Al Horford: llegada a Boston, presente y futuro

El pívot de los Boston Celtics necesita ayuda

Al Horford Boston Celtics
Al Horford con los Boston Celtics en el Madison Square Garden. Foto: Nil Alemany (SB)

Año 2016. Terry Rozier subió el balón por última vez en la temporada. Tras cruzar la línea de medio campo, se detuvo. Se dedicó simplemente a botar el balón. No había tiempo para más. El TD Garden se levantó. El sonido ambiente resultaba ensordecedor.

Let’s go, Celtics! Let’s go, Celtics!  Y así.

El marcador reflejaba un 104-92 para los visitantes. El año de los Boston Celtics se terminaba en ese mismo momento. Estaban eliminados. Tras seis partidos, los Atlanta Hawks se medirían a los Cleveland Cavaliers en la siguiente ronda. Pero el Garden seguía. Reconocía a sus guerreros.

Let’s go, Celtics! Let’s go, Celtics!  Un grito unánime.

Mike Budenholzer y Brad Stevens hablaban tranquilamente. Los jugadores de los Hawks se abrazaban, y no era para menos. Era la primera vez que Atlanta eliminaba a Boston en postemporada desde el año 1958. Las siguientes nueve series habían caído del lado de los verdes. La racha tenía que acabar tarde o temprano. Y lo hizo. Celebrar era justo y necesario.

Sin embargo, una pieza clave de los visitantes estaría pensativa durante la semana siguiente. En una habitación de un hotel de Boston, un jugador de los Hawks utilizaba el teléfono.

Papá, perdían de quince puntos y seguían animando. Como si estuvieran ganando, papá. Te lo digo en serio.”

Al Horford llevaba toda su carrera hasta entonces jugando como local en el Phillips Arena. Y quedó fascinado con la afición celtic. Poco más de dos meses después, el pívot dominicano firmaba un contrato de 113 millones de dólares con Boston. Y recibió el amor de la franquicia nada más entrar.

 

El fichaje de Al Horford tenía una doble intención. Danny Ainge pensó que la adición del ex de los Hawks sería útil para traer a Kevin Durant a Massachusetts. Quizás también creyó que llevar a Tom Brady a la famosa reunión ayudaría. No sé si opinaría lo mismo sobre Kelly Olynyk. De cualquier forma, ya sabemos el resto de la historia. Todos y cada uno de nosotros.

Pese a la decisión del ahora jugador de Golden State, la firma de Horford no fue en vano. Ni mucho menos. Boston es una ciudad fría, sin mucha vida nocturna -ya entendemos a Durant- y lejos de los focos de la Bahía, Los Ángeles o Nueva York. No es un destino atractivo para muchos agentes libres. La mayoría de jugadores de primer nivel que se unieron a los Celtics en algún verano estaban ya lejos de su pico de forma. Ni Shaquille O’Neal, ni Dominique Wilkins, ni Xavier McDaniels fueron en el equipo verde los jugadores de antaño.

Al Horford, jugador de los Boston Celtics (Foto SomosBasket)
Nil Alemany (SB)

La ciudad recibió a Al Horford, pues, con los brazos abiertos. No obstante, el sector impaciente del Garden veía el fichaje con escepticismo moderado. A pesar de ser un gran jugador, decían, no puede ser la segunda opción en ataque en un equipo campeón. No puedes llegar a las Finales con él como segunda o incluso tercera espada. Algunos querían algo más. Y se decepcionaron cuando KD no llegó.

El rendimiento de Al Horford.

Tenían toda la razón del mundo. Pero el #42 de los Celtics hizo una decente temporada y unos mejores playoffs. Quizás sus números de la temporada regular no justificaron el contrato máximo que firmó. Pero si no hubiera sido Boston, se lo podría haber dado cualquier otra franquicia. Atlanta quiso retenerle. Oklahoma City y Washington mostraron interés. Pero decidió jugar como local en ese estadio que le había fascinado anteriormente.

La experiencia del dominicano en Playoffs resultó vital para que los de Stevens avanzaran hasta las Finales de Conferencia. Por ello, el precio finalmente quedó más o menos justificado. El plan de los Celtics parece ser constuir para el futuro siendo competitivos en el presente. Horford es una ayuda, pero no es una presencia en los tableros ni un rim protector. La falta de rebote e intimidación en la pintura provocaron el espantoso inicio frente a Chicago. Contra los Wizards, podría haberse evitado el sufrimiento de los siete partidos. Ante Cleveland, quizás se pudo haber alargado la serie.

Al Horford necesita ayuda. No puede hacerlo todo él solo. No es ese tipo de jugador. ¿Qué opciones viables tiene la franquicia más laureada de la historia para mejorar su presencia en el poste? Entre la agencia libre, el draft y algún que otro traspaso, Boston podría tachar una casilla que lleva en la lista de pendientes desde hace unas temporadas. Las más lógicas serían las siguientes:

Firmar a Dewayne Dedmon en agencia libre.

El contrato de Dedmon termina esta temporada y tiene derecho a firmar con cualquier equipo. Las opciones de los Celtics varían dependiendo de si Gordon Hayward se une a la plantilla este verano o no. Si lo hace, la única manera posible de fichar también al pívot de 27 años sería utilizando la mid-level exception de 3 a 6 millones. Y lo lógico sería que Dedmon no aceptara dicha cifra. En el caso de que Hayward no firme, el espacio salarial permitiría ofrecer un buen contrato al hasta ahora jugador de San Antonio. Sus promedios de 6.5 rebotes y 0.8 tapones (más bajos que los de Horford, pero conseguidos en quince minutos menos que él) aportarían a la pintura intimidación y defensa.

Recuperar a Ante Žižić. 

Žižić fue drafteado por los Celtics con la vigesimotercera elección del draft del año pasado. Sin embargo, no disputó ningún minuto con la franquicia que le eligió, sino que jugó en Europa con la Cibona de Zagreb (Croacia) y con Darüşşafaka Doğuş (Turquía). En el equipo turco fue entrenado por David Blatt, quien estuvo al frente del equipo de Cleveland que llegó a las Finales de 2015. Blatt habló para el Boston Globe sobre el potencial del pívot con los verdes.

Ha jugado en la Euroliga, que es lo más parecido a la NBA que te puedes encontrar. Presenta un nivel de energía e intangibles que le van a permitir empezar como un jugador de rol. Rebotea, corre, pelea, finaliza y compite. […] No vas a encontrar un mejor chico que Ante. Sé que es muy fácil decirlo, pero no lo vas a encontrar.

Žižić no es un protector del aro al uso. Promedió 0.8 tapones en 20 minutos por partido en competición europea. Es un jugador con mucho potencial, pero no debemos olvidarnos de que será un rookie aún la temporada que viene.

Traspaso por un jugador eficiente de rol. 

La matemática salarial de este verano probablemente obligará a despedirse de jugadores como Amir Johnson, Kelly Olynyk o Jonas Jerebko. Quizás los Celtics utilicen a un jugador exterior (¿Terry Rozier?) más la elección de Grizzlies o Clippers para realizar un traspaso. Kenneth Faried, Thomas Robinson… Hay muchos reboteadores en la liga. Pero muy pocos en Boston.

Si Danny Ainge consigue a algún jugador que solucione el problema de los tableros, los verdes serán aún más competitivos. Al Horford necesita ayuda en el poste para poder desarrollar todo su potencial en el sistema de Stevens. Pero Ainge es un libro cerrado. Si hace alguna firma o traspaso, lo más seguro es que no sea quien esperamos. Hay que otorgarle el beneficio de la duda.