La Mesa Redonda: ¿Quién debe ser el MVP de la temporada regular?

Nos mojamos en el debate más complicado de cada temporada

Vale, sí, estamos de acuerdo, los Playoffs de la NBA acaban de empezar. Estamos tan de acuerdo, que te hemos hecho una previa de cada uno de los ocho enfrentamientos (que puedes leer aquí, a todo esto). Estamos de acuerdo de que es de lo que hay que hablar ahora, y es de lo que vamos a hablar.

No venimos a hacernos los locos. Al contrario, tal y como esta el panorama, venimos a caldear más todavía el ambiente. ¿Quién es para nosotros el MVP de la temporada regular? Bienvenidos a un nuevo capítulo de La Mesa Redonda.

Giannis Antetokounmpo. No hay más (por JuanPe Belmonte)

Siendo honesto, no entiendo por qué seguimos teniendo la discusión sobre quién merece ser el MVP de la temporada. Más allá de la narrativa que siguen sujetando con pinzas aquellos que llevan endiosando a LeBron James desde hace diez años, no hay motivos para pensar que el jugador de los Lakers puede hacer competencia a Giannis Antetokounmpo. Que sí, que LeBron es muy bueno, uno de los mejores de la historia y con 35 años ha promediado 25 puntos y 10,2 asistencias por partido, pero se podría discutir seriamente el hecho de que ni siquiera es el mejor jugador de su propio equipo.

Los números están ahí y la superioridad de Antetokounmpo no solo sobre LeBron, sino ante el resto de la liga es abrumadora. Ha tenido una de las mejores temporadas individuales de toda la historia, llevando a los Bucks a las cotas más altas desde que Lew Alcindor y Oscar Robertson vestían su camiseta. Promedia 29,5 puntos, 13,6 rebotes, 5,6 asistencias, 1 robo, 1 tapón con un 55,3% de acierto en tiros de campo… ¡en 30 minutos! Su nivel de destrozo es tal que ni siquiera necesita jugar los últimos cuartos, algo que solo recuerdo ver en Stephen Curry en su temporada de MVP unánime.

Fuente: Getty Images

Vamos a dejar de convertir el MVP en un premio de popularidad, pues LeBron ganaría de calle en el caso de ser así. Hay que recordar que se valora al mejor jugador de una temporada regular, y ese sin duda es Giannis Antetokounmpo que, por si hacía falta añadir más leña al fuego, está promediando 31.91 en Player Efficency Rating o PER con el que muchos deben estar familiarizados, y si no, en resumidas cuentas es la estadística más efectiva para determinar la importancia de un jugador en el impacto colectivo de su equipo. Por cierto, esos 31,91 es la cifra más alta de la historia de la NBA, justo por delante de los 31,82 que consiguió Wilt Chamberlain en la temporada 1962-63. Los números están ahí, suyas son las conclusiones.

Igualdad máxima (por Javier Expósito)

Antes de nada, que esto es lo que más cola suele traer, para mí el criterio de elección es claro. Por ello, si se viene premiando el récord del equipo las últimas temporadas por encima de la producción individual, y siendo consecuentes con ello, debemos dejar a James Harden fuera de la conversación. Por muy sobresalientes que sean sus números en ataque otro año más, que lo son. Y a partir de ahí; ¿cuál de los dos mejor posicionados en base a este criterio (LBJ y GA) ha hecho los méritos de más suficientes obviando los que ya se presuponen? Es decir; récord alto, primero de Conferencia, líder estadístico de su equipo… Para mí, esta es la pegunta. Si bien la temporada de Giannis Antetokounmpo es un rodillo muy ruidoso, con una cota de efectividad histórica y actuaciones para llevarse las manos a la cabeza, la de LeBron es algo más parecido a un susurro, y creo que por el marketing que genera el griego a partir de sus actuaciones es el mejor posicionado para llevarse el galardón. No obstante, y entendiendo perfectamente esto, es una conclusión que se queda un poco corta de miras.

Se me hace tremendamente difícil contestarla. Los dos años anteriores, por ejemplo, me costó mucho menos decantarme por uno de los tres candidatos al premio; James Harden en 2018, y Giannis Antetkounmpo en 2019. Pero este año tengo más dudas. No soy capaz de decidirme ni por incidencia en el juego (como Harden en el 18’), ni por eficiencia (como Giannis al año siguiente), ni siquiera por nivel defensivo (este año LBJ se ha puesto las pilas en comparación a los años anteriores). Creo que hay pocas cosas que separen al uno del otro. Los dos lo merecen sin demasiada diferencia entre ellos. Por eso entenderé cualquier decisión que se tome, respeto y suscribo todo tipo de argumentación al respecto, y yo se lo doy religiosamente a LeBron James.

Voy a quedarme con LeBron James por el grado de dificultad que planteaba este curso para él. El sistema completamente cambiado, con la responsabilidad de hacerle llegar los balones a Anthony Davis, es dista bastante del LeBron que llevamos viendo a lo largo de su carrera, rodeado de exteriores y con la responsabilidad de curtirlos de balones. El reto asumido es mayor al asumido por su competidor, que a lo único a lo que se enfrentaba era a dar el paso definitivo al asalto del Este, que lo ha dado, pero con un sistema al que ya se habituó el año pasado. Además, parece olvidarse el detalle de que, cada temporada, LeBron tiene la mala cotustumbre de hacerse un año más mayor, y malacostumbrarnos manteniendo su nivel.

Creo que lo tenía más difícil a principios de curso, y ha solventado todos los problemas que tenía planteados sobre la mesa. Ha sacado el mejor rendimiento de Davis, se ha colocado en el escalón defensivo que le corresponde, ha logrado mantener el nivel físico y mental de todos los años y, además, ha alcanzado hasta un reto que parecía casi imposible; superarse. En este caso, en el número de asistencias por partido (10,2), el más alto de su carrera.

No sólo por el reto al que se enfrentaba, sino también por la capacidad de superarse a sus 35 años, si fuera por mí, LeBron tendría en su haber un quinto y jugoso MVP. Más que nada, por igualar a Michael Jordan. Twitter estallaría.

Imposible hacer oídos sordos al ruido de Giannis (por Adrián Senés)

Sin duda, el MVP de este año debería ser, de nuevo, para el griego. Sería el primero en repetir desde que lo lograra Stephen Curry hace bien poco (2017). Por en medio, la hoy pareja de los Houston Rockets, Rusell Westbrook y James Harden. Y es que Anteto se ha dedicado a gobernar en una liga que, últimamente, ha estado dominada por talentosos exteriores. Y lo ha hecho haciendo del físico más privilegiado de la liga (por encima de Zion o Porzingis) su principal arma. Principal, si bien no la única.

Antetokounmpo ha mejorado sus números del año pasado que ya le convirtieron en el jugador más valorado. En puntos ha subido su cuota hasta los 29.5 por los 27.7 de hace un año mientras que en rebotes ha pasado de 12.5 de la temporada pasada a los 13.6 de esta. Pero, sobre todo, ha visto mejorado su punto débil: de 0.7 triples anotados por partido ha pasado a promediar 1.4 mejorando sus porcentajes de un triste 25.6% a un algo más aceptable 30.4%. Todavía debe mejorar pero el salto adelante en este apartado es notorio y puede terminar de convertirlo en absolutamente imparable. Sin ir más lejos, el último MVP que alcanzó estos registros en puntos y rebotes fue un tal Shaquille O’Neal en la temporada 1999/2000, la del primer anillo del binomio del legendario pívot con Kobe Bryant. Hasta ese punto de dominación son los baremos en los que nos movemos cuando hablamos del año de Antetokoumpo. Sin duda, palabras mayores.

Esta animalada estadística viene, en gran parte, derivada de la pérdida del base titular el año pasado Malcolm Brogdon rumbo a Indiana. Su baja se preveía importante ya en verano y parecía restar un punto de calidad a Milwaukee Bucks. Con el añadido de que, durante la temporada, Eric Bledsoe no ha dado un paso firme al frente para llenar su hueco. Así pues, el vacío en la dirección de orquesta, ha sido cubierto por un trabajo coral de los pupilos de Buldenhozer con mención especial para, cómo no, Giannis Antetokounmpo. El alero ha amasado mucho más tiempo el balón en sus manos, hasta un 37.5% del tiempo. Por comparar, el año pasado que fue MVP este dato era de un 32.3% y el anterior de un 31.2%. Sus rivales por este galardón no lo superan en este apartado: LeBron James un 31.5% y James Harden un 36.3%. El registro es casi histórico y habla bien a las claras de que Anteto ha sido el alfa y la omega en el sistema Buck.

Y los resultados, están claros. Milwaukee ha sido el mejor equipo de la competición, han acabado líderes de la Regular Season y han mejorado su porcentaje de victorias con respecto al año pasado (del 73.2% de partidos ganados a un 76.7%) pese a la citada baja de su base titular. Y, en defensa, la diferencia es también notoria. Bucks ha ahogado a sus rivales, siendo el equipo que peor porcentaje ha permitido a sus rivales y que más han dominado el rebote defensivo, con Antetokounmpo de máximo exponente en estos dos sectores. Y, si aumentamos la precisión y vemos únicamente la defensa interior, que es donde Giannis ha formado parte, los Bucks se encuentran en cabeza muy destacada en toda la liga. Es cierto que para ello ha contado con la inestimable ayuda de Brook López, otrora chollo atrás para los rivales y convertido en auténtica roca hoy, pero negar la importancia del griego sería absurdo.

Pero, por último, más allá de meras cifras e impacto en el mejor equipo de lo que llevamos de liga, lo que de verdad llama la atención sobre Anteokounmpo y que debería darle el galardón de mejor jugador del año, es la sensación que transmite en cada partido. Puede haber muchos detractores de un juego tan físico pero, lo cierto, es que verle jugar es tener el convencimiento que no se le puede parar. Así de simple. Si da su largo y potente primer paso sabes que la va acabar cerca del aro de una manera devastadora. Quedan los Playoffs donde las defensas alcanzan su punto álgido pero será difícil ver un sistema defensivo capaz de canalizar toda esa potencia. Hasta el momento, no lo hemos visto y Giannis ha sido capaz de sumar para su equipo hasta en los días más grises. El MVP tiene nombre de coloso griego.