D-Rose ¿Game Over?

¿Volvera el MVP de 2011 a brillar de nuevo?

¿Qué significa darte cuenta que ya no perteneces a la élite? ¿Que el puesto antes tuyo no es más que algo que queda muy arriba? ¿Qué piensa aquel que se ve relegado a un anonimato del que antes se mofaba?

Muchos ídolos de barro han caído, muchos nombres antes importantes hemos olvidado. Sólo unos pocos prevalecen sobre el resto y son reconocidos y respetados por todos. Se han dicho muchas cosas sobre el éxito; las claves son la perseverancia y el entrenamiento; el trabajo perdura en el tiempo; la suerte siempre ayuda… Pero si hay algo que hace diferente al campeón del mediocre es su mentalidad. Mentalidad para hacer frente a sus miedos, mentalidad para vencer las dificultades y sobre todo mentalidad para trabajar tan duro o más que como cuando aspiraba a llegar arriba. Patente queda que muy pocos lo consiguen, pero esos pocos… Son por momentos dueños del mundo, reyes en su territorio y hasta dioses.

Librarse de ser el “banquillero” de turno o aquel jugador que sólo está para encajar un traspaso puede quitarle el sueño a demasiadas estrellas. No hay gloria en jugar los minutos de la basura, es difícil seguir luchando cuando la gente te critica para que te hundas. Grandes talentos que conquistaron la liga universitaria no han conseguido hacerse un sitio en la gran liga de la NBA; lesiones, escasa ética de trabajo o malas compañías han bastado para que no pudiésemos disfrutar de proyectos de jugadorazos con mucho futuro.

Hace ya varios días todos hemos quedado impactados por el balance de enfermería de la fatíDerrick Rose 3dica madrugada del 23 de noviembre; Marc Gasol fuera varias semanas, Iguodala alrededor de dos meses y para culminar el desgarro del menisco de la rodilla izquierda de Derrick Rose, el flamante MVP de la temporada 2010-2011, que se volverá a perder lo que resta de temporada por una lesión de rodilla. El que decían que estaba destinado a romper con el reinado de Lebron en la liga, vuelve a afrontar una larga y delicada recuperación tras la que no sabemos cómo volverá.

Hay una doble amenaza: física y psicológica. En primer lugar hay dudas de si podrá recuperar su rodilla y a la vez mantenerse en un buen estado de forma, es decir, sin descuidar el resto de su cuerpo. En segundo lugar nos encontramos con una persona de 25 años que ha pasado del cielo al infierno en dos años y por dos jugadas: una entrada en un partido ya ganado contra Sixers y una puerta atrás fallida contra Portland. Además, ha afrontado una recuperación que debía durar alrededor de siete meses y que finalmente duró un año y medio simplemente por no estar preparado anímicamente para volver. Afrontémoslo, su rodilla estaba bien para jugar a principios de Playoffs del año pasado pero su confianza y la fe en sí mismo estaban y vuelven a estar tremendamente tocadas.

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Desde el programa de debate First Take ya se apunta a que el D-Rose que todos conocemos ha acabado, que no volverá a ser el mismo aunque si que podrá volver a la élite. Dicen que no podrá mantener el explosivo estilo de juego que le llevó a un MVP y que tendrá que renovarse sobre todo en el tiro. Para un jugador que ha sido definido como sensible por Stephen A Smith y que según fuentes del Chicago Tribune está moralmente hundido, puede que sea demasiado para digerir. Sobre sus hombros descansa la ilusión de toda una franquicia que confiaba en él como el mesías que les iba a llevar a un nuevo título, la confianza de una marca como Adidas que había apostado muy fuerte por él, llegando a crear una línea de zapatillas de referencia con su nombre y la presión de una liga que quería a alguien que pudiese luchar con los Durant, Paul o LBJ por el MVP.

La luz que iba a guiar a una franquicia con ansias de éxito parpadea más que nunca, las críticas y las sentencias que le dan por acabado arrecian y los Bulls ya están pensando en volver a empezar a formar un e

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quipo fuerte. La duda ahora reside en si el MVP más joven de la historia podrá rehacerse sobre todo emocionalmente para callar muchas bocas y volver no ya en su mejor versión, sino para poder liderar a los Bulls de vuelta a los primeros puestos y desterrar los fantasmas de Greg Oden o Grant Hill; jugadores de una calidad inconmensurable pero muy frenados por lesiones recurrentes en las rodillas y en los tobillos respectivamente.

Le toca a él y sólo a él luchar por volver a la cima del mundo baloncestístico. Huir de los peores presagios y volver a nacer como jugador se antojan objetivos demasiado complicados para el 90% de los jugadores de la mejor liga de baloncesto del mundo, aquí se verá si la grandeza que hay en él sale a relucir. Cualquier aficionado al baloncesto lo desea, sólo queda esperar hasta su vuelta para averiguarlo. ¿“The Return 2.0” o Game Over?