Draymond Green ha activado el «modo Playoffs»
Estuvo imparable en el Game 1 ante los Blazers
Cuerpo y alma. Esas son las palabras que se me vienen a la cabeza cada vez que tengo que definir qué representa Draymond Green en los Golden State Warriors desde que Steve Kerr asumiera el cargo allá por el verano de 2014. En aquel momento, Draymond contaba con minutos en Golden State, y ya empezaba a despuntar como uno de los grandes robos de aquel maravilloso Draft de 2012 donde Bob Myers sacaría a Harrison Barnes, Festus Ezeli y al propio Draymond. Desde entonces, hasta el día de hoy, la figura de Draymond Green no ha hecho más que crecer.
Repetidas veces pronunció durante la temporada pasada Draymond Green que estaban aburridos de jugar temporada regular, que no tenían ganas de seguir con el enorme esfuerzo que supuso intentar el balance de 73-9. De esta manera, la fatiga acumulada de jugar partidos insustanciales provocó que se llegara a los playoffs fuera de lugar, desmotivados, cansados. Muchas de las críticas las pagó Draymond Green, si bien recordamos que la derrota sufrida ante los Rockets en el Game 3 de la primera ronda vino dada porque en la última posesión se botó el balón en el pie, o su incidente con Adams en las Finales de Conferencia Oeste. Todo ello por no hablar de la ridícula forma en la que se autoexpulsó del Game 4 de las Finales del año pasado por intentar dar un golpe a LeBron James en sus preciados ‘lebrones’.
También Draymond ha tenido momentos que han costado caros a los Golden State Warriors. ¿Desaparecerá Dray "Laimbeer" este año? #DubNation pic.twitter.com/rwZkZeoStL
— RUN&DUB (@SomosRunandDub) April 17, 2017
Como toda estrella que se precie, tiene su buen número de detractores, sobre todo si atendemos a su expresiva personalidad, que le costó alguna que otra bronca intensa con Steve Kerr o incluso Kevin Durant. Sin embargo, Green sabe cuidar de los suyos, y tiene un orgullo propio inmensurable, que lo ha llevado hasta la cima de la liga con un físico que no se adecuaba a su posición natural, la de ala-pívot. Sin embargo, la falta de centímetros, el mal temperamento, e incluso a veces una extraña forma de tirar hacia canasta, no le han privado de estar entre los grandes ‘4’ actuales de la NBA. Y eso lo demostró con partidos como el del domingo ante los Portland Trail Blazers.
En el Game 1 Draymond Green ha hecho gala de un juego para el que de sobra está capacitado, reportando dividendos en cada uno de los apartados estadísticos. Haciendo énfasis en su partido, la actuación de Draymond se compuso de unos 19 puntos, 12 rebotes, 9 asistencias, 5 tapones y 3 robos. Relatarlo hace que se me venga a cabeza la escena de la película «Forrest Gump», donde Buba relata a su compañero todas las comidas que se pueden hacer con gambas. Y es que Draymond Green cocinó el sólito la victoria contra McCollum Lillard y los suyos. Estuvo en una rara efervescencia anotadora que alcanzó una contribución de 19 puntos al marcador local, pero lo que más me llamó la atención fue algo que no se puede medir en el «Box Score»: Cómo encendió al público del Oracle Arena.
Dos acciones resaltaron mi atención sobre el resto: La primera, un tapón que realiza en una jugada que claramente le podría haber costado mofas en redes sociales durante algún tiempo, ya que su adversario, Vonleh en este caso, se disponía a introducir en la red lo que hubiera sido el mate del partido. Sin embargo, le colocó el gorrito más calentito de su carrera al joven ‘blazer’, para posteriormente encender a la grada gesticulando con los brazos, algo bastante típico en él. Otra acción que también colaboró a que el público llevara en volandas al equipo sería la de su 2+1, donde, tras sacar petróleo de la jugada, mostraba bíceps de forma burlona.
Defensive. Player. Of. The. Year.
pic.twitter.com/OOHPJjxUXn— RUN&DUB (@SomosRunandDub) April 16, 2017
Sin duda alguna, y todavía estamos en la primera ronda de los Playoffs, ha completado uno de sus partidos más completos de la temporada, activando así su «modo Playoffs». Esto puede resultar una simple ocurrencia, pero sin ir más lejos, entre su anterior partido de Playoff (Sí, el dichoso Game 7 contra los Cavs) y el del domingo suma la barbaridad de 51 puntos, 27 rebotes, 18 asistencias, 5 robos y 5 tapones, según apuntaba Marcus Thompson. Muchos hablan de LeBron James en los playoffs, (sin falta de razón), pero se dejan por el camino figuras como la del Ala-Pívot de los Golden State Warriors. Todo el mundo da por hecho que LeBron James y sus Cavs arrasarán con todo en las Finales de la NBA, o que los San Antonio Spurs pasarán por encima de estos Warriors. Siempre y cuando no entre en un ataque de frustración como los que le entraron durante la postemporada del pasado año, haters de Draymond Green, sí, vosotros, habéis despertado a la bestia, y se ha despertado con hambre este año. Tiene hambre de campeonatos, y se comerá a cualquier insensato que tenga la osadía de cruzarse en su camino a conseguir el segundo anillo de su carrera.