Los Jazz, ante una nueva encrucijada

deben decidir si extender a Rudy Gobert

rudy gobert
Fuente: FIBA/Ciamillo-Castoria/Castoria

Los Jazz arrancan el curso baloncestístico 2016/17 con ilusiones renovadas, tras añadir refuerzos de calidad contrastada a un núcleo joven que todavía no ha alcanzado su techo, pero también con incógnitas, y no solo en términos de rendimiento presente.

Antes del 31 de octubre Utah debe decidir si extender o no a Rudy Gobert. Esa es la fecha límite para llegar a un acuerdo con los jugadores todavía en contrato rookie antes de que empiecen su cuarto año como profesionales. Los Jazz se encuentran ante un cruce de caminos que puede determinar su futuro a corto y medio plazo, ya que el francés es uno de los mejores defensores interiores de la liga y pieza clave en el esquema del entrenador jefe Quin Snyder. A sus 24 años, y a pesar de una última campaña marcada por una lesión en su rodilla izquierda que le hizo perderse 21 partidos, es muy probable que el precio de Gobert se acerque peligrosamente al máximo.

Por supuesto, la franquicia de Salt Lake City puede esperar a que el galo se convierta en agente libre restringido en verano, e igualar cualquier oferta que surja por el pívot, como ya ocurrió en el caso de Gordon Hayward hace unos años. Esta opción permitiría a los Jazz mantener un cap hold muy pequeño, de poco más de tres millones de dólares, y mantener bastante margen de maniobra para acometer otras operaciones, como una posible renovación del base George Hill, o una posible reestructuración del contrato de Derrick Favors. Esta última opción la sugería en mayo Eric Pincus, de Basketball Insiders, aunque su propuesta hacía referencia a la necesidad de ciertas franquicias de llegar al mínimo salarial de 82,8 millones de dólares. Los Jazz están ahora ligeramente por encima de los 84 millones, aunque solo 79 y medio son garantizados de momento.

Cualquier opción conlleva sus riesgos. Los hombres altos están cada vez menos cotizados, y Gobert sigue siendo un jugador un tanto limitado en ataque. A pesar de su estratosférico nivel defensivo, los Jazz cuentan con otro jugador interior joven como Favors y podrían no querer comprometer tanta cantidad de dinero en ellos, sobre todo teniendo en cuenta que el natural de Georgia acaba contrato en 2018. Con la irrupción de Trey Lyles además, Utah podría estar preparando el paso a cada vez más alineaciones con cuatro exteriores, liberando espacio en la pintura para Hayward, Rodney Hood y compañía, y también convirtiendo, posiblemente, en prescindible a uno de sus pívots estrella.

Sin embargo, atar ahora al francés supondría no arriesgarse a tener que igualar un contrato trampa como los firmados por Jeremy Lin y Omer Asik con Rockets hace algunas temporadas, y tal vez permitiría a los Jazz conseguir algún tipo de descuento, por muy pequeño que fuese. De momento, del draft de 2013 solo C.J. McCollum de los Trail Blazers y el griego Giannis Antetokounmpo de los Bucks han llegado a acuerdos con sus respectivos conjuntos para renovar sus contratos iniciales. El primero firmó por el máximo, cuatro años y 106 millones de dólares, mientras el segundo se quedó cerca con cuatro temporadas y 100 millones.

Es de esperar que si Gobert renueva con los Jazz las cantidades estén muy cerca, y si se comprometen alrededor de los 25 millones por curso, Utah podría afrontar un 2017/18 con mucho dinero a pagar. Hayward puede – y todo apunta a que lo hará – convertirse en agente libre este verano, mientras que Hill y Shelvin Mack terminan contrato, Joe Ingles sería agente libre restringido y el sueldo de Boris Diaw no está garantizado.

Mientras que el límite salarial está previsto que vuelva a subir moderadamente en la próxima temporada, las obligaciones contractuales de los Jazz podrían alcanzar niveles de candidato a todo sin que el actual bloque de la plantilla haya conseguido siquiera pasar una ronda de Playoffs. La otra opción es menos atractiva, ya que Utah nunca va a ser un mercado que atraiga agentes libres de postín y la única posibilidad de crecimiento pasa por seguir apostando por el desarrollo interno, con hombres como el propio Lyles, Hood, Dante Exum o en menor grado los ya contrastados Hayward, Favors, Gobert e incluso Alec Burks.

La ventaja que tienen los Jazz por otro lado es su capacidad para ir por encima del tope para renovar a sus propios hombres, aunque el caso Hayward es más complicado y parece que tiene menos que ver con el dinero. El natural de Indiana podría estar cansado de no ganar y buscar otro destino en verano que le garantice más éxito colectivo, y es por eso que es especialmente importante que Utah haga un buen papel este año si no quiere ver a su jugador referencia partir sin recibir nada a cambio.

Ahora mismo el equipo dirigido por Snyder está estructurado para ganar inmediatamente, tras quedarse fuera de las eliminatorias por el título la primavera pasada. Con las adiciones de Joe Johnson, Hill y Diaw, la recuperación de Exum y la permanencia de Mack y Jeff Withey, los Jazz necesitan ahora que sus jóvenes figuras den todavía un paso adelante más. Gobert se encuentra en este último grupo, y es que desde que reemplazó a Enes Kanter en el quinteto titular en invierno de 2014, el galo cambió para siempre la identidad de la franquicia en la pista, pero esto no ha sido suficiente, de momento, para devolver al equipo a caminos ganadores. Probablemente lesiones y falta de talento en otras posiciones han minado más su rendimiento de lo que la mayoría piensa, pero a la hora de la verdad el precio del pívot constituye un posible alto riesgo que los Jazz tendrán que tomar. Ahora o en verano.

Si deciden esperar dejarán que el mercado pueda dictar las cantidades y las condiciones, aunque si su rendimiento no aumenta puede terminar saliéndoles más barato. Si por el contrario alcanzan un acuerdo en las próximas fechas podrían obtener un pacto más ventajoso a corto y largo plazo en forma de descuento y opciones en los años finales del contrato, pero también podrían estar perdiendo mucho dinero si Gobert se estanca en su proceso de desarrollo.

La pelota está ahora en el tejado de los Jazz.