Cuando Billy Cristal encontró a LAC

El actor es el seguidor más fiel y famoso

Billy Crystal SomosNBA“No somos buenos, pero jugamos duro y nuestros seguidores son muy leales”. La doctrina “Clipper” caló hondo en el corazón de Billy Crystal, que se enamoró del equipo “pobre” de Los Angeles desde que asistiese por primera vez a un partido en 1984 (cuando la franquicia se mudó a la ciudad angelina desde San Diego). Asistió por casualidad, porque le llamaron por teléfono para pedirle el favor de ir a un pabellón casi vacío y acostumbrado a ver las canastas del equipo visitante.

La relación del actor con su equipo ha sido, desde el primer momento, muy especial. Como a Sally, nunca le ha dejado tirado. Ni una sola infidelidad. Y eso que hasta hace muy poco, “Clipper” era en el mote norteamericano sinónimo de derrota y burla. No era nada fácil ser fan de esta franquicia. Su historia está repleta de atroces balances de victorias y derrotas, graves lesiones de sus jugadores más prometedores y muy malas decisiones en las noches del Draft. El dato es escalofriante, desde 1984 hasta 2011 el equipo solo había alcanzado los PlayOffs en cuatro ocasiones. Por supuesto, ni un solo anillo y ni una sola presencia en las Finales. Ser de los “Clippers” en Los Angeles era prácticamente un acto de fe. Sobretodo hasta la llegada de Blake Griffin y Chris Paul hace muy pocos años. Lo fácil era ser de los Lakers; Magic, Kareem, Bryant y Shaquille coleccionaron triunfos, pero no tenían la gran belleza de la derrota que conquistó a Crystal.

En la actualidad las gradas de Stapes Center están repletas también cuando juegan los Clippers, los aficionados disfrutan todas las noches de los triunfos y los malabares de Griffin, Crawford, Paul y compañía. El equipo es conocido en todo el mundo por “The Lob City”, por su gran habilidad para realizar espectaculares Alley-Oops. Todos animan, aplauden y disfrutan del espectáculo. Sin embargo, cuando las derrotas vuelvan, el actor seguirá ahí sentado viendo a su equipo perder, sonriente, porque sabe que ya hace mucho tiempo que conoció a los Clippers, y el amor vale mucho más que una victoria.

Por Rubén Lavandeira