Charlotte Hornets: ¿y ahora qué?

Momento clave en el proyecto tras el mal inicio de temporada

Kemba Walker Charlotte Hornets
Charlotte Hornets ante una difícil decisión – Nil Alemany, (SB)

Charlotte Hornets vive una difícil situación deportiva y ha llegado el momento de decidir el camino a seguir, no sólo ahora, sino en un futuro. Con un balance de 13 victorias por 23 derrotas, empatados con equipos como Brooklyn Nets y Chicago Bulls y únicamente por encima de dos proyectos en reconstrucción como Orlando Magic y Atlanta Hawks en su Conferencia el término decepcionante se queda corto.

Pero empecemos por el principio. En el verano de 2011 Rich Cho, que había salido de Portland Trail Blazzers firma como General Manager de, por aquel entonces, Charlotte Bobcats. Sólo unos días más tarde se realizó el que, con el paso del tiempo, se ha visto que es de largo su mejor acierto: la elección de Kemba Walker con el número 9 del draft.

Esa temporada, con la mente puesta en el draft y en rehacer la plantilla, únicamente se ganan 7 partidos de liga y se convirtieron en el peor equipo de la historia de la NBA. Una marca que aún no ha sido “superada”. Tampoco es que la jugada saliera especialmente bien ya que no pudieron conseguir en número 1, que no era otro que Anthony Davis, un jugador para marcar una época. En su lugar, con el segundo puesto del draft eligieron a Michael Kidd-Gilchrist. Un jugador que podría ser importante en cualquier equipo por su nivel defensivo, pero a todas luces, lejos de ser una estrella. Como curiosidad, por el alero dejaron de elegir a Bradley Beal, Damian Lillard, Andre Drummond, Harrison Barnes o Draymond Green.

Había empezado un camino por el desierto con la mira puesta en el futuro

El siguiente paso importante en esta historia tiene que esperar hasta la temporada 2013-2014 cuando se firma como entrenador a Steve Clifford. La apuesta es fuerte dado que Clifford, pese haber sido asistente en los Orlando Magic finalistas de la NBA y en Los Ángeles Lakers nunca había tenido la oportunidad de ser entrenador jefe en la NBA.

La idea de Michael Jordan, propietario de los Charlotte Hornets, es clara: crear un aspirante en la Conferencia Este.

Rich Cho en la gerencia, Steve Clifford en el banquillo y Kemba Walker liderando en la cancha. Buscando la estabilidad y sin dar bandazos, consecuentes de que la paciencia debe ser un factor importante ya que la empresa no es pequeña.


Y el proyecto empieza a responder. En ese primer año se vuelven a alcanzar los Playoffs tras tres temporadas y, dos años más tarde, se vuelven a alcanzar llegando hasta las 48 victorias y con sensaciones de equipo serio, en pleno crecimiento, duros en su campo y, sobretodo, con una identidad clara, algo muy difícil de conseguir.

Sin embargo, hasta ahí llegó el cuento. Jugadores como importantes como Nicolas Batum o Marvin Williams acababan contrato y fue necesario un esfuerzo financiero para poder retenerlos, especialmente con el francés, y no desmontar la plantilla. Esto dejó nulo espacio para nuevas piezas. Además, Jeremy Lin decidió regresar Nueva York de la mano de Brooklyn Nets y su hueco no se consiguió rellenar.

El año siguiente, marcado por lesiones, hubo una regresión tanto en juego como, sobretodo en victorias, quedando fuera de la postemporada.

Así pues, este año se concebía muy importante en el seno de la franquicia. Es el último año de contrato de Rich Cho, y el que viene lo será tanto de Steve Clifford como, sobretodo, de Kemba Walker. Por lo tanto, este próximo verano se debe tomar la decisión de traspasarlo o arriesgarse a perderle posteriormente gratis.

Con el fin de evitar el que el proyecto acabe antes de hora y sin cumplir los objetivos, se ha apostado fuerte por Dwight Howard, y lo cierto es que el pívot está respondiendo, pero no así el resto del equipo. Y el espacio salarial, con los contratos del propio como Howard como de Batum especialmente, dejan poco hueco a que se firmen agentes libres. Además, ni la ciudad ni el número de victorias lo hacen un destino atractivo.

Por todo ello ha llegado el momento de replantearse el proyecto: ¿deben los Charlotte Hornets seguir apostando por el núcleo Kemba+Batum+Howard y confiar en que con algún retoque la dinámica mejore? ¿Y Rich Cho? ¿Debe seguir más allá del verano?

Por otro lado, en el caso de que se quisiera reconstruir, no hay que olvidar que tampoco sería de cero, puesto que ya hay cimientos pensando en el futuro. Así, con una de las plantillas más jóvenes de toda la liga, tres nombres pueden ser importantes dentro de no tanto tiempo. Por un lado, por supuesto, el rookie Malik Monk, la apuesta del último draft y con un talento ofensivo enorme, pero con déficits tanto en defensa como en lectura y selección de tiros. Es joven, únicamente 19 años y si tiene una progresión aceptable podemos estar hablando de un jugador para vivir por encima de los 20 puntos por partidos dentro de unas temporadas.

El segundo nombre a tener en cuenta es Jeremy Lamb, el cual ha mostrado muy buen rendimiento durante la ausencia de Nicolas Batum, pero que ha perdido importancia con la vuelta del escolta francés. Y, por último Frank Kaminsky, que ha hecho de su irregularidad la tónica de su juego, al que además se le acusa de blando en defensa pero que posee un buen juego de pies y muy buena muñeca para tirar de tres, algo muy útil hoy en día y más en un jugador de su estatura.


Hay mimbres tanto para apostar por el proyecto hasta sus últimas consecuencias, como para reconstruir.

Y parece que ya se ha tomado una decisión

Esta semana hemos visto que Stephen Silas, entrenador de Charlotte Hornets durante la ausencia por enfermedad de Clifford, ha mandado con el beneplácito de la gerencia a Malik Monk y Dwayne Bacon a su equipo afiliado en la Liga de Desarrollo. Si bien, Monk ya ha vuelto con el primer equipo y Bacon se está saliendo en una liga que se le queda pequeña (38.5 puntos, 8 rebotes y 5.5 asistencias de media en dos partidos) el mensaje es claro: cortar momentáneamente el progreso y los minutos NBA de sus dos elecciones de este año en el draft a cambio de luchar por conseguir victorias.

Por una parte, es bonito ver como un proyecto lucha hasta el final aún cuando todo parece salir mal y no dejarse llevar por el tanking. Sin embargo, es de vital importancia recuperar ya la senda de las victorias si no quieren quedarse en la mayor de las nadas.