Trader Jack, el constructor de los Bad Boys (II): Lenny, ¿por qué a Detroit?
Vinnie Johnson fue una llave que nadie en Detroit pidió
Jack McCloskey no estaba en Detroit cuando la historia de la llegada de Vinnie Johnson a Detroit empezó. Dick Vitale era el entrenador de los Pistons en 1978, y pese a no tener un buen equipo ni buenos picks con los que remontar, consiguió hacerse con dos buenos jugadores en la segunda ronda del draft del ’78, Terry Tyler y John Long, ambos reclutamientos del propio Vitale para la universidad de Detroit. La temporada 78-79 no fue bien, pero fue justificada por la calidad de su plantilla.
Entonces llegó el draft del ’79, y Detroit se plantaba con tres picks en las primeras 15 elecciones del draft, el 5, el 10 y el 15. Vitale le había echado el ojo a Greg Kelser (si eres aficionado de los Pistons sabrás que actualmente y desde hace años es el compañero de George Blaha en las retransmisiones de los Pistons para Fox Sports Detroit). Kelser era un gran jugador de universidad, parteneur de Magic Johnson en Michigan y gran finalizador de los alleyoops que la futura leyenda de los Lakers le lanzara. Para conseguirlo, Vitale hizo que Bill Davidson, propietario de los Pistons durante la época, pagara 50,000$ de su bolsillo y el 5º pick del mismo draft para comprarles el pick a los Bucks, que solo tenían en mente escoger a Sidney Moncrief, y así tener las tres elecciones en los 15 primeros picks, la 4ª, la 10ª y la 15ª. Con sus otras dos opciones, Vitale escogió a dos fracasos; Roy Hamilton, un base de UCLA que no fructiferó y que solo jugó una temporada en Detroit y 5 minutos más en Portland, y Phil Hubbard, gran jugador de universidad con problemas de lesiones que nunca terminó de despuntar.
Este fue el primer motivo para su destitución del cargo. El segundo fue darle a los Celtics a Robert Parish y Kevin McHale. M.L Carr, por entonces jugador de los Pistons, se quería ir a los Celtics en condición de agente libre, y Vitale decidió intentar sacar algo a cambio. De esta manera, Dick se fijó en Bob McAdoo, jugador del que los Celtics se estaban intentando desprender a causa de sus lesiones. Pues bien, el intercambio se produjo de modo que los Pistons entregaron a los Celtics a Carr más el primer pick del draft de 1980 y el 13º a cambio de Bob McAdoo. McAdoo acabaría jugando 64 partidos para los Pistons a razón de 20 puntos y 8 rebotes por partido, y los Celtics intercambiarían su primer pick vía Pistons a los Warriors a cambio de Robert Parish y seleccionaron con el 13 a Kevin McHale. Doce partidos de la temporada 79-80 bastaron para que Bill Davidson echara a Dick Vitale.
Jack McCloskey estaba de entrenador asistente en los Pacers por esos tiempos. En 1979, «Trader Jack» fue fichado como GM de los Pistons y su primera misión fue encarrilar los fallos del draft del ’79. Cuando Dick Vitale hizo las maletas, Davison se encomendó a los aciertos de McCloskey. En esa época, un chico que estaba jugando en los Sonics llamado Vinnie Johnson había captado la atención del GM de la Motown. McCloskey no conocía muy bien a Vinnie, solo lo había visto bien en sus días en Baylor, donde despuntó, pero nada más. Tras un breve sondeo, Jack descubrió que los Sonics estaban interesados en Kelser, pero una tendinitis de rodilla frustró un traspaso que parecía destinado a realizarse. Y lo acabo siendo, ya que en 1981 los Sonics aceptaron el intercambio. Kelser duró 129 partidos en Seattle a razón de 7 puntos y 4 rebotes y se retiró tras 5 temporadas en la liga debido a las lesiones. Jack McCloskey hablaba así de Johnson:
Lo vi jugar unos pocos partidos y pensé que tenía fuerza, que podía salir del banquillo y generar cosas, y que, además, era un tirador tremendo. Yo lo veía como un jugador que podía salir desde el banquillo, cosa que es muy especial cuando ya tienes a dos grandes jugadores de perímetro con Isiah y Joe Dumars. Madre, menuda gema teníamos, era un placer tenerlo en el equipo. Nunca cuestionó el porqué no salía de titular porque sabía que delante suyo había dos grandes jugadores.
En cuanto a Vinnie Johnson, él no sabía del interés de los Pistons. De hecho, ni se le había pasado por la cabeza que años después, se sentaría en su sillón, con dos anillos de campeón en los dedos (uno gracias a su game winner en el quinto partido de las Finales de 1990 ante los Blazers) y con su dorsal colgado en el techo del Palace. Pero en ese momento él solo tenía su mente puesta en los Sonics y en conseguir más minutos en pista.
Una noche (Vinnie relata que estaba enfrascado en comida china y pelis de kung fu), Lenny Wilkens llama a Vinnie a su casa, cosa que nunca hacía. Johnson tiene en mente pedirle más minutos en pista, pero Wilkens no le deja ni saludar. «Vin, te acabamos de traspasar a Detroit». Entonces Vinnie, sin pensarlo y lamentándose por haberle pedido más minutos, le espetó un:
Tío, ¿porqué a Detroit? Esos chicos son pésimos.
Wilkens le vino a decir que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, pero a Vinnie Johnson le costó digerirlo. La historia dio un giro inesperado cuando los Pistons empezaron a funcionar, y Vinnie vio como su viaje a la Motown no iba a ser en balde. Johnson no fue conocido como el «Microondas» hasta su partido frente a Boston en 1985. En ese encuentro, Johnson les endosó 22 puntos en el último cuarto para llevarse la victoria ante los Bird y compañía.
Años después, Jack McCloskey tuvo que encararse con la cara amarga del mundo de los traspasos, enfrentarse públicamente al traspasado. Greg Kelser fue seleccionado para entrar en el Salón de la Fama de Michigan por sus años en Michigan State. McCloskey se situó en primera fila. El presentador ve a McCloskey sentado y se dirige a la audiencia: «El hombre que traspasó a Greg Kelser fuera de Detroit está hoy aquí». El público responde con abucheos y Jack se ríe.
Greg Kelser siempre ha sido un hombre de un talante y franqueza desbordadores, lo vemos en las retransmisiones y lo vemos en sus críticas al equipo cuando juega mal, véanse los últimos 10 años de los Pistons. En ese instante, hizo gala de todo su espíritu de conciliación, se dirigió a «Trader Jack», lo miró a los ojos y le dijo:
Jack, hiciste un gran traspaso.