Trey Burke, redescubriendo su rol

Saliendo desde el banquillo funciona mejor

Fuente: Chris Arace (CC)
Fuente: Chris Arace (CC)

Cuando Utah traspasó sus dos elecciones de primera ronda del draft de 2013 a Minnesota a cambio de Trey Burke, escogido con el número 9, lo hizo pensando claramente en encontrar el base del futuro que pudiera complementar a los Favors, Kanter, Hayward y Burks, que hasta hace bien poco formaban la línea de flotación de la franquicia.

Poco menos de dos años más tarde, parece que los Jazz están dispuestos a pasar página y tratar de aprovechar al ex jugador de Michigan de otra manera. Si ya esta primavera el equipo se decantó por añadir al australiano Dante Exum, a finales de enero el entrenador jefe Quin Snyder decidió mandar a Burke al banquillo en detrimento de su compañero novato, algo que además ha mantenido regularmente a pesar de las nulas contribuciones en ataque del joven aussie. Los problemas de Burke a la hora de anotar eficientemente y también en el otro lado de la cancha son ostensibles. Como apuntaba recientemente un artículo de numberFire los números de tiro del base de Ohio son especialmente preocupantes, aunque debemos tener en cuenta que apenas tiene 22 años y tiene que seguir creciendo como jugador. De hecho desde el parón del All-Star su anotación, sus porcentajes y su +/- han mejorado claramente.

Si bien Jazz ha mejorado en defensa con Exum en el quinteto (y también con Slow-mo-Joe Ingles como escolta y Gobert en vez de Kanter) lo que de verdad ha cambiado ha sido la aportación an ataque de Burke, que ha aceptado su papel como sexto hombre bastante bien, y está rindiendo mejor, aprovechando sus cualidades de manera más eficiente. Desde su paso al banquillo Utah ha ganado 11 partidos y solamente ha perdido 8, derrotando entre otros a los Bucks en Milwaukee y en Salt Lake City, a Portland, San Antonio y Golden State en casa y a Pelicans y Grizzlies en el Sur. A pesar de esto Snyder sigue sin encontrar con el base que haga funcionar el ataque, y la presencia de Exum en pista apenas se nota en ese lado de la cancha. Evidentemente la baja de Burks y las ausencias del escolta novato Rodney Hood no han ayudado, pero ya se intuye que mientras el novato australiano no hace mejor de momento a los Jazz por sí mismo, si que Burke puede aportar más saliendo como sexto hombre, sobre todo algo de necesaria chispa desde el banco.

El estancamiento de los números del jugador de segundo año esta temporada se deben en gran parte a su incapacidad para llegar a la pintura y forzar tiros libres. Según el mismo artículo de numberFire Burke lanzó 166 tiros libres en 39 partidos en la campaña en la que ganó el trofeo Naismith con la universidad de Michigan, mientras que como profesional en la NBA apenas ha intentado 222 en 130 encuentros. Su PER es idéntico al de 2013, a pesar de que su usage percentage haya pasado de 21,8% a 23,1%. Su assist percentage se ha reducido de 29,4% a 25,1%, otro síntoma de que el futuro de Burke podría pasar más por un perfil parecido al de Lou Williams o JJ Barea. Sus apenas 1,83m. son un obstáculo, pero la esperanza de Jazz es que liderando la segunda unidad pueda sacar mejor partido de emparejamientos favorables. También se puede añadir que la falta de espacio con jugadores interiores como Gobert, Favors y anteriormente Kanter no le hace tampoco ningún favor para descongestionar la pintura, pero Burke al menos está adoptando las tendencias más apropiadas a un jugador de su tamaño, como son limitar los tiros de media distancia y tratar de sumar desde la línea de tres puntos y llegando al aro. Sus intentos de tiro libre desde el parón del All-Star han subido de 1,7 por partido a 2,4, aunque su acierto ha disminuido de un buen 80% a un anormal 68,4%.

Utah parece predestinado a construir una potente máquina defensiva del calibre de la que Bucks están gestando en la otra conferencia, con Gobert y Favors cerrando a cal y canto la pintura, y la envergadura de y versatilidad de Exum, Hayward, Hood y Burks permitiendo rápidas rotaciones por fuera. Burke puede ser esa pieza de ignición espontánea que alimente el banquillo, porque su defensa no es algo con lo que Snyder pueda contar. En 35 derrotas esta campaña el base de segundo año ha registrado un flagrante 112.7 de defensive rating, pero sin embargo en febrero ese número había caído ya a 94,2, sin duda ayudado por la actuación general del equipo (cambios en los jugadores y también un ritmo bastante más lento de juego), pero con todo un dato a tener en cuenta. Desde el All-Star combinado el récord es aún mejor: 88,6. Si aplicamos la cifra total desde su paso al banquillo, el rating de Burke es de 97,9, en comparación con el 109,3 que promediaba en el quinteto titular.

Con todavía mucho que mejorar parece que Trey Burke ha redescubierto su rol con los Utah Jazz, un equipo joven en construcción pero que parece tener claro a dónde va tras deshacerse de Kanter y darle las llaves de la zona a Gobert. A la espera de que su papel como encendedor de la segunda unidad se vea facilitado con la vuelta de Burks o la progresión de Hood, hay que darle crédito a Snyder por haber analizado con corrección el problema y haber encontrado una solución que de momento parece que da sus réditos.