El baloncesto, no es un simple juego, ni un simple deporte, tampoco es un simple pasatiempo, ni un entretenimiento, es mucho más que todo eso. El baloncesto es una forma de vida, una religión para algunos que no creen en las impuestas, una manera de crear sentimientos, ya sean colectivos o individuales, malos o buenos, y a veces incluso nuevos.
Si no existiera el baloncesto, habría que crearlo. Ya sea con papeleras de trabajo o con bolitas de papel, es algo innato en nosotros y por ello lo adoramos. Desde un simple movimiento de dribbling hasta una canasta imposible, todo vale, todo suma hasta conseguir lo que llaman la felicidad. Aunque solo sea por unos minutos, pero en ese tiempo tu cerebro y tu alma solo piensa en baloncesto, en lo que te ha salido bien, en lo que te ha salido mal, en lo que puedes hacer y en lo que puedes fallar.
No hay nada comparable al sonido de un balón entrando por una red. Ese sonido. Ese sonido es como un orgasmo, una liberación en tu cuerpo se produce y liberas endorfinas para quedarte satisfecho contigo mismo. Todos conocemos ese sonido, y todos deseamos que se produzca cuantas más veces mejor.
Pero no solo con ese sonido llegamos a sentirnos bien, también con una asistencia, sea sencilla o no, un rebote, poderoso o no, o con un movimiento cualquiera, todo esto junto es baloncesto.
La sensación de sentirte vivo, de emular a tus estrellas, sus fadeaways, sus bandejas, sus tiros, sus dribblings, imitarlos y sentirte como ellos, capaces a veces incluso, de volar.
Sensación más sensación, jugada más jugada, movimiento mas movimiento, eso es el baloncesto.
El juego de las sensaciones, como un mix en la batidora, incluso en la derrota te sientes bien si piensas que lo has intentado, y pones empeño en seguir intentándolo, mejorar para llegar a la victoria.
El baloncesto incluso es amor, no solo porque te enamoras del juego y su pasión, sino porque la mayoría de las veces encuentras el amor en otra persona que también siente esas sensaciones del baloncesto como tu.
Te pasas horas y horas jugando a videojuegos de la NBA en vez de a otros, simplemente porque es una droga, no puedes dejar de pensar en baloncesto.
Y escribes blogs, te haces Twitter, canal, estas a la última de noticias, te ves todos los resúmenes, todos los partidos de todos los equipos, te sabes todos los nombres habidos y por haber, estadísticas, si señores, todo esto es baloncesto.
Una cultura, una forma de vida, una religión, un deporte sí, un deporte… pero para mí una mezcla de sensaciones que nunca voy a querer dejar de sentir.