Nombres que suenan para Jazz en primera ronda del Draft

Con una plantilla con muy pocos agujeros es difícil predecir qué harán

Sports Illustrated

Los Jazz cuentan con dos selecciones al término de la primera ronda del próximo draft, el pick número 24 y el 30, procedente de los Warriors a cambio de absorber los salarios de Richard Jefferson, Andris Biedrins y Brandon Rush en 2013. Utah ya prescindió de su primera ronda el año pasado para adquirir al veterano George Hill, considerando su núcleo ya bastante joven y en necesidad de experiencia y calidad contrastada. ¿Qué harán este verano?

Aunque el foco de la offseason sea lógicamente retener a Gordon Hayward cuando éste se convierta en agente libre, y a continuación hacer lo mismo con Hill, el primer paso en el calendario es el draft, y aunque Utah no cuente con ninguna de las elecciones altas donde abundan los nombres de posibles futuras estrellas, sí que hay multitud de posibilidades dependiendo de lo que hagan con los picks que tienen.

Si deciden retenerlas, y este es el hipotético caso de este artículo, nadie se pone de acuerdo en prácticamente ningún nombre. Obviamente es difícil acertar cuando se pasa de los primeros lugares, pero al menos podemos intuir dónde los Jazz podrían reforzarse si consiguen que Hayward – y Hill – continúe en Salt Lake City.

Con la posición de base cubierta con Hill, y el australiano Dante Exum progresando en la sombra, es posible que los Jazz puedan descartar totalmente la adquisición de un jugador en esa posición a no ser que uno de los muy buenos sorprendemente cayera hasta el número 24; algo totalmente impensable, ya que Dennis Smith Jr., de North Carolina State, y en un escalón por debajo de los candidatos a número uno, está proyectado entre el pick cuatro y ocho, y el francés Frank Nkitilina podría no pasar de los Mavericks con la elección novena. Alguien que sin embargo ha sonado en alguno de los mock drafts que circulan por internet es el director de juego de South Carolina P.J. Dozier, que subió puestos con un sólido Combine tras sobresalir con su equipo en el improbable viaje de los Gamecocks a la Final Four de la NCAA. Dozier dista mucho de ser un base puro a la antigua usanza, no destacando por ser un gran creador de juego para sus compañeros, y su tiro exterior es un gran problema – apenas encestó un 29,8% en 2017, lo que unido a un pírrico 59,7% de acierto en tiros libres bosqueja un complicado futuro para el mismo -. Su valor está en su envergadura, polivalencia en defensa y espectacular físico, pero no estoy seguro de hasta qué punto sería compatible con alguien parecido como Exum, que, recordemos, todavía tiene 21 años y toda su carrera por delante.

Donde sí podrían los Jazz mejorar inmediatamente es en el perímetro con un tirador que pueda jugar de dos o de tres, dado el fracaso de la experiencia Alec Burks – que no acaba contrato hasta 2019 pero cuyo salario no es tan alto que no pueda ser traspasado con el nuevo espacio salarial -. Rodney Hood continúa siendo un hombre importante, pero a sus casi 25 años podría haberse estancado tras dar un paso hacia atrás en 2016/17, y sería agente libre en 2018, cuando Utah también tendrá que decidir acerca de los futuros de Exum y Derrick Favors. Joe Johnson y Joe Ingles, espectaculares en la recta final de curso y los Playoffs serán un año mayores la próxima temporada, y añadir más fondo de armario detrás suyo no es mala idea. Luke Kennard, la estrella de Duke, podría caer hasta el número 24 y entonces tendría que ser difícil para Utah pasar de seleccionarle. Probablemente el mejor tirador de su clase, el natural de Ohio se beneficiaría de jugar en un equipo que podría esconder sus carencias defensivas y también demostró en la universidad que podría ser un playmaker secundario en ataque además de francotirador. Ahora mismo los Jazz están faltos precisamente de un jugador de ese perfil, y por mucho que canse es importante recalcar la importancia de tener tiradores en abundancia en el baloncesto moderno.

Otra opción podría ser Dwayne Bacon, de Florida State, que puede tirar de lejos a placer – aunque sin mucha consistencia – y ocupar tanto la posición de alero bajo como la de escolta. Al parecer hay preocupación acerca de su motivación y ética de trabajo, pero en un vestuario robusto como el de los Jazz podría encontrar el lugar ideal para convertirse en un profesional. Frank Jackson, natural de Utah y de Duke, es otro de esos jugadores cuya posición no encaja en ningún arquetipo clásico pero cuyo tiro y capacidad de anotar desde larga distancia y también penetrando – ojo a sus mates – le hace muy interesante. En su único año en NCAA encestó el 40% de sus triples.

En el juego interior parece que muchos expertos empiezan a planificar unos Jazz sin Favors, que termina contrato en 2018 como ya hemos dicho, y ha pasado por la enfermería en las dos últimas temporadas. Este hecho sumado a la posibilidad de un importante aumento salarial global con las renovaciones de Hayward, Hill y puede que Hood, hace que tenga algo de lógica prepararse para el futuro. Los Jazz ya cuentan con Trey Lyles y el prometedor Joel Bolomboy, pero ninguno de los dos es nada seguro a estas alturas. Caleb Swanigan, un limitado pero muy trabajador ala-pívot de Purdue, es un candidato aquí. Destaca en todos los aspectos técnicos del juego: visión, tiro, toma de decisiones, posicionamiento… Su falta de agilidad y preocupación de que no pueda defender por fuera del perímetro pero tampoco imponerse dentro como cinco en quintetos pequeños limita su potencial.

Semi Ojeleye, que estuvo dos años en Duke enterrado entre multitud de talentosas opciones antes de transferir a Southern Methodist, es otra opción para jugar por dentro en quintetos pequeños si Jazz decide hacerse con él. Tiene tiro de media distancia y ha desarrollado su tiro exterior hasta el punto de encestar un 42,3% en su último año en la universidad. Es fuerte, aunque con sólo 2,01 metros de altura no es seguro que pueda triunfar como ala-pívot y podría no ser lo suficientemente rápido como para defender aleros fuera. Con 23 años podría tener poco margen de mejora, pero eso no echó atrás a Jazz cuando escogieron a Hood en el draft de 2014.

Otros nombres que suenan son el pívot de Kentucky Bam Adebayo, el pívot de UCLA Ike Anigbobu o el ala-pívot de Michigan D.J. Wilson. En cuanto a las opciones para quedarse en Europa por un par de temporadas y seguir creciendo como jugadores mientras Utah cubre sus necesidades con veteranos están el alemán de Zalgiris Isaiah Hartenstein, de 2.10 metros y con las herramientas prototípicas del interior moderno de la NBA, y el alero letón del Barcelona B Rodion Kurucs, que tiene todavía que añadir mucho músculo para poder competir en la mejor liga del mundo.