Grizzlies: Sobreviviendo a los «superequipos»

La cultura de la resistencia

Memphis Grizzlies vs Superequipo
Marc Gasol y Mike Conley los supervivientes en los Grizzlies. SomosBasket

Superequipo, el concepto de moda en le paradigma actual de la NBA. Los Grizzlies luchan por encontrar su espacio ante las múltiples uniones de grandes jugadores para organizar una cruzada hacía la conquista del anillo. Una tendencia que va aniquilando las opciones del resto de conjuntos. La supremacía del talento sobre la filosofía, la destrucción de una liga hegemonizada. Pocos recordarán un año con tanta élite concentrada en cinco plantillas. Vamos por puntos:

  • La tiranía de los Warriors. Los reyes de poniente, dispuestos a monopolizar la corona los próximos años, sumaron otro MVP a un escuadrón que ya aspiraba a todo.
  • En el  Este, siempre amenazantes, sus máximos rivales  los Cavs. Tras desprenderse de su antiguo Big Three se han reforzado  para recuperar su reino. Isaiah Thomas, Derrick Rose y un Dwyane Wade iniciando el declive pero al que aún le queda fuelle se han unido a «el elegido».
  • En segundo plano se sitúan los Celtics, presente y futuro a partes iguales. Si no fuera por el infortunio estarían solo un peldaño por debajo de las dos grandes casas.
  • Sin obviar a los Rockests con su backcourt estelar y unos Timberwolves en proceso embrionario que asusta que les de por madurar o ponerse a defender (con la segunda más vale que espabilen, la vena yugular de Thibs amenaza con estallar).

No hay resistencia sin orgullo

Lejos quedan los tiempos donde  el orgullo ganaba batallas o la pizarra de un hábil estratega servia de ariete para derribar altos muros. Los superequipos arrasan por ostentar una calidad desproporcionada. No obstante…Situémonos:

«Estamos en el 2017 después de Cristo. Toda la NBA ha sucumbido a los superequipos, ¿Toda?¡No! Una aldea poblada por irreductibles jugadores resiste, todavía y como siempre, al invasor. Y la vida no es fácil para las guarniciones de superestrellas en los reducidos campamentos de Tennessee.»

Una aldea sin aspiraciones al trono pero que no rinde sus pendones  ante nadie. Año tras año son subestimados por analistas que no entienden que mala hierba nunca muere. Por sorpresa de los más escépticos ya van siete ediciones consecutivas con presencia en los Playoffs. No por azar los Grizzlies son el único equipo que luce un récord positivo contra los Warriors y los Rockets en la última temporada. Será el ritmo heredado del espíritu de Elvis Presley que aún campa por su ciudad natal o quizás el agua del Missispi que convierte los chavales en hombres. Sea lo que sea,  no cabe duda que en Memphis Grizzlies está prohibido tirar la toalla. En el FedExForum, el feudo de estos guerreros, tienen un lema para referirse a la cultura del empeño, el Grit and Grind. Este nació con Tony Allen que no usaba la palabra rendirse ni en las clases de historia y se expandió como el fuego. Logro contagiar de su mentalidad  a sus compañeros y, a día de hoy,  Marc Gasol y Mike Conley no están dispuestos a dejar extinguir la llama. Actitud, persistencia, sacrificio, no hay ingrediente secreto, todo reside en el esfuerzo.

Tony Allen superequipos
Tony Allen trajo la mentalidad   Fernando Lataillade (SB)

 

La alegoría de David contra Goliat, de Leónidas y los espartanos en las Termópilas provoca que no haya superequipo que quiera cruzarse con los osos en una serie de Playoff. Aunque salgas victorioso sus zarpazos te dejan malherido.  Grabada en la memoria tenemos la machada de 2011 cuando, llegando octavos, vencieron a los Spurs. Pero no hace falta viajar hasta tan lejos, la temporada pasada  Zach Randolph les dio clases de baile a los Warriors comandando una remontada de más de veinte puntos. O, más cerca todavía,  en el curso presente ya han derribado a los Warriors (1-0) y a Houston por partida doble(2-0). Lo que me le lleva a uno a preguntarse: ¿Pero este año no iban a verse aplastados por un oeste atiborrado de talento? ¿No iban a hundirse en la nostalgia tras la fuga de veteranos? Es pronto para cantar victoria, pero, a estas alturas, los Grizzlies ya han cerrado unas cuantas bocas. Quizás la formula para resistirse al maltrato de los superequipos no sea otra que una filosofía a la que agarrarse, la fe ciega, el estilo, el fundamento. Y con esto no estoy queriendo afirmar que los Grizzlies vayan a imponer su voluntad por sobre de las grandes casas, no estoy tan cegado para vislumbrar anillos en un buen arranque tras solo siete partidos, es más bien una exaltación a la resistencia, a que el rival  acose las secuelas de un duelo encarnizado, a morir luchando.