Partido de altos vuelos el vivido esta noche de viernes en el WiZink Center madrileño. Por un lado, llegaba el Real Madrid, líder de la fase regular y vencedor en el primer choque. En el otro, un Darussafaka Dogus que ansiaba arañar un partido de la capital de España con el objetivo de tratar de cerrar la eliminatoria en casa y obtener el pase a la final a cuatro, la cual se disputará en Estambul, su ciudad.
El ritmo anotador comenzaba frenético. A lomos de un Jeff Taylor que penetraba a placer y un Gustavo Ayón que se hacía enorme e implacable bajo los tableros, combatían a un Darussafaka más coral, que dominaba el rebote y que estaba comandado por Will Clyburn y Luke Harangody en un choque donde las defensas brillaban por su ausencia (19-22).
Hasta que Ante Zizic hizo acto de presencia. El joven pívot se presentó en el encuentro con 10 puntos y 7 rebotes en apenas 12 minutos de juego. Los turcos amenazaban con marcharse en el marcador (25-33 tras un 2+1 de Wanamaker provocando una sonora pitada del Palacio) lo que obligó a Pablo Laso a solicitar un tiempo muerto. La capacidad del Darussafaka para crear en el 1×1 era tremenda, pero los blancos, gracias a una serie de grandes defensas consecutivas –que se truncó con un bello aro pasado de Harangody-consiguieron acercarse a 5 puntos a falta de minuto y medio (34-39). Con estas, se llegó al final de la primera mitad con un triple a tabla de Wilbekin. El partido se había trocado en un duelo de pizarras en el que se imponía el Darussafaka por seis puntos (38-44).
Entonces dio comienzo el show de Llull. Tras la reanudación, el menorquín, que había pasado desapercibido, anotaba cinco mandarinas para poner a su equipo por delante que revolucionaron el pabellón a gritos de “Llull, Llull, Llull”. Por si no fuera poco, distribuía el juego y encontraba a sus compañeros en buena posición para que anotasen. El base se encontraba impartiendo un clínic de cómo dominar un partido. No obstante, se llegaba al final del tercer parcial con todo por decidir aún: 68-66 y diez minutos que iban a decidir algo más que un simple devenir de la eliminatoria.
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Comenzaba el período con los dos equipos hechos un manojo de nervios (min 34, 72-72). Con un Palacio de los Deportes enardecidos, el Real Madrid apelaba su mayor calidad individual y colectiva para llevarse el punto de la eliminatoria. Los dos equipos nos estaban brindando un duelo de calidad y lucha extrema, lo cual es de agradecer. No obstante, el Darussafaka controlaba el ritmo de partido y se colocaba por delante (74-78, min 38).
Se llegó con 78-82 a los últimos segundos. Los blancos dispusieron de nada menos que tres tiros para igualar la contienda, pero fue igual. Anotó Randolph un tiro bajo el aro que colocó el 80-82 a falta de 7 segundos. Ventaja que amplió Wanamaker con dos libres que asestaron el golpe de gracia al Real Madrid. El segundo punto vuela a Turquía y la eliminatoria cobra aún más emoción.
Baloncesto en estado puro.