La temporada está lejos del rendimiento esperado | Fuente: Jeremy Andrews (CC)
La ciudad de Phoenix ha albergado equipos míticos de la NBA, como los Suns de Barkley y Kevin Johnson, aquellos de los años 70 con los hermanos Van Arsdale o los más cercanos en el tiempo de Nash y Stoudemire, por lo que es una ciudad poco habituada a los equipos perdedores. Debido a ello, Ryan McDonough se propuso hacer lo posible para cumplir con el objetivo marcado, e incluso algunos especialistas de la CBS les colocaron en puestos de postemporada en sus previsiones.
En el Draft, se seleccionó a dos jóvenes tan prometedores como son el croata Dragan Bender y Marquese Chriss, junto a Tyler Ulis, menudo base de la Universidad de Kentucky que contaba con la bendición del mítico John Calipari. En la agencia libre, se apostó por el retorno de dos pilares de la franquicia como fueron Jared Dudley y el brasileño Barbosa, además de garantizarle el contrato a Alan Williams. Todo ello se sumaba a la columna vertebral del equipo, como eran los ya plenamente recuperados Eric Bledsoe y Brandon Knight, el joven –y prometedor- Devin Booker, los veteranos Chandler y Tucker y Alex Len, quien no termina de explotar y será agente libre restringido este mismo verano. La afición (donde me incluyo), presuponía que con este cóctel se le iba a dar un papel destacado a los rookies, para que compitieran desde el primer minuto y así se fuesen haciendo física, técnica y tácticamente a la liga. Pero eso no ha ocurrido.
Earl Watson pensó –legítimamente, por supuesto- que competir con los jóvenes no iba a bastar para llegar a Playoffs, o al menos acercarles, por lo que optó por darle minutos a los más veteranos con la meta de llegar vivos a Abril entre ceja y ceja. Prueba de ello son los 27 minutos por partido de Chandler, los 26 de Tucker o los 23 de Dudley –éste sin pisar la pista en los tres últimos partidos-, contrastando con los 12 de Bender –entrando en la rotación los últimos encuentros en detrimento de Jared Dudley-, los 17 de Chriss o los apenas 9 de Ulis. Sí es cierto que la sorpresa más agradable del curso ha sido la irrupción de TJ Warren -29 minutos de media-, pero no es suficiente.
Todo esto tendría sentido si se estuvieran peleando plazas de Playoffs, pero lo cierto es que están al fondo de la Conferencia Oeste, empatados con los Dallas Mavericks con el peor récord de éste. El objetivo era la postemporada, y con esa finalidad dotó Watson de galones a los jugadores con más experiencia. Es evidente que esta temporada no se llegará a los Playoffs, por tanto, ¿deberían jugar los jóvenes? Yo digo sí. Pero es igual de obvio que los rookies no están todavía para competir, y esto nos lleva a abordar el siguiente tema.
¿Tanking?
La siguiente camada de novatos que desembarcará en la liga la próxima temporada no es nada despreciable en cuanto a talento: Markelle Fultz, Malik Monk, De´Aaron Fox, Ivan Rabb o el archiconocido –y presumiblemente pick 1- Lonzo Ball son algunos de los nombres que darán el salto a la mejor liga del mundo en junio. ¿Compensa tankear sin ningún atisbo de rubor, con el consiguiente descontento que trae entre los aficionados que acuden al pabellón cada partido y los que sufrimos desde casa?
Como primer punto, quiero aclarar que estoy en contra del tanking “descarado” (hola, Hinkie). Desde la dirección técnica de Arizona se han dado cuenta de que los Playoffs son una completa quimera y parece ser que han ordenado a Watson minutos para el futuro de la franquicia (Chriss y Bender sobre todo, Booker goza de minutos, no así Ulis). Esto se ha visto reflejado en los últimos encuentros, en los cuales Dragan Bender y Marquese Chriss han elevado su estadística de minutos, y con ello, su aportación en cancha. El croata ha firmado 7 puntos de media en 21 minutos, con un gran acierto en triples y su ya habitual gran defensa. Chriss está jugando 20 minutos, promediando 9.25 puntos y 3 rebotes, con su enorme energía y ganas cada vez que sale a pista. Por el contrario, Jared Dudley se ha quedado sin jugar los pasados encuentros y Knight está viendo mermado su tiempo de juego cada vez más.
Con el Draft que viene, desde la gerencia deberían plantearse varios traspasos, comenzando por Brandon Knight, cuyo talento nunca ha estado en duda pero sí su actitud, o el de Eric Bledsoe (sniff), hoy por hoy el mejor jugador del equipo. Otros jugadores que podrían entrar en traspasos son PJ Tucker o Tyson Chandler. Ante la más que probable selección de un base, Knight saldría antes del deadline y Eric Bledsoe presumiblemente permanecería en la franquicia hasta la noche del Draft, cuando lo más probable es que salga traspasado por algún pick u otros jugadores jóvenes pero de futuro.
¿Deben hacer tanking? Sí, pero no. Esto en la práctica se puede considerar tanking –de hecho es probable que lo sea-, pero haría más llevaderas las derrotas. No es lo mismo hincar la rodilla jugando con Tucker de alero y Knight de base que jugar con Bender y Booker en el mismo quinteto, por poner algún ejemplo. Conforme los jóvenes vayan aumentando sus minutos, irán enriqueciendo su juego, mejorando estadísticas, y con ello, la afición tendría motivos para creer. ¿A quién no le haría ilusión ver a Ulis, Booker, Warren, Chriss y Bender compartiendo pista?
El desierto de Arizona es más desierto que nunca, pero de lejos se atisba un pequeño oasis. Deberían caminar todos a una en esa dirección. Peor que ahora no se puede estar. Hay que jugar la baza del futuro, pues quien no arriesga, no gana.