Cuando el veterano GM de los Jazz, Kevin O’Connor, decidió hacerse a un lado y convertirse en Vicepresidente de Operaciones llenó el hueco dejado por él mismo con Dennis Lindsey. El nuevo GM se encontró con una franquicia a la deriva, un equipo fuera de PlayOffs entrenado por un Tyrone Corbin que no terminaba de convencer. Tras la traumatica salida del gran Jerry Sloan y posteriormente de la estrella del equipo, Deron Williams, la franquicia mormona se instaló en la mediocridad y el nuevo jefe tenía el deber de cambiar el rumbo a seguir en SLC y el cambio pasaba por un nuevo entrenador. Y fue el pasado junio cuando el mismo se hacia oficial con la contratación de Quin Snyder por tres años con opción a un cuarto.
Los Utah Jazz mantuvieron en el cargo a Jerry Sloan durante dos décadas, por lo que evidentemente el estilo Sloan y el estilo Jazz eran una misma cosa. Con Corbin, en cambio, el juego del equipo era irreconocible, ¿qué podemos esperar de Quin Snyder? ¿qué estilo de juego impondrá a sus jóvenes y talentosos jugadores?
Por todos es sabido que en Utah se toman este tipo de cosas con calma, pues son muy conservadores y no parece que nadie vaya a presionar al nuevo coach si no se consiguen victorias desde el principio. Lindsey está construyendo un equipo ganador y lo quiere hacer poco a poco, por lo que Snyder tendrá tiempo para aplicarse en dos puntos fundamentales: el desarrollo de jugadores jóvenes y en dar al equipo un estilo reconocible.
Snyder no es Sloan, su personalidad y manera de ver el basket no es la misma, pero ¿sabrá transmitir a sus jugadores qué y como quiere las cosas? ¿qué baloncesto le gusta que realicen sus jugadores?
La carrera de Snyder como entrenador comenzó de manera brillante: tras pasar como asistente por los Clippers y Duke, se hizo cargo del puesto de entrenador jefe del equipo de la Universidad de Missouri. Los primeros años allí fueron de autentico éxito, un éxito que terminaría por cobrarse un precio. Al principio cosechaba elogios y admiración, decían de él que era uno de los mejores entrenadores jóvenes del país y alababan su inteligencia baloncestística y su manera de hacer crecer a sus jugadores. Luego vinieron las críticas de la mano de las derrotas. Decían que con el tiempo se había vuelto engreído, que se esforzaba más en la fiesta que en el gimnasio, se le acuso de pagos a jugadores y abuso de alcohol y drogas. Sus dos últimos años en Missouri fueron muy malos en todos los sentidos, tanto que llegó a plantearse retirarse del baloncesto para siempre.
Durante un año se dedicó a estar con su hijo, dar clases de yoga y reencontrarse consigo mismo, hasta que llegó la llamada de los Austin Toros. Se lo pensó y aceptó ser su entrenador. Allí se dio cuenta que amaba este deporte y no necesitaba nada de lo que rodea normalmente al baloncesto de élite. Tras tres exitosos años en los Toros pasó a formar parte del staff técnico de los 76ers, Lakers, Hawks e incluso pasó un año como asistente de Messina en el CSKA de Moscú que le sirvió para ganar en sabiduría y conocimientos baloncestísticos. Snyder es ahora un hombre más maduro, que ha conocido las dos caras del éxito y ha sobrevivido al proceso y que ahora se enfrenta al más importante reto de su carrera.
Disciplinado y concienzudo en su trabajo, le gusta que sus jugadores corran la pista, aprovechen el campo abierto y las transiciones. Sus Jazz serán mas ofensivos que defensivos, instará a los tiradores a tirar sin miedo, a los jugones a que arriesguen, al talento que aparezca y a todos les exigirá intensidad, mucha intensidad, tanta como la que pondrá él en la cancha.