Por fin, Brooklyn

Los Nets resurgen de sus cenizas

“Por fin”. Esas dos palabras son probablemente las más pronunciadas ahora mismo en los aledaños del Barclays Center, en el lado de New York donde desde hace una temporada y media los colores son el negro y el blanco. Después de que en verano diese comienzo el faraónico proyecto de los Brooklyn Nets para este año, esta pasada madrugada el equipo dirigido por Jason Kidd ha alcanzado el 50 % de victorias. Una alegría quizás muy pobre para un equipo que levantaba tantas expectativas al principio, pero el camino ha estado tan lleno de obstáculos y tropiezos, que desde Brooklyn se ve lo que queda de temporada con optimismo y ambición.

No hay que olvidar el punto de partida. La premisa era perfecta: un proyecto que había desmantelado el núcleo duro de Boston Celtics para incorporarlo a su plantel, fichando a Pierce, Garnett y Terry a cambio de deshacerse de Wallace, Humphries, Bogans y Brooks. A Prokhorov no le importaba cuánto dinero se gastara. Se sumaban a una plantilla con jugadores de la talla de Brook López, Deron Williams o Joe Johnson, formando un plantel temible. Sin embargo, llegó el desastre ya conocido por todos: el balance en 2013 fue de 10 victorias y 21 derrotas junto a un juego desastroso.

La campaña pasada, los Nets habían regresado tras varios años a Playoffs con 49 victorias y 33 derrotas, pero no daban la sensación de equipo compacto ni de tener garra. Ese era principalmente uno de los temas que parecía que se solucionaría con la llegada de Pierce y Garnett; sin embargo, Brooklyn se mostró en los primeros dos meses de competición como un equipo inerte, lento en defensa y ataque y sin espíritu competitivo. Además, Jason Kidd no daba ninguna garantía desde el banquillo en su año de estreno como entrenador: sus caras largas y la ausencia de indicaciones o movimientos relevantes en los momentos claves de los choques dirigieron a él la mayoría de las críticas ante el bochornoso inicio. En todo este caos, a finales de diciembre se lesionó Brook López, hasta entonces el mejor de la temporada, el jugador que tiraba desesperadamente del carro desde el poste. Estaba promediando 20,7 puntos y 6 rebotes.

Sin embargo, en 2014 los Nets se han transformado. Como si de un conjuro por el nuevo año se tratara, el equipo cambió radicalmente. Brooklyn pareció encontrar el tempo adecuado a sus partidos, sacando ventaja de no ser precisamente un equipo veloz. No son el equipo que más puntos anota (vigésimo primeros en la liga en este apartado), pero tampoco son de los que más puntos reciben (undécimo equipo de la NBA en cuanto a menos puntos encajados). Además, desde el banquillo las cosas iban cambiando. Jason Kidd empezó a mostrarse como un entrenador activo e inteligente, dejando a un lado capítulos del pasado como el famoso vaso derramado en la pista y dio otra cara al equipo. Los resultados son el perfecto reflejo: en 2014, Brooklyn registra 19 victorias y 8 derrotas (70,4%).

hi-res-450767637-deron-williams-paul-pierce-and-joe-johnson-of-the_crop_exactLos hombres principales del equipo no están teniendo números de estrellas absolutas, pero sí están contribuyendo para que los Nets den la sensación de ser un conjunto, un todo compacto donde todos importan. No en vano, JoJo es el máximo anotador del equipo con apenas 14,9 puntos por partido. D-Will promedia 14 puntos y 6,4 asistencias, lejos de su mejor nivel, pero ejerciendo ahora mismo como un director de operaciones óptimo. «The Truth», por su parte, registra 13,5 puntos de media, pero su liderazgo y madurez sobre la pista, así como su regular aportación de puntos hacen de él una pieza clave. Garnett, por su parte, es el punto más negativo, pues su aportación es muy baja respecto a sus tiempos de verde: 6,7 puntos y 6,7 rebotes. Eso sí, todo ello en 21 minutos. No es protagonista, pero su experiencia bajo los tableros y su trabajo defensivo no le hacen nada despreciable.

No nos paramos demasiado en los nombres más conocidos de Brooklyn por una simple razón: uno de los puntos fuertes de estos nuevos Nets edición 2014 es su fondo de armario. Si el año pasado el equipo sufría mucho con las rotaciones, este año el equilibrio es infinitamente mayor, y mucha culpa de ello la tiene Kidd. Para sobreponerse a la pérdida de López, muchas veces usa a Pierce como ala-pivot, poniendo al polivalente Livingston como escolta, o usa a Plumlee y Blatche en la pintura, quienes están dando un gran nivel. Hablamos, por tanto, de tres jugadores que iban a tener un papel algo más secundario en el principio de temporada, y que ante las urgencias son grandes activos de este equipo.

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Livingston se está destapando como ese base suplente de Williams que el equipo no tenía con Watson el curso pasado, además de ser también escolta. Su rendimiento y aportación está siendo tal, que ya es, como hemos dicho, muchas veces titular como escolta, teniendo también minutos como base. Sus inestimables números anotadores (9,2 puntos en Enero y 7,8 puntos en Febrero) y su trabajo defensivo hacen de él un recurso magnífico para los de Brooklyn.

Blatche sigue siendo ese gran robo de los Nets cuando le ficharon. En 22,1 minutos de juego, esta temporada promedia 11,8 puntos y 5,7 rebotes, siendo el sexto hombre por excelencia de este equipo. Un jugador interior con excepcional mano desde la media distancia que no sólo cubre minutos y forma parte de la rotación, sino que en muchas ocasiones se echa al equipo a la espalda y absorbe el protagonismo. Brooklyn tiene en él a todo un seguro.

Plumlee, por su parte, ha sido una pequeña sorpresa. No tiene un papel importante en el equipo, pero llegando desde el puesto 22 del draft, sus 6,3 puntos y 3,5 rebotes en apenas 15,7 minutos de juego son de gran ayuda. Es un jugador joven con proyección, que ha mostrado cosas interesantes especialmente en ataque. Supone la irrupción positiva de un rookie en un equipo de veteranos, frente a, por ejemplo, Taylor, que la temporada pasada tuvo un rendimiento anecdótico en su primer año y ya no está en el equipo.

Junto a todas estas piezas, el equipo se completa con una rotación de perímetro que está resultando muy eficaz. En primer lugar, Kidd por fin se ha atrevido, a diferencia de sus predecesores Avery Johnson y PJ Carlesimo, a dar minutos a Teletovic. El bosnio ha respondido mostrándose atrevido en la cancha, y promedia 8,3 puntos en 19,3 minutos, e incluso ha llegado a tener noches como la de sus 34 puntos frente a Dallas. Suele pecar de ser intermitente, pero al fin es un jugador a tener en cuenta en la plantilla. En segundo lugar, Anderson y Kirilenko están teniendo números muy inferiores a la anterior temporada, pero ambos aportan más de lo que las estadísticas muestran. Son dos jugadores experimentados que hacen que la rotación sea mejor defensivamente desde el perímetro, y que además en ataque se han amoldado bien al estilo pausado y más estático de los Nets.

Por último, los últimos en llegar, Thornton y Collins, cierran la plantilla. El primero fue un gran movimiento, ya que hace las veces de base y escolta cubriendo un posible vacío en el puesto con Williams y Livingston. Los Nets obtuvieron a un hombre de perímetro más anotador que pasador quitándose a un Terry desaparecido todo el año y a un Evans que ya no contaba con los minutos del curso pasado, y que en ataque tiene muchas deficiencias. Jason Collins, por su parte, aumenta el escaso número de jugadores interiores tras la lesión de López, y a pesar de su papel poco trascendental (y muy mediático) en las rotaciones sí que se valora su envergadura en la pintura.

Con todos estos elementos, los Brooklyn Nets han resurgido de sus cenizas siendo lo que debían ser desde un principio: un equipo. Lejos de aferrarse al rendimiento de sus estrellas, los secundarios han dado un paso adelante y son unos engranajes sin los cuales el mecanismo en su conjunto no funcionaría. Las riendas del equipo siguen estando en las manos de Pierce, Johnson y Williams, pero la tendencia ganadora de Brooklyn en el 2014 le debe todo a esos hombres que, desde la sombra, sostienen los pilares del conjunto. Y por supuesto, en este trabajo hay que reconocer la labor de un Kidd que, a pesar de haber estado hundido, ha encontrado el sistema y el número de minutos que hace que cada jugador esté cómodo sobre el parqué.

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Semejante dinámica ganadora ha obtenido al fin sus frutos: los Nets vuelven a estar en el 50 % de victorias, dato inédito desde el 5 de noviembre. 29 victorias y 29 derrotas desde el sexto puesto del Este, que si bien no era lo que se esperaba a estas alturas, saben a gloria después de la pesadilla que fue el inicio de temporada. Queda por ver si la gasolina de los veteranos Nets es suficientemente potente como para alcanzar una buena posición de Playoffs y soñar con algo más que una primera ronda de postemporada. Lo único certero es que por fin son un equipo ganador y que ahora mismo miran hacia arriba, con el quinto puesto de los Washington Wizards como objetivo inmediato. Los Nets, por fin, actúan como un equipo.