Que bueno que viniste, J-Smoove

Su impacto en los Rockets ha sido inmediato

El inicio de temporada de Houston Rockets fue extraño. Después de una gran temporada en la que se llegó a las finales de la Conferencia Oeste, donde solo Golden State impidió el acceso a las Finales, la presente empezaba con el despido del mismo Coach que hizo posible la mencionada proeza, Kevin McHale, y un desconcierto integrado en el plantel que se reflejaba en el juego errático del equipo y sin ningún tipo de sentido o rumbo.

Poco a poco, Bickerstaff ha conseguido reconducir al equipo, pero lo que parece que ha terminado de completar la mejoría es la vuelta del hijo pródigo, y ese no es otro que Josh Smith. J-Smoove ha sentado como agua de mayo, como un soplo de aire fresco que ha hecho recordar a ese gran equipo que le plantó cara los todopoderosos Warriors y se quedó a un paso de pelear por el anillo en las Finales de la NBA.

Para ser un jugador con fama de egoísta y de querer ser la estrella que acapara todos los tiros – aunque no sean buenas selecciones -, su importancia dentro de Rockets es la de tomar siempre la decisión adecuada, compartiendo la bola sabiamente y con criterio; además de aportar anotación desde el banquillo regularmente. Ese movimiento del balón en el frontcourt es lo que le ha faltado a Houston, y lo ha recuperado con su vuelta.

Desde su retorno, Smith ha promediado 4 asistencias que han significado un 2-0 para Rockets desde el trade, pero no es solo la mejora del récord del equipo sino las sensaciones que transmite el equipo, los intangibles que aporta. Algo que han señalado Bickerstaf y James Harden, quienes se muestran encantados con la vuelta de Josh Smith.