La supervivencia de Kevon Looney en los Warriors

El ala-pívot ha vuelto a ganarse la confianza de Kerr

Kevon Looney Golden State Warriors
Kevon Looney tiene más opciones que nunca para hacerse con un hueco en el equipo – Scott Daniel (CC)

A veces, los equipos son incapaces de ver un gran talento cuando lo tienen delante de sus narices. Es cierto que hay algunos jugadores que nunca podrían ser importantes en la pizarra de otras franquicias que traten de luchar por un campeonato, pero cuando ganar es lo que menos te preocupa porque se ha instalado de manera habitual en tu rutina, es necesario buscar a esos tipos que consigan mantener vivo el balance entre una generación y otra. Golden State Warriors es una organización que cuenta con este tipo de guerreros, aunque la mayoría suelen ser demasiado jóvenes como para hacerse un hueco en la rotación.

Hablamos de nombres como Patrick McCaw, Jordan Bell, Damian Jones, Kevon Looney… Todos ellos buscan, mediante un trabajo incondicional, ganarse un futuro en una franquicia con mucho presente. No es sencillo competir contra los más experimentados que ya llevan más de un anillo a sus espaldas, por lo que los últimos puestos de la rotación se convierten en un auténtico juego de supervivencia por no tener que buscarte las castañas en otra franquicia que te valore aún menos. Ya hemos visto algo parecido con James Michael McAdoo, un ala-pívot que demostró ser capaz de jugar en esta Liga, pero que la falta de protagonismo provocó que los Sixers le mandaran de manera automática a la liga de desarrollo con un ‘two-way contract’.

Es difícil hacerse un nombre siendo tan joven en un equipo como los Warriors; solo algunos privilegiados que llevan el talento escrito a fuego consiguen llevar esta hazaña a cabo. Salta a la vista que Patrick McCaw y Jordan Bell tienen un largo futuro en la competición, pero mientras tanto, todos se olvidan de otros como Damian Jones o Kevon Looney. Ambos, han sufrido lesiones antes de llegar a competir en la NBA, algo que les ha mermado mucho y ha provocado que el ganarse los minutos sea una auténtica proeza. Les ha llevado tiempo, incluso Jones no lo han conseguido todavía, pero con esfuerzo y trabajo todo se puede conseguir.

Este es el claro ejemplo de Kevon Looney, elegido en la trigésima posición del Draft de 2015. Un ala-pívot polivalente que hacía de todo en el esquema defensivo y ofensivo de la Universidad de UCLA. Era capaz de defender al mejor jugador en pista incluso de conseguir buenos porcentajes en el triple. Todo esto se perdió debido a una maldita lesión de cadera que lleva torturándolo desde que se puso esa gorra con el puente de la Bahía en ella. Una temporada entera en el dique seco, más el duro proceso de adaptación que ello conlleva. No fue tarea fácil recuperar su forma física y competir en un equipo que iba de camino a conseguir el mejor récord de la historia en temporada regular.

Cuando Steve Kerr le daba la oportunidad, los nervios invadían el cuerpo de Looney impidiendo así mostrar todo su potencial. No es la primera vez que ha pasado esto con un jugador de los Warriors, y el claro ejemplo está en Patrick McCaw; quien por miedo a equivocarse, rechazó involucrarse en el juego del equipo a pesar de toda la confianza que se había puesto en él. Poco a poco, fue perdiendo esa vergüenza y se ha convertido en lo que es ahora, el futuro relevo perfecto de Andre Iguodala.

Kevon Looney encontró un hogar en Santa Cruz, donde pudo reencontrarse con su mejor juego dejando actuaciones de 20 puntos y 20 rebotes en la Liga de desarrollo. En Oakland, no dudaron en traerlo de vuelta a la plantilla aunque siguió sin ganarse minutos. La temporada pasada fue muy similar a las anteriores, con la diferencia de que consiguió su primer anillo sin haber casi participado durante la temporada y los Playoffs. ¿Quién puede rechazar algo así? Sin embargo, esa recompensa estaba acompañada de la destrucción traidora. Los Warriors dejaban de confiar en él, y no quisieron ejercer su opción de equipo convirtiéndose así en agente libre.

¿Le sorprendió esta decisión? Obviamente no. Ese momento fue una auténtica luz reveladora para él. Se dio cuenta de que debía mejorar su juego y ser más agresivo si quería tener opciones en otra franquicia. Por tanto, se puso el mono de trabajo y sacó el pico y la pala. Jugó seis minutos en el primer partido de la temporada ante Houston Rockets, forzando a los jugadores rivales ha llevar a cabo malas decisiones con un firme trabajo defensivo. Chris Paul todavía recuerda cómo el chico al que nadie presta atención le hizo desperdiciar una ocasión muy favorable para ellos. Sus méritos no le hicieron ganarse más minutos.

Durante los próximos partidos, fue seleccionado para quedarse en la lista de inactivos y dejar paso a los demás; especialmente a un Jordan Bell que ya comenzaba a deslumbrar. Las casualidades del destino le hicieron poder tener una nueva oportunidad donde se marchó a casa con un buen sabor de boca. Tras la expulsión de Draymond Green ante los Wizards, tuvo que ser su reemplazo y disputó minutos junto con los titulares. Esto se tradujo en siete puntos muy importantes en los últimos minutos y ser partícipe en la increíble remontada donde consiguieron sobreponerse a una ventaja de 18 puntos.

Steve Kerr ha vuelto a enamorarse de su juego y se ha convertido en el pívot con más minutos disputados en los últimos cinco partidos por delante de David West y Zaza Pachulia. Su defensa, principalmente, está aportando sobre la mesa algo diferente y muy necesario en este equipo. Y todo esto ha dado lugar a que los Warriors se planteen seriamente el volver a firmarlo este verano con un contrato por el mínimo. Ha conseguido sobreponerse a las adversidades y ya comienza a parecerse un poco más a aquel Kevon que vimos en UCLA.