Kyle Lowry, un bulldog en la cancha
El base firma el octavo mejor win share de la NBA
A mediados del pasado diciembre, Masai Ujiri, GM de Raptors, conversó con los Knicks para cerrar un traspaso que enviaba, entre otros, a Kyle Lowry a la Gran Manzana a cambio, entre otros, de Raymond Felton. Por posición, contrato… era un pieza por pieza, con algún otro complemento. Algún analista afirmó por aquel entonces que era otro mal movimiento de la gerencia Knickerbocker, que Felton no era peor que Lowry…
Pocos meses después, Felton es traspasado a Dallas a cambio de jugadores de banquillo y Lowry renueva por los Raptors. Lo que ha ocurrido entre medias es por todos conocido. Los Knicks se la pegan con todas las de la ley quedándose fuera de los PlayOffs en una de las temporadas menos competidas en la Conferencia Este y los de Ontario realizan la mejor temporada de su historia. Una plantilla que, de nuevo equivocadamente, muchos analistas veían en octubre destinada a buscar un pick alto en el draft.
El paso adelante de DeRozan y de Valanciunas, la comodidad del jugón Vásquez, la buena factura de los Johnson y cía no pueden ocultar que Kyle Lowry es hoy, sin lugar a debate, una estrella de la NBA. Si se puede comparar con otros playmakers más físicos, más vistosos o más talentosos es cosa de cada uno. Pero uno de los coeficientes que tratan de objetivar la contribución de cada jugador a las victorias de su equipo, el Win Share, revela que Lowry es el octavo jugador con mejores números de la NBA.
Sólo Durant, LeBron, Love, Curry, Harden, Griffin y Paul superan sus 11.7 puntos en su win share. Esto significa que la pasada temporada fue el tercer mejor base de la liga. Y el segundo mejor de la Conferencia Este, sin ni siquiera ser elegido para el pasado All-Star. Y también números por delante, impresionan que un buen defensor como Lowry promedie 17,9 puntos y 7,4 asistencias.
DeRozan ponía negro sobre blanco la importancia de Lowry cuando Rudy Gay se marchaba de Toronto camino a Sacramento.
«Sale ahí y juega duro, es un bulldog en la cancha. Es un líder que quiere ganar, lo veo en sus ojos. Mira las estadísticas después de cada partido».
La mejora del juego de Kyle desde que Rudy Gay se marchó aumenta aún más la fama del alero de jugador maldito, de que su talento empeora a sus equipos. Lowry pasó de anotar 14,3 puntos por partido a los maravillosos 19 que contribuyeron definitivamente a firmar un temporadón. Tiró más, con mejor porcentaje, cogió más rebotes y asistió también más.
Lo que la 2014-15 depare está en las manos de un puñado de jugadores jóvenes con Lowry, 28 años y contrato garantizado por cuatro más, como capitán. Como bulldog.