Que conste que lo más probable es que los Jazz se mantengan a la espera en el mercado de fichajes y yo, personalmente, espero que así sea. Todo el mundo esperaba que Utah fuera el principal candidato a hacerse con la última plaza de acceso a los Playoffs, aún después de la lesión de su base titular Dante Exum antes del inicio de temporada. Ahora también han perdido a Rudy Gobert por tiempo prolongado y con un récord de 11-14 se encuentran más cerca de la lotería del draft que de asegurar la octava plaza que ahora mismo ostentan.
Sería sin embargo muy precipitado que la franquicia de Salt Lake City hiciera movimientos cortoplacistas con el objetivo de clasificarse para las eliminatorias este curso, teniendo en cuenta que la columna vertebral de la escuadra es muy joven y están creciendo juntos. En invierno se suelen hacer o bien traspasos para mejorar tus opciones de cara al título o los Playoffs, o bien cuando quieres reconstruir y te deshaces de algunos de tus mejores jugadores con la espera de sacar piezas de futuro del destinatario. Ahora mismo Utah no encaja en ninguno de los dos perfiles, puesto que no tiene ninguna prisa con los Gordon Hayward, Gobert, Derrick Favors, Alec Burks, Rodney Hood, Dante Exum e incluso Trey Burke bien atados o apenas empezando sus carreras, y tampoco tiene todavía la sensación de haber fracasado con un bloque muy joven como para cambiar alguno de estos nombres por más elecciones de draft o algún veterano.
En 2016 sólo Trevor Booker es agente libre, y en 2017 tanto Gobert como Burke son agentes libres restringidos, mientras que los Hood, Exum o Trey Lyles estarán sometidos a las opciones de equipo sobre su contrato de novatos. Todo ello sumergidos en un mar de espacio salarial donde la mayoría de las franquicias tendrán que sobrepagar por jugadores lejos de ser estrellas – como los Thunder con Enes Kanter este verano -. Además, los Jazz disponen de todas sus elecciones de draft de aquí en adelante y también cuentan con la de Warriors en primera ronda en 2017 – sin protecciones – y una de Oklahoma City – a partir de 2018 si antes le han enviado otra a los Sixers y no después de 2020, cuando se convierte en segunda -. Así mismo cuentan con numerosas segundas rondas de draft que podrían convertirse en algún día en los futuros Raulzinho Neto.
De hecho la política de construcción de plantilla en esta offseason es un claro ejemplo de la filosofía de los Jazz a la hora de formar su equipo, prefiriendo actuar desde dentro, como ocurrió en las venidas desde la ACB del ya mencionado Neto y de Tibor Pleiss, cuyos derechos NBA Utah poseía. Esta actitud contrasta con lo que suele pasar en el mercado de invierno, donde la mayoría de los movimientos son cortoplacistas y en ese caso se acaba sobrepagando, como cuando los Nets mandaron una primera ronda de draft que terminaría siendo Damian Lillard a los Blazers por el veterano Gerald Wallace, o cuando necesitas maximizar el precio de venta de un jugador que no cuadra en tus planes de futuro porque no estáis en la misma trayectoria de desarrollo, como la pasada campaña con los Celtics y Rajon Rondo.
Los Jazz parece que pueden haber dado un paso atrás, sobre todo tras comprobarse que la Conferencia Oeste no es tan fiera como se presuponía, pero a todos los equipos en formación les puede ocurrir, como a los Bucks en el Este. No pasa nada por no poder estar traduciendo el mágico final de año anterior a toda una temporada en 2015-16, porque lo que importa es desarrollar en plenitud a las estrellas de los Jazz del futuro tanto inmediato como a largo plazo. ¿Se podrían beneficiar de un stretch forward como Ryan Anderson? Probablemente, y a lo mejor es el jugador que podría darles el saltito de calidad necesario para asegurarse los playoffs, pero el precio a pagar sería muy alto y en disonancia con el plan de futuro de Utah, además de que restaría de valiosos minutos al primera ronda del último draft, Trey Lyles.
Este anterior mercado sí que vio a los Jazz aprovecharse de la coyuntura para deshacerse de alguien que no encajaba con su planificación, como era Enes Kanter, que además era agente libre restringido al término de la liga y con muy pocas probabilidades de que Utah quisiera quedárselo al precio que le van a pagar los Thunder por los próximos años. En ese caso liberaron espacio para Favors y Gobert, que son dos de los tres mejores jugadores del equipo y ambos posibles candidatos perennes al All-Star, y además maximizaron lo que podrían sacar de la marcha de alguien que se iba a ir igualmente.
Ahora no se cumplen ninguna de esas dos premisas, excepto que alguien considere a Burke, en cuyo caso será difícil sacarle mucho partido porque en la NBA sobran bases de pequeña estatura con mediocres porcentajes de tiro. Sin Exum los Jazz necesitan a alguien que maneje el ataque y se eche encima la responsabilidad de lanzar a canasta en momentos de apuro, y Neto todavía no está para eso. Cualquier jugador de más renombre que viniera a ocupar su puesto y darle al entrenador jefe, Quin Snyder, un armador de verdad sería un problema a largo plazo porque de nuevo le quitaría oportunidades a Exum y también restaría responsabilidades en ese aspecto a Hood o Burks.
Así que si eres aficionado Jazz y estás esperando que el mercado te produzca esperanza creo que están en la franquicia y situación errónea.