Los Nuggets saben qué significa romper rachas de equipos estelares

Víspera del partido frente a los Warriors

Fuente: milespruitt687 (CC)
Fuente: milespruitt687 (CC)

Unos jóvenes y prometedores Denver Nuggets empezaron su descenso hacia el infierno en 1994-95 cuando unos eventos exteriores al baloncesto cortaron las alas a los sueños de uno de los equipos más emocionantes e ilusionantes de la historia.

Para empezar, durante la pretemporada el corazón y alma de aquel equipo, LaPhonso Ellis, se rompió el ligamento cruzado anterior, perdiéndose la entera temporada y no volviendo a ser el mismo. A continuación, llegó el fichaje, contra el deseo del coach Dan Issel, del escolta de los Seattle Supersonics Dale Ellis; un muy buen jugador, sin duda, pero no exactamente el mejor compañero de equipo en el vestuario… entre varias cosas desagradables de Ellis.

El último clavo en el ataúd de los sueños de los Nuggets de 1994 lo dio Dan Issel, con sus repentinas dimisiones en enero 1995, hecho que abatió la moral de la plantilla. Su lugar fue ocupado por Bernie Bickerstaff, que no gozaba del apoyo de la plantilla como su predecesor, aún así logró llevar el equipo a los play-off con un hasta el momento histórico 41-41 en la temporada regular.

La temporada siguiente la franquicia de Colorado estaba tocando fondo… Bickerstaff consiguió un óptimo trade en ocasión del draft, que llevó a Antonio McDyess a Denver, pero había perdido el control de su equipo y entró en una disputa por la renovación de Mutombo. El equipo solo ganó 35 partidos aquel año con McDyess, Jalen Rose, Mahmoud, Mutombo, D. Ellis y Phonz en el roster.

Fue con este desolador escenario de fondo, durante este hundimiento sin esperanzas, que pasó algo épico el 4 de febrero de 1996: los Chicago Bulls de las 72 victorias aterrizaron en Denver fuertes de una racha ganadora de 18 encuentros, se preveía una masacre.

Pero no, los milagros en el baloncesto existen, y los Denver Nuggets lograron lo que solo 10 equipos pudieron hacer aquella temporada: derrotar a los míticos Bulls de Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman. Quien vivió aquel encuentro lo describe como un evento épico por parte de los desordenados Nuggets, que lograron una ventaja de 31 puntos, se hicieron remontar, para luego reaccionar y conquistar la victoria, gracias a una gran defensa de Dake y Phonz (que además anotó 16 puntos con algonos increíbles mates) y los 34 puntos de Mahmoud Abdul Rauf, cuyo tiro era inquietantemente similar a él de Stephen Curry.

Los Nuggets ganaron, fue una gran prueba de esfuerzo colectivo, no se vinieron abajo, lucharon juntos, aquellos héroes por una noche se lo dejaron todo en el campo para regalar una gran alegría inesperada a su afición.

¿Podrían los actuales Nuggets aprender esta lección histórica? Los factores de los cuales resurgir son similares: estrellas que se rompen ligamentos cruzados, bases que ensucian el vestuario con problemas personales, cambios de entrenadores… Se dice que la historia es cíclica y que se repite, pues bien, ¡vamos a repetir la hazaña histórica también, entonces!

Coach Malone lo sabe: ahora llegan los Golden State Warriors, los indiscutidos campeones del año pasado, invictos esta temporada, con 14 victorias para arrancar un año de ensueño, con un Steph Curry que parece estar tocado por una varita mágica y de sus manos solo sales magias… Pero recordemos aquellos Nuggets que ganaron al equipo más grande de la historia, los Chicago Bulls de 1996.

Es baloncesto, todo es posible, los pequeños-grandes Nuggets del 2015-16 pueden repetirse casi 20 años después… Go Nuggets!