El quinteto ideal de la Copa del Rey 2020

Estos son los "cinco fantásticos" de SomosBasket

La Copa del Rey 2020 llega a su fin. Como cada año. Y a nosotros nos toca la dificil tarea de despedirla. Como cada año. Dicen que lo breve, si bueno, dos veces bueno. Pero en estos casos, podríamos estar viviendo en bucle, en una Copa del Rey constante, y no nos haría daño a ninguno. Quizás, a nuestras carteras.

En esta Copa, nos hemos puesto hasta arriba de dos cosas; de pescaíto frito, y de buen baloncesto. Los culpables, como siempre, han sido los clubes, unos más que otros, y los jugadores, también, unos más que otros. Entre esos más que otros, hay cinco en concreto que, a nuestros ojos, se han hecho imprescindibles para sus equipos, y para el Quinteto Ideal del torneo. Estos son, por posición, los cinco que hemos escogido.

Base: Facundo Campazzo

Poco más hay que decir del argentino que no se haya dicho ya. Es indiscutible su entrada en este quinteto. La Copa del Rey 2020 se ha llamado Facundo, y se ha apellidado Campazzo. Es el claro dominador del torneo, MVP de pleno derecho. Pocas veces en la competición se ha visto a un jugador ser tan determinante, tener tanta influencia en el juego de un equipo como el Real Madrid y jugar tan poco tiempo de juego. El partido contra Valencia fue una exhibición defensiva en todos los aspectos, y cerró la final prácticamente en el primer cuarto. Se marcha de esta Copa con 13,7 puntos, 5 rebotes, 10,3 asistencias, 3 robos, 51,7 % en tiros de campo y 60 % en triples, con 27,3 de valoración. 

Escolta: Jaime Fernández

Se vació completamente para llegar sano a esta Copa del Rey, jugó los dos primeros partidos tocado, y para la final, su cuerpo dijo basta. Ya se perdió la anterior edición, y habría sido un palo para él perderse esta de Málaga. No hay ni un sólo pero que se le pueda poner a su actuación, la lesión es lo único que empaña su participación en el torneo. Fue una lástima que, con el madrileño fuera de juego, los suyos se vinieran abajo en el momento clave de la final. Queda ya en el imaginario baloncestístico su segundo cuarto en semifinales, en una Copa que, a pesar su amargo final, Unicaja nunca podrá olvidar.

Alero: Darío Brizuela

Sin el grandísimo partido ejecutado en semifinales, Unicaja nunca habría estado en la final. Y sin el tercer cuarto de Darío Brizuela ante Casademont Zaragoza, la semifinal habría sido solo un sueño. 

Darío Brizuela llegó a Málaga para revolucionarlo todo, porque a Darío Brizuela no se le entiede sin el término revolución de por medio. Revolucionó a Unicaja hace un par de meses, revolucionó los cuartos con un magnífico tercer cuarto, e intentó revolucionar también la final, pero el Madrid es mucho Madrid. De todo su equipo, es al que menos se le puede culpar de esa derrota, en la que él consigue su máxima anotación con los verdes (22 puntos).

Se va de su segunda Copa del Rey con 13 puntos, 2,3 rebotes, 1,3 asistencias, un 70% en tiros de campo, poco más de 10 créditos de valoración de media y 20 minutos por partido, mientras que a nosotros nos deja con la sensación de que dará alguna alegría más a su equipo en lo que queda de temporada.

Ala-pívot: Alberto Abalde

Queda con su inclusión un quinteto extraño, pero más allá de Nikola Mirotic, que sólo ha jugado un partido, quedan pocos cuatros que hayan tenido una actuación como la que ha tenido desde el tres Alberto Abalde. Si hubiéramos ponderado sólo un partido, seguramente escogeríamos a Bojan Dujblevic, pero en conjunto, la referencia de este Valencia Basket en todo momento ha sido el gallego.

El trabajador silencioso. Parece que no ha estado, y muy poco se está hablando de su labor en la sombra, pero el bueno de Abalde es clave para entender que Valencia pudiera disputar la semifinal, y en la final fue el principal estandarte de su equipo, a pesar de la abultada derrota. No se ha prodigado mucho desde el triple, que es donde realmente hace daño, y en defensa ha mantenido ese nivel que siempre muestra. Sus números le avalan, vuelve a Valencia con 10,5 puntos, 7,5 rebotes, una asistencia y una media de 14 créditos de valoración bajo el brazo.

Pívot: Walter Tavares

Ha sido la segunda opción para es MVP en todo momento. No por números, sino por algo parecido al caso de su compañero; por lo diferencial que es en su apartado, que es el defensivo. Ya no sorprende y, a su vez, sigue sorprendiendo. Walter Tavares es el factor X de este Real Madrid desde el momento en que llegó, como un descarte de NBA y muchas dudas a sus espaldas. En ataque ha sabido encontrar su sitio en un esquema de movimiento de balón y transiciones rápidas, y en defensa se ha convertido en el jugador más determinante del continente.

No destacó mucho en la final, pero sí en los dos anteriores partidos, en los que promedió doble doble. Sus números son de 11 puntos, 9,3 rebotes, una asistencia, un robo, 1,3 tapones, 82 % en tiros de campo y 21 de valoración. Colosal.

Entrenador: Pablo Laso

Él es el culpable de que el Real Madrid lleve ocho años en la élite, viviendo una de las épocas más gloriosas de la historia del club. No hay un sólo miembro de su organización que no esté implicado ni ayude a ganar, no hay un sólo detalle que no esté pulido hasta su máximo, y no hay un sólo partido mal planteado.

Pablo Laso va ganando cada vez más enteros en cada título que gana, a pesar de que las críticas nunca acaben de acallar. Es más y más complicado poder encontrarle un pero a una gestión deportiva que controla todo o casi todo: ataque, defensa, comunicación, concentración, gestión de recursos, cantera, desarrollo de talento, capacidad de cerrar partidos… El Real Madrid pone en Málaga el listón más alto de la temporada.

Sexto hombre: Jaycee Carroll

No sabemos si será o no su último año con una elástica puesta. Ni siquiera él lo sabe. Lo que sabemos es que tiene 36 años y sigue ejecutando como si tuviera 25. Momentos como este, en Copa del Rey o en Playoffs, son idóneos para que jugadores como él acaben marcando la diferencia. Ya no está para jugar 30 minutos, ni para jugar todos los partidos, pero sigue siendo importante para la rotación por momentos como este.

Casi sin hacer ruido, 13 puntos de media, con 20 de ellos en la final. Queda aún un poquito para seguir disfrutando de él, depende de lo que decida. Por nosotros, que juege toda la vida.