Andrés Montes, Daimiel y Pau Gasol

El número de seguidores de la NBA en España se disparó gracias a ellos tres

El sueño de mi desvelo

«Hola buenas noches y bienvenidos al club».

Hola Andrés, empecé a escribir este articulo hace semanas, sin un propósito fijo, solo plasmando los pensamientos que se me venían a la cabeza de vez en cuando, sin la idea de que esto pareciese un tributo, cosa que aborrecías profundamente, y por casualidad me encuentro que hoy, 16 de octubre es la fecha del día en que te perdimos. De verdad que no ha sido deliberado, ha sido solamente una de esas coincidencias de la vida.

Sixers Andrés Montes
Andrés Montes y uno de sus jugadores fetiche, Allen Iverson. Fuente:Wikimedia (CC)

Mi historia de amor con el baloncesto comienza así.

Era el año 2003, como yo, mi colega Juanjo Rodríguez se había enganchado a este show llamado NBA. Por aquellas entonces nos desternillábamos con tu manera de hablar en las retransmisiones, con tus motes y frases hechas, y saltábamos del sofá con los crossovers de Iverson, los mates de Carter y McGrady o con los game winners de un tal Kobe Bryant.
Además habíamos empezado a alucinar con un chavalito de Sant Boi que la estaba rompiendo. Aquel chaval flacucho que tenía que pasar dos veces por el mismo sitio para hacer sombra ya le había pintado la cara a Garnett con un mate que quedará para la historia. 1,2,3… OLÉ, ¿Lo recordáis? ¿Cómo olvidarlo, verdad?
Como tampoco se pueden olvidar aquellas madrugadas de los viernes y los sábados enganchados al Plus. Ahí empezaron las tazas de café, los Red Bull, los tés con limón (o lo que fuese con tal de no caer rendido en el sillón), que junto con las voces de nuestros dos protagonistas eran el mejor remedio contra el insomnio.

Montes era la excentricidad, la locura. Su ritmo de narración no dejaba un segundo para la monotonía, si no fuera por el me habría perdido los mejores momentos delante de un televisor de mi vida. Sus continuos juegos de palabras y frases quedarán para la historia.

Daimiel era la sobriedad, la templanza. Rara vez se le escuchaba intervenir en la narración del partido, ahí Andrés Montes era la estrella, a menos que te mentase en alguna de sus chanzas «Pero si estamos en el Calabaza’s Club, Daimiel… ¿estamos para exigir?» A veces creo que sin ti Daimiel, «El Negro» (como lo llamaban los más cercanos a él) hubiese sido un tren descarrilado durante toda la retransmisión.

Eran como el Yin y el Yang, una armonía perfecta. Bajo el ala de Andrés, Antoni, un joven por aquellas tímido, enjuto y algo desgarbado, comenzó a crecer profesionalmente.

Pau Gasol jugando contra los Angeles Lakers en un partido de la temporada 2003-2004 – Rob Unreal, Los Angeles, California (CC)

La dinastía de los Gasol

Pero entonces llego él, Pau Gasol. El fue la mariposa que agitó sus alas, desencadenando una enfermedad a millones de españoles, el insomnio. Rookie del año, jugador franquicia, All Star, el mundial de Japón (como solía decir el bueno de Andrés el oro no estaba en Moscú, estaba en Japón)… no sabía mas que acumular éxitos el chaval. Él fue la chispa que lo encendió todo. Sin Pau no creo que nada de esto que estamos viviendo ahora hubiese sucedido, o quizás sí, pero de otra manera.

En sus primeras 7 temporadas en Memphis, Pau promedio 18.8 puntos, 8.6 rebotes, 3.1 asistencias y 1.7 tapones por partido. Siendo durante este período el jugador franquicia de la plantilla de Tennessee, llevando el equipo a los Playoffs  por primera vez en su historia y durante 3 temporadas consecutivas. Además no solamente eso, si no que Pau, con su traspaso a los Lakers le dejó la puerta abierta a su hermano Marc, ya que en ese traspaso, los Memphis Grizzlies adquirieron los derechos del mediano de los Gasol que continúa jugando allí en la actualidad. Andrés, serían las alcachofas de Sant Boi, pero estos señores cambiaron la historia de la franquicia y de nuestro baloncesto español.

Tras él, desembarcó el resto: los Raul López, Calde, Garbajosa, Rudy, Navarro y compañía. Y con ellos un nuevo repertorio de motes, frases y momentos para la posteridad. Vaya época para ser aficionado al basket. Y ahora el futuro español en la NBA está asegurado con una nueva hornada de jugadores jóvenes que comienzan a adquirir roles más importantes en sus respectivos equipos, hablamos de gente como Álex Abrines, Nikola Mirotic, Willy y Juancho Hernangómez entre otros.

Y aquella madrugada de octubre nos dejaste huérfanos de padre y madre, así, sin avisar, sin contestar a las muchas preguntas que lanzabas al público cada madrugada, no sabemos ni donde están las llaves, ni porque McGrady era tan bueno. Así que te la vuelvo a lanzar allá donde estés, esperando algún tipo de contestación: Andrés, ¿Por qué todos los jugones sonreís igual?

Agradecer parte de este artículo a Juanjo Rodríguez Castro. De él fue la idea de comenzar esta locura. Sed todos felices!