ANÁLISIS | La final de Copa que no entenderá de historias ni revanchas

Quince años después, Unicaja se enfrentará al Real Madrid

Hay pocos acontecimientos en el baloncesto español más apasionantes que una final de Copa del Rey. Este año, la ciudad de Málaga, está ofreciendo un espectáculo sin parangón que llevaba sin ofrecer desde el año 2014, con sorpresas como la de Valencia Basket o alegrías como la de Unicaja, que ayer, se fundía en cánticos con su afición.

Está siendo un fin de semana plácido para los dos finalistas, que hoy, ta y como pasara hace quince años en Zaragoza, volverán a medirse en una final plagada de historia, no sólo por los precedentes entre los dos equipos, sino también por ser una de las últimas finales de la vieja guardia; Felipe Reyes. O no, quizás nos sorprenda a todos este verano.

Sea como sea, lo de hoy, como todos los años, será un acontecimiento histórico. El aspirante, en su casa y con su gente, contra el campeón, ante sí mismos por lo sucedido los últimos dos años y delante de un equipazo como Unicaja.

El Real Madrid, a revivir al «rey de Copas»

Hace dos años ya que el Real Madrid no se alza con el título de Copa del Rey. Los blancos parecen querer redimirse de las dos últimas finales perdidas ante el FC Barcelona, y lo hacen mostrando su mejor versión de la temporada; la que gana partidos por diferencias grandes y la que defiende tan duro que, por momentos, parece imposible anotarles puntos.

Pues Pablo Laso tiene razón, esta final será completamente diferente a las vividas estas últimas dos ediciones. A diferencia que en 2019, el público dará a Unicaja la condición de anfitrión, con todo lo que eso conlleva, y con precedente negativo para los suyos. Las ganas del aspirante, ante la responsabilidad del que lleva sin ganar un título mucho y quiere revertir la situación, a pesar de ser favorito, pueden pesar tanto a su favor como en su contra.

Pero, para hablar del Madrid, desde hace unos pocos años, del que hay que hablar es de Facundo Campazzo. Es el mejor base de Europa, y lo demuestra cada noche. Otro candidato al MVP Movistar de la competición, el Facu está empezando a quedarse sin adjetivos, dejando simplemente que su juego hable por sí mismo, que es la mejor manera que tiene para comunicarse. Su conexión con cualquier cosa que ocurre sobre la pista en ataque y en defensa es total, se encuentra en un momento de esplendor físico y va sobrado de inspiración. Estamos viendo, además, al Campazzo más eficiente, al Campazzo que más produce en menos tiempo. A partido único, producciones como la de ayer son cruciales, y más allá de Alberto Díaz, hay muy pocos defensores en el 1vs1 que puedan detenerlo. Si es que hay algún defensor que pueda pararle en Europa, claro.

El daño que pueda hacer el Madrid desde la zona será otra de las claves para el partido. Unicaja cuenta tan sólo con un jugador que supera los 2,13, que es Rubén Guerrero. La falta de centímetros de Deon Thompson y de Volodymir Gerun será algo que los pívots madridistas, sobre todo Walter Tavares, intentarán explotar al máximo. No tanto desde situaciones de poste bajo, pero sí desde el rebote ofensivo o el pick&roll, algo que al pívot cajista le cuesta todavía defender.

Por último, es difícil no recordar la atención que genera Sergi Llull en este tipo de partidos. Ya avisó ante Bilbao Basket, y básicamente, estos partidos son suyos. Desde el plano de vista técnico y todo el espacio que genera, y sobre todo desde el plano anímico, por todo lo que contagia al equipo. Su pareja de baile rotará entre Alberto Díaz y Darío Brizuela, pues todo parece indicar que Jaime Fernández estará emparejado con el Facu. La vieja guardia con Felipe Reyes, que ayer hizo un buen partido, serán claves para atacar a la segunda unidad local.

Unicaja, a repetir la gesta quince años después

La narrativa de Unicaja es completamente diferente. Que la del Real Madrid, y que hace quince años. En el Príncipe Felipe de Zaragoza, ante el mismo rival, conseguían la única Copa del Rey con la que cuentan en sus filas. Aquellos Garbajosa, Hermann, Berni Rodríguez, Pepe Sánchez y compañía sí que jugaron Euroliga, y sí que eran uno de los equipos a tener en cuenta en lo más alto del panorama europeo. Muchos de ellos serían campeones del mundo pocos meses después, acabarían dando el salto a la NBA o conseguirían jugar en competición europea por muchos años. Y en el caso de Fran Vázquez, incluso ganarla.

A diferencia de aquel año 2005, la diferencia de Unicaja con el Real Madrid, sobre todo a nivel físico, es mucho más amplia. Es un hecho que esta temporada ha sido todo lo fácil que podía ser para ellos, que el inicio de temporada de los de Luis Casimiro hizo dudar con motivo sobre el nivel real de este equipo y que la falta de base o las carencias en el juego interior estaban haciendo mucho daño a la rotación. Sin embargo, a medida que han ido pasando los meses, y gracias a algún que otro fichaje que no se esperaba, esta situación se ha tornado a base de victorias, juego alegre y una plantilla más implicada, llegando a punto para el momento crucial de la temporada. En el momento que tenían que hacerlo, ante su afición y en su casa. En su Copa.

El nivel de confianza del talento español es el que está catalizando todas las opciones de Unicaja durante esta Copa de Rey. Los mejores minutos, tanto de la competición como de la temporada, están llegando en esta Copa a través de la fórmula Jaime Fernández – Alberto Díaz – Darío Brizuela – Carlos Suárez – Rubén Guerrero. Con ellos cinco en pista, juntos la mayoría de los minutos, la media de la diferencia generada estuvo ayer en 21,8, ponderando todos los +/- de los cinco y dividiendo el resultado entre cinco. Por separado, sus números están siendo de:

  • Alberto Díaz: 10,5 puntos, 3 rebotes, 3 asistencias, 2 robos y 5-11 en triples.
  • Jaime Fernández: 14 puntos, 3,5 rebotes, 5,5 asistencias, 1,5 robos y 50 % en tiros de campo (11-22).
  • Darío Brizuela: 8,5 puntos y 2,5 rebotes.
  • Carlos Suárez: 3,5 puntos, 6 rebotes, 4 asistencias y
  • Rubén Guerrero: 9 puntos, 8,5 rebotes y 61,5 % en tiros de campo (8-13).

Darío Brizuela fue el principal precursor de la remontada del tercer cuarto ante Casademont Zaragoza. El rol de salir desde el banquillo le está yendo bien para explotar sus capacidades, y está ayudando al equipo a desatascar partidos en ataque. Rubén Guerrero, por otra parte, se encuentra en un momento de dulce. Parece casi imposible arrebatarle un rebote ofensivo o evitar que anote debajo del aro, ayer ya lo demostró ante uno de los juegos interiores más duros de la liga, ratificando lo que se lleva pensando ya unos meses: es una de las revelaciones de la temporada. El nivel de confianza de Alberto Díaz recuerda a aquel MVP de la final de la Eurocup en 2017, enchufado como nunca desde la línea de tres puntos y liderando la defensa exterior que tantas alegrías dio ante MoraBanc Andorra. Y Carlos Suárez, que trabajando en el silencio desde tiempos que ya empieza a costar recordar, sigue equilibrando al equipo.

Por que la mención de Jaime Fernández debe ser a parte. Pocos merecen tanto esta alegría como él, que no pudo disputar el año pasado la Copa en su ciudad por una lesión en el bíceps femoral y que este fin de semana está siendo el líder de su equipo. Desde la organización de juego ante Casademont Zaragoza, y con unos minutos espectaculares en sel segundo cuarto ante MoraBanc que decidieron el partido. Está jugando de base, un rol que con los años ha ejercido menos y en el que sigue siendo muy eficiente, sobre todo a partido único. En él recaen las responsabilidades de balón en el juego estático (en carrera están siendo de Josh Adams), y está respondiendo con su mejor versión, la que poco a poco está recuperando después de un inicio de temporada complicado. Y aplicando, como siempre, ese punto de descaro que le caracteriza tanto.

Para ganar al Real Madrid, Unicaja deberá entender el partido de la misma manera de la que ha entendido la semifinal, y de manera contraria a la que entendió los cuartos. Es decir, conectados al partido los cuarenta minutos y dominando aspectos como la defensa exterior, el entendimiento en los cambios y peleando mucho en la batalla por el rebote. Delante no estarán Moussa Diagné ni Dejan Todorovic, sino que estarán Walter Tavares y Gabriel Deck, con lo cual, el reto será mucho mayor, y necesitará de una implicación mayor todavía para los malagueños.

Una final que decidirá la defensa

El denominador común que ha decidido las dos semifinales ha sido la excelencia defensiva mostrada por los dos equipos vencedores. Unicaja desde la corrección y el orden exterior, y el Real Madrid apoyado en sus dos virtudes más evidentes, la defensa interior y el ataque de las líneas de pase. Los siete robos de Facundo Campazzo, los tres tapones de Tavares o los 59 puntos y el 8-28 en triples de MoraBanc Andorra no fueron ayer casualidad, fueron consecuencia.

Consecuencia de un planteamiento que, quien ejecute mejor, decidirá la final. Laso tiene muchas más alternativas para poder ganarle la partida a Casimiro, pero el segundo no se queda corto, y si consigue hacer una buena gestión de sus recursos, mayoritariamente a nivel exterior, podrá igualar en este aspecto al Real Madrid. Todo pasa por aquí, por hacer un partido sólido desde atrás y limitar las opciones el uno del otro.


Quedan pocas horas para que el balón eche a rodar. Todo está preparado en el Martín Carpena para albergar una de las finales de Copa del Rey más apasionantes de los últimos años, por lo que significa para el campeón, el Real Madrid, y para el aspirante, Unicaja de Málaga. Esta tarde, a las 18:30, comienza el espectáculo.