzar el máximo potencial del equipo y podría desembocar en el hartazgo tanto de Collins como de compañeros que han compartido experiencias con él y que ven como sus méritos pasan a segundo plano ante el recién llegado.


Ver por donde va a optar la franquicia y como tratan de evitar las desventajas de un movimiento con muchos puntos positivos será uno de los grandes atractivos en Atlanta hasta final de temporada. Después del All -Star, con Capela recuperado de su lesión, la primera pista.