Los Utah Jazz son un equipo con una buena defensa, si analizamos lo que va de la temporada están en el puesto 17 entre los 30 equipos en rating defensivo con 103.5 puntos recibidos cada 100 posesiones (El primero es San Antonio con 93.3). Esta posición es engañosa, ya que el «ancla» defensiva de los Jazz, el francés Rudy Gobert, sólo disputó 22 de los 42 partidos del equipo de Salt Lake City.
Si tomamos sólo los partidos en los que participó el número 27 de los Jazz, la defensa del equipo es top-10. Sin embargo, el equipo de Quin Snyder tiene un problema claro que es la incapacidad de frenar a los bases rivales, sobre todo si son pequeños, rápidos y anotadores. Este problema parecía resuelto antes de la temporada con el australiano Dante Exum, con sus brazos largos y aptitud defensiva, pero una lesión lo dejó fuera de la temporada.
Raul Neto, el base titular, y Trey Burke, actualmente el sexto hombre del equipo como base suplente, están teniendo una temporada por sobre las expectativas en ofensiva, pero no logran frenar a los armadores rivales. Esto es un gran problema en esta época en que la NBA la posición que mayor nivel tiene es la de base armador, como ejemplo podemos ver las opciones en la posición para el All Star de Toronto, en ambas conferencias el nivel es muy parejo.
El ejemplo más claro fue el partido del pasado lunes 18 de enero contra los Charlotte Hornets, donde los Jazz salieron derrotados en tiempo suplementario, y Kemba Walker tuvo su noche soñada con 52 puntos, récord en su carrera de NBA y de la franquicia de Michael Jordan. Es una debilidad que los entrenadores de Utah deberán solucionar, para poder terminar con el mejor récord posible y hacer un buen papel en los playoffs, en los que hoy por hoy se enfrentaría a los Golden State Warriors de Stephen Curry.
