El Superhéroe, la barba, ¿y el éxito?
¿Puede el dúo Howard-Harden llevar a Houston a la victoria?
Finales de la NBA del año 2009. Los Orlando Magic, con un imperial Dwight Howard a la cabeza, llegan a la cita tras dar la campanada eliminando a los Cleveland Cavaliers de LeBron James en la final de la conferencia Este. Enfrente, unos Ángeles Lakers de dulce, comandados por el insaciable Kobe Bryant que, con Pau Gasol como segunda espada, buscaba levantar, casi siete años después de su última conquista, el cuarto campeonato de su carrera. Y lo lograría gracias, en gran medida, al excelente concurso de Gasol. Al catalán le tocaba bailar con el monstruoso Howard, que estaba llamado a catapultar a los Magic hacia el anillo mediante el total monopolio de las cercanías del aro. Superman saldría escaldado de la cita, abrumado ante un Gasol que dinamizó el baloncesto de los angelinos e hizo del musculado center un peón inconsistente a su merced.
Finales de la NBA del año 2012. Oklahoma City Thunder desembarca en la ronda final tras lograr la casi utópica claudicación de los Spurs en la final del Oeste, que sucumbirían a la meteórica energía de Durant, Westbrook, Harden y compañía. Por el otro lado del cuadro llegaban los Miami Heat de LeBron James, Chris Bosh y Dwyane Wade, inconcusos en su intrínseca intención de cumplir con la sonada profecía de James: Ni uno, ni dos, ni tres, ni cuatro… Pese a comenzar por delante la serie, los Thunder acabarían por morder el polvo con estrépito; La falta de coherencia de un desquiciado Westbrook, la bisoñez del equipo en todas sus líneas (incluido Scott Brooks ) y el más que deficitario rendimiento de un James Harden calamitoso, junto con la versión más madura de unos arrolladores Heat, fueron los principales detonantes del fracaso Thunder.
Temporada 2013 /2014. Tras una convulsa estancia en los Ángeles Lakers, Dwight Howard opta por hacer las maletas y partir hacia Houston con el fin de conformar un tándem de ensueño con James Harden en los Rockets. La temporada regular demostró una buena conjugación del dúo, que hacía escalar puestos en la tabla de manera inexorable al hilarante conjunto de McHale, que subsistía instalado en la opulencia. Con el contragolpe y el triple como sustento, los de Houston finalizarían cuartos del Oeste con 54 victorias como aval y se medirían a los Portland Trail Blazers de Damian Lillard y LaMarcus Aldrige.
Con el factor cancha a su favor, los Rockets de Harden y Howard afrontaban la serie como favoritos para acceder a semifinales de conferencia, pero se ve que LaMarcus Aldridge no entendía de favoritismos… Más de 45 puntos firmó el ala-pívot en los dos primeros choques, ganados ambos por los Blazers, ante también un colosal Howard que promedió en ellos 29.5 puntos y 14.5 rebotes. Se batieron bien los de Portland en el tercer asalto, que vencerían de forma hegemónica. Los Rockets vencerían el cuarto choque en el Moda center, gracias al agónico triple de Troy Daniels. Harían lo propio también en la quinta contienda, que dirimirían con sumo atino Howard y Harden, pero los Blazers rubricarían su obra en el sexto encuentro, que ensalzaría al estupendo Damian Lillard, que tras una alocada noche en la que los de McHale compitieron a buen nivel, anotó un apoteósico triple sobre la bocina. De nuevo, una flota comanda por Howard y/o Harden volvía a naufragar, agigantando el estigma que empaña sus solemnes trayectorias; la no capacidad de ser determinantes en playoff.
El superhéroe, la barba ¿y el éxito?. La historia del que había de estar y no estuvo, del que desdeña todo a lo que su alrededor gravita, del cazador cazado en la alfombra roja.